Cuando leí la sinopsis de este libro pensé: es la realidad. Pero en pleno siglo XXI ¿cómo puede seguir siendo así?A lo largo de la historia ha faltado, y falta, más investigación sobre las mujeres, que junto a que se ha supuesto que padecemos las mismas enfermedades que los hombres, es motivo de nuestra invisibilidad en la medicina.
Llegar a un diagnóstico de muchos de los síntomas con los que las mujeres acudimos al médico suele ser erróneo, pues bastantes veces parten de la base de que “no tenga nada”, y esto retrasa y obstaculiza el que se dé un tratamiento correcto.
Muchas veces, antes de empezar a hacer pruebas para averiguar que nos pasa, se nos recetan ansiolíticos y psicofármacos, porque se relacionan los síntomas (sin comprobar científicamente) con problemas psicológicos.
Sobre lo anterior y ampliando mucho más los temas relacionados con la mujer, la salud y la medicina, Carme Valls explica diversas situaciones con ejemplos, datos contrastados, estadísticas y como podría mejorar la atención a la salud.
Es un libro que he leído despacio, porque es mucha la información que aporta. Y me ha gustado como expone los temas.
Y ya hacia el final habla de algo muy interesante que es que quizá deberíamos acuñar una nueva definición de salud. Ya no nos sirve la salud como ausencia de enfermedad o como simple estado de bienestar. Si hemos de dar vida a los años, necesitamos una salud para disfrutar.
Algunas frases del libro:
“Cuando un ser humano interioriza el desprecio de los demás acaba sintiendo que no es nada ni nadie se hace invisible no solo para los demás, sino también para sí mismo.”
“A muchas mujeres les gustaría ser libres para decidir lo que hacen o no con sus vidas y con su futuro, y los que se afanan en declararlas culpables en nombre de la vida deberían dedicar sus esfuerzos a conseguir las condiciones materiales que eliminen el entorno de miseria, pobreza y mugre, creando un entorno que permita realmente a esas mujeres empezar a vivir una vida plena de verdad.”
“Creo que la promoción de salud de las mujeres pasa por que recuperen sus derechos y su capacidad de decisión, para convertirse en ciudadanas que participen en el debate público que ha de regir los destinos de su entorno.”
Contracubierta o parte de esta:
¿Por qué cuando un hombre acude con dolor torácico a urgencias se le somete inmediatamente a un electrocardiograma y cuando es una mujer quien presenta idénticos síntomas se le da un ansiolítico? ¿Por qué una mujer estresada es tachada de histérica y en cambio el hombre padece con toda probabilidad el peso de la responsabilidad? ¿Por qué a las mujeres se les exige una perfección física imposible de alcanzar y un hombre con canas y curva de la felicidad es, sencillamente, un madurito interesante? ¿Por qué las mujeres continúan siendo invisibles para la medicina?
El cáncer de mama, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades mentales sin tratamiento, englobadas aún bajo el triste calificativo freudiano de histeria, la osteoporosis y otras enfermedades asociadas a la menopausia no son más que algunos ejemplos que, junto a la anorexia o la bulimia, hijas del tiránico culto al cuerpo, claman por una medicina adaptada a la mujer.
Imagen de la cubierta: Kike de la Rubia