Yo fui a EGB en los años setenta y, sin nostalgias pero
devolviéndome muchos recuerdos, este libro me ha hecho revivir una época que
según he comprobado casi el 80% de su contenido formó parte de mi existencia.
Lo cual me ha dejado sorprendida y me ha hecho pensar sobre toda mi generación
y la cantidad de cosas que creía haber sido la única que había vivido, y he
comprobado que no era así. Los propios autores nos dicen el por qué quizá
éramos todos tan iguales: “no había tantos estímulos como pueden haber ahora;
solo teníamos dos canales de televisión, la oferta musical era menor, como la
ropa, los juguetes y la manera de pasar el tiempo.”
Es
un recopilatorio bastante amplio de las costumbres, tópicos, manías, momentos,
cosas y guiños de aquella época, acompañados de bastantes imágenes. En el
prólogo ya nos dicen que muchas se han quedado en el tintero, pero continúan
publicando donde empezaron esta aventura: en su blog, facebook y twitter.
Hablar de este libro es hablar de mi pasado y, tal
vez, conocerme un poquito más. Repasando los diez capítulos en que se divide,
con títulos bastante evocadores, y que creo que los autores no han olvidado
ningún tema, como: "¿Qué queréis merendar?", "Enamorado
de la moda juvenil", "Al recreo", "Aparta, que no veo la
tele", "Carnet de videoclub", "A clase", "En el
auto de papá", "Tópicos, (¿a que tú también hacías…?)", "Si
pasas por el quiosco, tráeme…" y "De doble pletina". Pues entre
muchas de las cosas que comentan yo era de: helado de corte (mejor el triple); sugus (tampoco he
visto nunca una piña azul); pan con chocolate; leotardos debajo de los vaqueros
Lee y suéter de cuello cisne; un Casio en la Comunión; zapatillas Paredes;
churro va (sobre este juego que en el libro lo califica como netamente
masculino, debo decir que en mi cole, al que sólo íbamos chicas (cosas de la
época), nos encantaba jugar, pero lo hacíamos a escondidas en algún rincón del
patio, hasta que nos pillaba alguna monja y nuestra frase de “Churro,
mediamanga, mangotero. Adivinas lo que tengo en el puchero?” quedaba eclipsada
por : “no es un juego de señoritas”); Nancy; Heidi; Los payasos de la tele; La
familia Telerín; Un, dos, tres ; Grease (aún recuerdo la inmensa cola para
comprar las entradas el día del estreno); cartillas Rubio; colección Olé (en
los tebeos he echado de menos “Pumby”, ese gato feliz, y sus amigos Blanquita y
el profesor Chivete. Mis acompañantes nocturnos en casa de mis abuelos
maternos. Pero al ser de un autor valenciano y publicado por una editorial de
aquí lo mismo no llegó a todas partes); las aventuras de Los cinco; Superpop;
Leif Garrett (que fue mi primer concierto en directo); cuadros de hilos; plinto
y potro (y yo que hasta ahora creía que sólo en mi cole nos preparaban para las
olimpiadas); grabar cassettes de la radio... y creo que podría seguir
nombrando, porque como he dicho al principio la mayoría de estos recuerdos son
también míos.
Este libro lo pidieron mis hijas a los Reyes Magos (yo
no conocí en mi niñez a Papá Noel) para mi y su padre, que somos de esta
generación EGB tan distinta, en algunos aspectos, a la de ellas, pero ahora
podemos compartir esa parte de nuestras vidas sentándonos en el sofá, leyendo y
viendo el contenido de este libro. Por cierto, muy bien editado, con muchos
detalles que contribuyen a trasladarnos a aquella época, pero sin nostalgias.
Algunas frases del libro:
“No somos nostálgicos,
más que nada porque no hay nostalgias como las de antes”
“Por mi y por todos mis compañeros y por mi primero.”
“Boli de cuatro colores: El rojo, el negro y el azul
vale, pero ¿el verde?, ¿para qué podíamos necesitar un boli verde? Ah, vale,
para intentar bajar las cuatro minas a la vez apretando sus cuatro botones, esa
era la gracia.”
“¿Cómo están ustedes?”
Contracubierta o parte de la misma:
Si te aprendiste los ríos y las cordilleras mientras mordisqueabas una
goma Milán, si comiste empanadillas en Móstoles, si estabas entre dos tierras y
no encontrabas el sitio de tu recreo, si para ti el tiempo era oro y jugabas al
Precio justo, seguro que fuiste a EGB. Si llevabas hombreras o te echabas laca
Nelly, si lo primero que leíste fue El libro gordo de Petete, si tu primera
lágrima fue porque Marco no encontraba a su madre, si el primer polo que te
comiste fue un Frigodedo, no hay duda de que tú también fuiste a EGB. Los
pitufos, Naranjito, Parchís, ET, las chapas, el Seiscientos, Orzowei, los
minerales, los gusanos de seda, los Rotring, la Teleindiscreta, la abeja Maya,
los lagartos de V, la Botilde, The Final Countdown...
Todos los que fuimos a EGB sabemos que hay mil
historias que contar, y estamos deseando retroceder en el tiempo para
recordarlas todas en un libro totalmente ilustrado y escrito por los autores
del exitoso blog Yo fui a EGB.