Este
escritor va superándose así mismo en cada nueva novela,
convirtiéndose cada vez en más experto en thrillers.
En
“Reina roja” consigue atrapar al lector desde el principio
gracias a capítulos cortos y a una trama bien elaborada, que no deja
intuir demasiado, sorprendiendo constantemente y con una buena dosis
de acción.
Pero
esta historia no es solo argumento, también tiene unos personajes
que hacen más intenso todo.
Antonia
Scott, un mujer peculiar, de la que a cuentagotas iremos conociendo
su complejo perfil. Siendo clave la carga que continua llevando de su
pasado. Y como dato interesante la buena relación con su abuela, su
ayuda en la distancia, una mujer que esperaba que saliera más en el
libro.
Jon,
es inspector de policía, al que un hecho reciente le transforma su
vida laboral, y que también lleva su lastre en el camino. Y del que
sobre todo sabremos que no está gordo sino, como hubiera dicho mi
abuela, es ancho de espaldas.
Ambos
parecen muy diferentes, pero los dos tienen en común que necesitan
salir a flote. Siendo la complicidad que surge entre ellos un punto
de unión que les hará bien.
Y
quien los junta para trabajar es Mentor, un hombre misterioso, que
está detrás de un ambicioso proyecto de colaboración entre países
europeos.
Por
supuesto esta pareja de investigadores tendrán que encontrar al
malo, un personaje que poco a poco irá definiéndose, o por lo menos
eso creeremos.
Pero
también hay otros personajes relevantes, algunos pueden ser
fácilmente identificables con personas reales, aunque como suele
decirse “todo parecido con la realidad es pura coincidencia”. A
través de ellos hace una clara crítica social.
Y
según avanza el relato van apareciendo otros con intervenciones más
cortas pero que ayudan a completar el puzzle.
Entre
medias encontramos algunas indirectas (muy directas) sobre la
sociedad actual, así como frases claramente identificables de
canciones de Joaquín Sabina. Lo mismo que algunos puntitos de
ironía. Y curiosidades muy interesantes como los qanats en Madrid.
Pero lo que prevalece todo el tiempo es intriga y tensión hasta la
última página, porque no todo es lo que parece, o lo que nos hace
ir creyendo el autor.
Algunas frases del libro:
“Para
encontrar cualquier solución hay que saber dónde estás respecto al
problema.”
“El mundo está manejado por los mediocres, los egoístas y los idiotas. Muy especialmente estos últimos.”
“Las mejores réplicas se te ocurren siempre después.”
“¿En qué momento dejamos de ser los cazadores para convertirnos en presas?”
“Hacer lo correcto está al alcance de muy pocos.”
Contracubierta o parte de la misma:
Antonia
Scott es especial. Muy especial.
No
es policía ni criminalista. Nunca ha empuñado un arma ni llevado
una placa, y, sin embargo, ha resuelto decenas de crímenes.
Pero
hace un tiempo que Antonia no sale de su ático de Lavapiés. Las
cosas que ha perdido le importan mucho más que las que le esperan
ahí fuera.
Tampoco
recibe visitas. Por eso no le gusta nada, nada, cuando escucha unos
pasos desconocidos subiendo las escaleras hasta el último piso.
Sea
quien sea, Antonia está segura de que viene a buscarla.
Y
eso le gusta aún menos.
Imagen
de la contracubierta: fotografía de Mariela Apollonio
Otros
libros de este autor reseñados en este blog: “Cicatriz” (enlace
aquí) y “El paciente” (enlace aquí)