En un viaje el trayecto de regreso es el más íntimo. En él se va recordando con mimo los momentos más especiales: nombres, palabras, la calle en penumbra, una noche de ciento, aquella carrera en la lluvia, unos pies descalzos, una mano entrelazada a la tuya, quizá una risa, quizá mil lágrimas, una nube, una luna, una nota en un espejo, una canción que mal sabría perderla... detalles e instantes de esa vida que nunca volverá a ser aunque pudiéramos regresar.
Yayo y yaya es como llaman en Levante a los abuelos y abuelas. Yayerías son las historias de sus miradas, las miradas del abuelo y abuela de antes, los del regazo, los del olor a bizcocho, los sin prisa para medir el tiempo. Esa mirada de a quien el viaje se le acaba y quiere que su canción no se olvide.
De la mano del humor, el amor y la vida, con todo lo que ella trae, Yayerías nos sumerge en el lado más humano y cercano de la nostalgia.