Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

martes, 27 de diciembre de 2022

SI NOS ENSEÑARAN A PERDER GANARÍAMOS SIEMPRE de Albert Espinosa

Esta lectura, como otros libros que he leído de Albert Espinosa, tiene algo de autoayuda, mucho de palabras que sanan y una pizca de él mismo. Creo que precisamente eso es lo que define su propio estilo narrativo.
De los diecinueve relatos no voy a destacar ninguno, pues en todos he encontrado cosillas que dejan su poso, que te hacen parar un momento y reflexionar sobre la situación que está describiendo. Circunstancias que llegan a transmitir cierto dolor y, sobre todo, variedad de emociones. Pues trata temas que no dejan indiferente. Además, las historias sorprenden con finales inesperados.
Tanto en el prólogo como en el epílogo explica con detalle como ha llegado a escribir este libro, lo que hace que podamos conocerle un poco más.
El formato que ha elegido para introducir cada relato es original y está muy cuidado. Una entrada de cine y unas ilustraciones que son como fotogramas nos invitan a sumergirnos en cada historia como si se tratara de una película.
Precisamente con respecto a las imágenes de Vero Navarro, son tan realistas que parecen fotografías.
Otro punto destacable son la elección de frases de sus otros libros y de diferentes personas de ámbitos diversos, que son muy válidas para aplicarlas en nuestra vida, o como mínimo para al leerlas sentir algo especial.

Algunas frases del libro:
“Necesitamos tanto creer en imposibles cuando estamos desesperados.”

“Si tienes a tu madre a tu lado, ¿de qué te puedes quejar?”

“Él jamás intentaba convencer a nadie para que leyese, decía que cada uno encuentra los libros cuando necesita las palabras sabias de otros para sanarse.”

Contracubierta o parte de esta:
Si miras la vida de cerca, no tiene ningún sentido. ¡Aléjate y disfrútala!

Ilustraciones de Vero Navarro


martes, 20 de diciembre de 2022

MI MADRE ERA DE MARIÚPOL de Natascha Wodin


Desde hace unos meses la ciudad de Mariúpol ha vuelto a estar en los titulares de las noticias, por la guerra de Ucrania. Y tal vez por ese motivo me llamó la atención el título de este libro. El resultado ha sido que he leído un relato estremecedor, porque lo que descubrió la autora sobre lo que vivió su familia es impresionante, junto a su propia niñez marcada, entre otras cosas, por vivir en un gueto.
El comienzo del libro es suave. Relata como inició la búsqueda de sus orígenes como quien sencillamente quiere tener su árbol genealógico, pero poco a poco va in crescendo, sobre todo cuando describe la historia de su familia en Ucrania primero marcada por la dictadura de Stalin, luego con la llegada de los alemanes bajo el mandato de Hitler, y a continuación la deportación de sus padres a un campo de trabajos forzados de Alemania en 1944. Convirtiéndose toda la población ucraniana en víctimas de los dos dictadores.
La autora que siente que es una persona sin orígenes ni raíces, ansía averiguar su pasado. Necesita encontrar sus lazos de sangre. Y consigue empezar a estirar del hilo cuando, después de haber hecho muchas búsquedas en el buscador ruso de internet tecleando el nombre de su madre, Yevguenia Yákovlevna Iváshchenko, sin resultados, llegó un día en el año 2013 que encontró una referencia. A partir de ahí, no sin grandes complicaciones, fue obteniendo pequeños resultados que le iban llevando de un lado a otro, y así poco a poco fue reconstruyendo el puzle de su familia. También le ayudaron a cuadrar la realidad sus recuerdos infantiles que, aunque con el paso del tiempo pensaba que serían más imaginaciones, al final tenía mucho de real. Y por supuesto los diarios de su tía Lidia, que escribió con 80 años.
La historia que narra deja mucha huella por los temas que trata. Tanto los que afectaron a todo un país como la gran hambruna “holodomor” en Ucrania en 1932, provocada por Stalin, que principalmente fue un genocidio del pueblo ucraniano. O la operación Barbarroja de Hitler, tomando posesión de Mariúpol en 1941. Y es que, aunque hay más libros y películas sobre el exterminio de judíos, debemos saber que también lo hubo de eslavos. El motivo fue el interés por expandir su territorio, yendo a por ellos para utilizarlos a su servicio, y así dejar hueco a la raza aria. Además, el recluirlos en campos de trabajos forzados era una forma de mantenerlos sin cultura ni educación para poder manejarlos a su antojo.
A su vez como consecuencia de esas tremendas situaciones está lo que le afectó a nivel personal. Sus padres fueron deportados, alejándoles del resto de su familia y perdiendo el contacto con ellos. Al igual que muchas otras personas, fueron sacados de sus casas, a la fuerza, sin saber a donde los llevaban, tratados como animales, ni siquiera se les reconocía con su nombre, tan solo eran números, pasaron a ser personas anónimas.
Ha sido duro, muy duro, ponerse en la piel de Natascha Wodin. Aún así es una de esas lecturas que es necesario conocer, que todo el mundo debería conocer, para que nunca más vuelva a pasar. Aunque por desgracia la actualidad del pueblo ucraniano vuelve a ser terrible.

Algunas frases del libro:
“No tenía idea de quiénes eran todas esas gentes con las que convivíamos en los distintos guetos de la posguerra, ni de cómo habían llegado a Alemania: aquellos rumanos, checos, polacos, búlgaros, yugoslavos, húngaros, letones, lituanos, azerbaiyanos y muchos otros que, pese a una confusión babilónica, se comunicaban de alguna manera. Solo sabía que pertenecía a una especie de escoria humana, a alguna basura residual de la guerra.”

“Su enfermedad más grave es la nostalgia de su casa.”

Contracubierta o parte de esta:
“Si tú hubieras visto lo que he visto yo…”, solía repetir la madre de Natascha Wodin, una frase cuyo misterioso significado se llevaría a la tumba. Su hija tenía entonces diez años y era apenas consciente de que formaba parte de un subgrupo humano, una especie de residuo de la guerra. ¿Por qué vivían en un campo para personas desplazadas? ¿De dónde era su madre? ¿Y qué le había sucedido? Solo décadas después se atrevió a abrir la caja negra de su origen.

Traducción de Richard Gross
Título original: Sie kam aus Mariupol

Imagen de la cubierta: Archive image / Alamy