Es
una historia que me ha llegado mucho, me ha hecho reír, entristecer,
emocionarme, querer a los personajes, identificarme con ellos, aunque
ningún personaje me recuerde a nadie concreto pero todos juntos me
recuerden a mucha gente. Ha sido una fusión entre esta novela y mi
corazón. Es un libro que no voy a dejar de recomendar, del que ya he
releído partes, y no será la última vez que lo haga.
Transcurre
durante una cena de Nochevieja, pero el narrador, que es uno de los
personajes, Fer, también habla de hechos pasados, que complementan
el momento presente.
La
madre, que se llama Amalia y tiene 65 años, ha conseguido reunir a
su familia después de varios años de tentativas que quedaron
frustradas. Acuden sus hijos, Silvia, Fer y Emma, más la novia de
esta última, y Eduardo el hermano de Amalia. Son dos generaciones de
hermanos, se juntan 5 y “la añadida”, los de sangre y la que no,
en una mesa dispuesta para 7, que tiene su por qué.
Amalia
vive sola desde su divorcio, con la compañía de su perrita Shirley.
Con este nuevo estado civil le llegó la libertad y el no tener que
rendir cuentas a nadie, pues anteriormente vivió mucho tiempo con
miedo a equivocarse, a hacer mal las cosas, a tomar decisiones. Su
nueva vida arrancó casi como una aventura, como una joven que se
independiza, pero sobre todo con ilusión y alegría, es optimista,
se siente cómoda. Continúa sorprendiendo a sus hijos por su
actitud, sus desmanes, su desorden, su vulnerabilidad, sus pequeños
incidentes porque casi no ve, piensan que nunca madurará. Su diálogo
es maravilloso, con esa manera tan suya de decir las cosas, que de
tan simple no necesita más, convirtiendo datos sin importancia en
titulares, entrelazando su discurso sin freno, sin saber ni quererle
darle fin, divagando en su propio universo, con unas salidas
impresionantes e hilarantes. Pero lo que más destaco, porque me han
transmitido mucho, son sus pequeños detalles, sus intervenciones en
los momentos necesarios para sus hijos, su actitud ante la vida.
Silvia
ejerce de hermana mayor, tiene obsesión por la limpieza, es doña
método. Pero antes hubo una Silvia distinta porque no había vivido
todavía lo que la hizo cambiar de carácter hasta convertirse en
quien es.
Emma
y su novia Olga (la añadida) parecen contrapuestas, pero juntas han
emprendido un negocio de casa rural que les ha producido un cambio en
sus vidas, pues Emma arrastra consigo un pasado.
Fer
es el narrador y, por tanto, va dando la visión de los
acontecimientos. Con Silvia comparte algo que ella tiene que contar.
Con Emma comparte un abrazo que solo se dan ellos, de hermanos que
han vivido mucho juntos aunque no siempre sepan contárselo. Con su
madre comparte momentos que tienen un punto entrañable junto a otro
divertido. Y tiene un perro gran danés que se llama Max, regalo de
su ex-pareja, Andrés.
Tío
Eduardo siempre habla de su vida tan aparentemente perfecta y
maravillosa.
También
hay otros personajes en segundo plano pero con bastante personalidad.
Por un lado está Ingrid, una amiga a la que Amalia admira mucho, y
la conoceremos a través de ella. Y por otro lado está la abuela
Esther, una persona que les dejó mucha huella, antes y ahora.
La
novela está dividida en:
Libro
primero : Algunas luces y muchas sombras.
Libro
segundo : El faro.
Libro
tercero : Este barco que a todos nos lleva.
Libro
cuarto : Los amaneceres violetas.
Y
en cada una de esas partes hay una cita de: Virginia Woolf en la
película “Las horas”; Jeanette Winterson “La niña del faro”;
Maxence Fermine “Nieve”; M.Albom.
Y
tanto los títulos de los libros como las citas, tienen un enorme
significado en la historia. Así como los pequeños momentos de esta
familia que me han hecho emocionarme, desde sus risas que siempre
llegan a tiempo, hasta el deseo de que pase algo que les devuelva a
la persona que antes había sido, y es que todos tenemos una cara A y
una cara B.
Algunas
frases del libro:
“¿Por
qué será que en esta familia nunca nos decimos las cosas que
realmente importan?”
“Todos
somos como somos porque hemos sido algo antes”.
“Algo
me dice que acumulamos en algún rincón todos los yoes que creemos
haber perdido por el camino.”
“Con
el tiempo aprendemos que los mapas son de quien los dibuja, no de
quien los persigue, y que en la vida sonríe más quien mejor dibuja
no quien más empeño pone en la búsqueda.”
Contracubierta
o parte de la misma:
Faltan
unas horas para la medianoche. Por fin, después de varias
tentativas, Amalia ha logrado a sus 65 años ver cumplido su sueño:
reunir a toda la familia para cenar en Nochevieja. “Una madre”
cuenta la historia de cómo Amalia entreteje con su humor y su
entrega particular una red de hilos invisibles con la que une y
protege los suyos, zurciendo los silencios de unos y encauzando el
futuro de los otros. Sabe que va a ser una noche intensa, llena de
secretos y mentiras, de mucha risa y de confesiones largo tiempo
contenidas que por fin estallan para descubrir lo que queda por
vivir. Sabe que es el momento de actuar y no está dispuesta a que
nada la aparte de su cometido.
Ilustración de la cubierta: collage, Gabriel Sanz Balfagón con fotografía de Olga Ekaterincheva / Shutterstock