Novela con 68 capítulos cortos de los que la mitad, los números pares,
son recuerdos. Siempre de alguien que ha salido en el capítulo anterior,
algunos de ellos son personajes reales del mundo de la cultura: escritores,
cineastas, músicos, pintores, arquitectos, filósofos. Que nos descubren su
alma.
La otra mitad de los capítulos, los impares, son los recuerdos que ha
intentado reunir el joven narrador, quien trabaja de noche en un hotel de París
para así disponer de tiempo para escribir, o por lo menos ese es su deseo.
Y esos recuerdos nos hablan de la relación con su abuela, de como es la
vida en una residencia de ancianos, vista desde la perspectiva de un joven que
piensa que un día esos ancianos tuvieron su edad, y algún día él llegará a la
suya. Por tanto recorrer los pasillos de la residencia le sirve para saber en
quién se convertirá. Ve ancianos que se dejan morir porque no desean sufrir
más, y que más que el miedo a la muerte tienen el miedo a que la muerte no
llegue nunca. Hace una crítica a como la sociedad en general tratamos a los
ancianos.
El tema de la muerte también es tratado desde la reflexión de que
sabemos que llegará pero sigue sorprendiéndonos. En este caso para hacer más
llevadera esta cuestión habla de las situaciones absurdas y administrativas que
a veces conlleva la muerte de una persona.
También trata el tema de la huida como el hecho de querer alejarse de la
realidad, por la necesidad de volver al lugar donde se ha sido feliz,
refugiándose en un recuerdo. Y hace la comparación de que el olvido es como una
huida.
A grandes rasgos habla de la vida, del amor, de la belleza del inicio de
una relación, de la pareja, de la relación con los hijos y con los padres, por
extensión con los abuelos.
En conjunto es un libro reflexivo, con momentos emotivos y con frases
muy bonitas, sobre todo, al terminar algunos capítulos. Incluso intercalada en
sus páginas hay una historia dentro de la historia, es un relato de los
antepasados del protagonista, sobre aquel París ocupado de los años 40.
Pienso que ha entrelazado muy bien la relación de sus padres y la suya
con su pareja. Haciendo coincidir momentos claves. Así como la relación con su
abuelo cuando era niño y su relación con su hijo, reviviendo la misma
experiencia, cerrando el círculo.
Me ha mantenido en tensión porque repite muchas veces “no podía imaginar
lo que iba a ocurrir”, por lo que pasaba las páginas esperando que pasase algo
importante, ¿Pasará?
El autor utiliza pequeñas notas a pie de página que son pensamientos del
propio narrador, puntualizaciones sobre algo, y algunas tienen un punto de
ironía. Dejándome la sensación de querer relajar al lector cuando los temas se
hacen delicados, como lo que he comentado unas líneas antes sobre la muerte, o
la situación absurda de la policía ante la desaparición de la abuela. Que por
cierto a nivel personal me ha hecho recordar una vivencia de hace un par de
años, cuando desapareció el padre de una amiga y es cierto que fueron “unos
días de horas infinitas por su búsqueda”. Aunque mejor recordar algo más
entretenido como la desaparición de otro anciano “El abuelo que saltó por la
ventana y se largó” (reseña aquí) de Jonas Jonasson quien no quería renunciar al
placer de vivir.
Bueno, que recordando me he ido por las ramas, y como dijo David
Foenkinos de su libro “La delicadeza” (reseña aquí) que si no te ha gustado siempre puedes quedarte
con la receta del risotto de espárragos, pues en esta novela siempre puedes
acabar pensando en las canciones ligadas a un instante que despiertan
recuerdos.
Algunas frases del libro:
“Muchas veces en mi vida me he quedado como desfasado con respecto a las
palabras que me hubiera gustado decir.”
“Nunca se llega a conocer del todo la vida de un hombre.”
“La cuestión de la ancianidad. ¿Qué quieren los viejos? Se van aislando
despacio en ese camino que los conduce a la blancura. Todo aquello que constituye
la materia de las conversaciones desaparece. Y los demás estamos ahí, velando
su tristeza.”
“Hay momentos en que lo que vemos todos los días se nos aparece de
pronto bajo una luz diferente.”
“Me encanta la capacidad que tienen los niños de protegerse de la
desgracia a través de la fantasía.”
“Hay que transitar despacio por el camino que lleva a algunos
recuerdos.”
“Cuán frágiles son los instantes de felicidad.”
“Evolucionamos bajo la mirada del niño que hemos sido.”
Concubierta o parte de la misma:
Cuando su abuelo muere, el joven narrador se da
cuenta de la cantidad de cosas que no ha compartido con él. Decide entonces
aprovechar al máximo el tiempo junto a su abuela. La visita a menudo y consigue
espantar su soledad y hacerla reír. Pero un día, como si de una adolescente se
tratara, la abuela se fuga de la residencia en la que vive.
Traducción del francés por
Isabel González-Gallarza
Imagen de la cubierta: Walter Martin & Paloma Muñoz