Premio Goncourt
El protagonista de esta novela es
Jed Martín, nieto de fotógrafo e hijo de arquitecto, y continuando esas raíces
familiares, él que desde siempre había dibujado, estudió Bellas Artes, para posteriormente
pasar como artista épocas de pintor, fotógrafo y viceversa.
Su vida son etapas donde a nivel
profesional van cambiando pero a nivel personal siguen una misma línea, es un
ser humano poco experimentado, reservado y triste. No siente optimismo en
cuanto a las relaciones humanas, aparte de que han sido escasas, y es que en lo
relativo a conocimiento sobre seres humanos sólo conocía a su padre, y eso es
poco. La relación con él es extraña, le hace revivir la esperanza y el fracaso
que forman la historia de su vida, pero consiguen llegar a cierto entendimiento
sobre como abordar la vida. Aunque Jed seguirá sintiéndose neutro en ella.
Y en este recorrido vital se
tratan muchos temas: el suicidio, la adolescencia en un internado, la relación
con su padre, el trabajo, las relaciones amorosas, el arte, la muerte, la eutanasia, etc.
Basándose en un retrato de la sociedad francesa de los últimos años.
Utiliza muchas descripciones que
son muy detallistas, cualquier tema es bueno para describirlo minuciosamente,
desde una cámara fotográfica a un ordenador, coches o hasta aguas minerales,
incluso el sueldo de un policía. Dando muchísima información sobre materias muy
variadas. Llamándome la atención una sobre pintura en la que comenta que los
grandes pintores del pasado lo son porque su método no había sido usado antes.
Y cuando se habla de los mapas Michelin en un período en que el protagonista de
esta novela los utiliza como medio de trabajo. Curioso el título de la
exposición que tiene mucho que ver con el título de este libro.
También resulta llamativo que el
propio autor, Michel Houellebecq, sea uno de los personajes, representándose
así mismo como escritor y haciendo referencia a los títulos de varios de sus
libros. Además, con un protagonismo especial.
Para terminar con una tercera
parte donde se produce un giro en la temática añadiendo un aporte de intriga
inesperado.
Una novela de la que hace meses
oí hablar bastante, pero no esperaba encontrarme este tipo de lectura donde la
existencia humana juega un papel tan importante, donde la crítica a la sociedad
se esconde en todo momento. Por tanto, me ha sorprendido en positivo, esperaba
menos y he hallado mucho. Desde que el calentador empezó a emitir chasquidos he
quedado atrapada en las páginas de este libro.
Algunas frases del libro:
“Es curioso, podría creerse que
la necesidad de expresarse, de dejar huella en el mundo, es una fuerza
poderosa; y, sin embargo, por lo general, no basta. Lo que mejor funciona, lo
que empuja a la gente con la mayor violencia a superarse sigue siendo la pura y
simple necesidad de dinero.”
“Imaginaba que la vida ofrece
posibilidades variadas, que una relación humana puede experimentar en el curso
del tiempo evoluciones sucesivas, contradictorias.”
“Hay que interesarse por algo,
creo que ayuda en la vida.”
“En general, la vida humana es
poca cosa, puede resumirse en un número restringido de acontecimientos.”
“En medio del derrumbamiento
físico generalizado en que se resume la vejez, la voz y la mirada aportan el
testimonio dolorosamente irrecusable de la persistencia del carácter, las
aspiraciones, los deseos, de todo lo que constituye una personalidad humana.”
“Un ser humano era una
conciencia, una conciencia única, individual e irremplazable.”
Contracubierta o parte de la misma:
Si Jed Martín, el protagonista de
esta novela, tuviera que contarles la historia, quizá comenzase hablándoles de
una avería del calentador, un 15 de diciembre. O de su padre, arquitecto
conocido y comprometido, con quien pasó a solas muchas noches navideñas.
Evocaría, desde luego, a Olga,
una rusa muy bonita, a la que conoce al principio de su carrera en la
exposición inaugural de su obra fotográfica, consistente en los mapas de
carreteras Michelin. Esto sucede antes de que llegue el éxito mundial con la
serie oficios, retratos de personalidades de todos los sectores (entre ellas el
escritor Michel Houellebecq), captados en el ejercicio de su profesión.
También
debería referir cómo ayudó al comisario Jasselin a dilucidar un caso criminal
atroz, cuya aterradora puesta en escena dejó una impronta duradera en los
equipos de la policía. Al final de su vida, Jed alcanzará cierta serenidad y ya
sólo emitirá murmullos.
Traducción de Jaime Zulaika