Veintisiete cuentos recogidos de diferentes países de Asia. Historias que proceden de Japón, China, Tibet, Vietnam, Tailandia y Camboya.
Un libro para leer poco a poco, de vez en cuando, relato a relato, sin prisas, siguiendo el orden o al azar, volviendo a releer algunos y dejando en el olvido otros.
La verdad es que pocas narraciones me han gustado, pero ha sido coincidencia que las recopiladas para este volumen no me hayan atraído. En otras ocasiones he leído historias de estos países que si he disfrutado.
De este libro destacaría, para mi gusto, “El joven que había tenido un sueño”, “Don Gan”, “El infierno y el paraíso”, “Senjo y Senjo” y “Sangre sobre la stupa”.
El resto de relatos me han parecido demasiado crueles.
Aunque creo que una historia dependiendo del momento en que la leas o la escuches te puede transmitir o no algo.
Así que este libro, como otros de relatos y cuentos, volveré a leerlo escogiendo al azar alguna narración.
Algunas frases del libro:
“Por un oído me entró esta historia; por otro me salió. Vine a contárosla. La historia terminó”.
“Eso es lo que cuentan y no hay razón para dudarlo, aun cuando los acontecimientos que le condujeron a esta honorable profesión son extraños, pues en verdad hay más misterios en el mundo de los que los hombres podrían imaginar”.
Contracubierta o parte de la misma:
Al principio no existía nada. O mejor, existía la nada. De esa especie de nada material fueron surgiendo los seres, y entre ellos ese ser tan especial que es la palabra, especie de nada inmaterial, espíritu, soplo, aliento.
Un libro para leer poco a poco, de vez en cuando, relato a relato, sin prisas, siguiendo el orden o al azar, volviendo a releer algunos y dejando en el olvido otros.
La verdad es que pocas narraciones me han gustado, pero ha sido coincidencia que las recopiladas para este volumen no me hayan atraído. En otras ocasiones he leído historias de estos países que si he disfrutado.
De este libro destacaría, para mi gusto, “El joven que había tenido un sueño”, “Don Gan”, “El infierno y el paraíso”, “Senjo y Senjo” y “Sangre sobre la stupa”.
El resto de relatos me han parecido demasiado crueles.
Aunque creo que una historia dependiendo del momento en que la leas o la escuches te puede transmitir o no algo.
Así que este libro, como otros de relatos y cuentos, volveré a leerlo escogiendo al azar alguna narración.
Algunas frases del libro:
“Por un oído me entró esta historia; por otro me salió. Vine a contárosla. La historia terminó”.
“Eso es lo que cuentan y no hay razón para dudarlo, aun cuando los acontecimientos que le condujeron a esta honorable profesión son extraños, pues en verdad hay más misterios en el mundo de los que los hombres podrían imaginar”.
Contracubierta o parte de la misma:
Al principio no existía nada. O mejor, existía la nada. De esa especie de nada material fueron surgiendo los seres, y entre ellos ese ser tan especial que es la palabra, especie de nada inmaterial, espíritu, soplo, aliento.
Con la palabra los hombres fueron nombrando las cosas y los seres, fueron creando el mundo y los mundos, fueron elaborando su historia y anticipando su futuro, fueron expresando sus sentimientos y atesorando su tradición.
Las narraciones del extremo oriente que componen este volumen sumergen al lector occidental en mitologías cuyo punto de partida le es familiar, pero cuyo desarrollo conduce a su imaginación por ambientes y costumbres desconocidos. Así la mujer flor o serpiente o fantasma cobran vida junto a guerreros, monjes y jóvenes arrojados que luchan por cambiar el destino, casi siempre inexorable.
La fantasía tiene en estos cuentos mucho que ver con la ensoñación, tal vez porque la realidad resulta demasiado dolorosa para reducir la existencia sólo a ella. Los personajes se presentan entonces en ayuda de los lectores y de los oyentes para referirles la otra cara casi siempre oculta de las cosas y de ellos mismos, comunicando de esa manera la esperanza imprescindible para vivir.
Traducción de Mercedes Huarte Luxán
Cubierta e ilustraciones: Christian Hugo Martín
La fantasía tiene en estos cuentos mucho que ver con la ensoñación, tal vez porque la realidad resulta demasiado dolorosa para reducir la existencia sólo a ella. Los personajes se presentan entonces en ayuda de los lectores y de los oyentes para referirles la otra cara casi siempre oculta de las cosas y de ellos mismos, comunicando de esa manera la esperanza imprescindible para vivir.
Traducción de Mercedes Huarte Luxán
Cubierta e ilustraciones: Christian Hugo Martín