Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

miércoles, 24 de abril de 2013

MARAVILLAS de Brian Selznick


Una novela contada con dibujos y palabras.

Ilustraciones a lápiz (más de 460) y texto se combinan para desvelarnos los sueños y los secretos de Ben y de Rose.
En 1977 Ben, con 12 años, siente como su vida sufre un cambio trascendente, que a pesar de su corta edad no es la primera experiencia importante que soporta, se ha pasado su existencia deseando conocer algo, intentando entender sus sueños, conocer los secretos que nunca le contó su madre, una mujer independiente, bibliotecaria en una pequeña población de Minnesota, que siempre quiso proteger a su hijo. A partir de ese momento Ben inicia una búsqueda de su identidad.
En 1927 Rose es una niña que vive en Nueva Jersey, tiene como afición hacer maquetas de los rascacielos de Nueva York que ve a través de su ventana y adonde no la dejan ir. Un día huye en busca de su madre, una artista famosa, Lilian Mayhew , quedándose a cargo de su hermano Walter.
Son dos historias que suceden con 50 años de diferencia pero que avanzan en el libro de manera paralela. Teniendo un nexo común que es el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. Precisamente las referencias, descripciones y explicaciones sobre este museo y sus colecciones son muy detalladas, haciendo una especial mención a los dioramas, centrándose en concreto en los lobos, que también tienen su propio significado dentro del desarrollo de la historia. Es más el autor juega con el efecto de introducir un libro dentro de la propia novela, ya que Ben encuentra un libro que se titula “Maravillas” que es una guía pormenorizada de una exposición que hubo en el MAHN.
Aunque los protagonistas tienen más vínculos en común que es mejor no saber e irlos descubriendo según les acompañemos en su búsqueda.
Me ha llamado la atención cómo nos presenta a los personajes, las 5 primeras ilustraciones avanzan acercándonos cada vez más el detalle, llevándonos a una imagen que a mi me ha recordado una estrella en el firmamento, y que aunque representa otra cosa, según he ido conociendo a Ben le he encontrado más sentido a mi apreciación. Por otro lado, conoceremos a Rose principalmente por ilustraciones, comenzando las 6 primeras alejándose una tras otra, justo lo contrario que con el otro personaje.
Como ya hizo con su primer libro "La invención de Hugo Cabret" (reseña aquí), de nuevo Brian Selznick me ha atrapado con su técnica narrativa, palabras e imágenes como formas de comunicación. Destacables varias cosas de esta novela: el trabajo artístico de los dibujos a lápiz realizados por el propio autor; la referencia al cine de finales de los años 20 y el inicio del cine sonoro, con un doble sentido dentro de la temática del libro; y las explicaciones del propio Selznick de cómo se inspiró y se documentó para ofrecernos esta maravillosa novela gráfica.

Algunas frases del libro:
“Si te pierdes alguna vez, basta con que busques la estrella Polar y ella te mostrará el camino a casa.”

“Todos estamos en el fango, pero algunos miramos las estrellas.” (cita del libro “El abanico de Lady Windermere” de Oscar Wilde

“Vio un mapa del museo. Leyó los nombres de las salas. Igual que en la biblioteca, el universo entero estaba allí, organizado y dispuesto para todo aquel que quisiera comprenderlo.”

“Quisiera encontrar mi lugar.”

“Aprender a hablar en lengua de signos me abrió todo un mundo. Me podía comunicar.”

Solapa:
Ben y Rose anhelan en secreto que sus vidas sean diferentes. Ben añora al padre al que nunca conoció; Rose sueña con una famosa actriz cuya trayectoria registra en su álbum de recortes. Cuando Ben hace un hallazgo sorprendente en la antigua habitación de su madre y Rose lee un llamativo titular en un periódico, cada uno se embarca en un viaje con un destino incierto.

Traducción de Ana H. de de Deza


lunes, 15 de abril de 2013

LA REINA DESCALZA de Ildefonso Falcones


En primer lugar conviene situarse temporalmente y geográficamente para entender los escenarios descritos en este libro, que se desarrollan en España, sobre todo entre Sevilla y Madrid, en la mitad del siglo XVIII. Y que como podemos leer al final del mismo, en una nota del autor, algunos de los hechos relatados tienen una base histórica.
Como curiosidad en ese Madrid de la Ilustración, de cambios y mejoras en la Villa y Corte, ya aparece, y es nombrada varias veces, la calle Barquillo, y digo que me resulta curioso porque en ella nació una de mis abuelas, además, también se menciona la calle del Pez, y allí vivió una de sus hermanas. Son esas coincidencias que por un momento, tras leer el nombre, te llueven los recuerdos.
Volviendo al hilo de mi opinión sobre esta lectura, una de las cosas que más me han llamado la atención de esta novela es el símil entre dos pueblos, el negro y el gitano, el primero representado por un único personaje, Caridad, y el segundo representado por varios, destacando a Melchor, Milagros y Ana entre muchos otros. Dos razas que desean, defienden y aman la libertad, porque para ellos es lo más preciado.
Tienen en común que han sido perseguidos, con detenciones injustas por ser diferentes, que han sufrido el arrebato de unos gobernantes cuyo objetivo era su extinción, que tras la expulsión de los moriscos les tocaba el turno a los gitanos. Y en medio de esta vorágine se ve envuelta Caridad, quién de pequeña fue arrebatada de manos de su madre, llevándola de África a Cuba, teniéndola esclava en las plantaciones de tabaco, y cuando, por fin, consigue la libertad se encuentra en un país extraño, España, y con muchas dificultades para poder desenvolverse, su experiencia le lleva a pensar en que poco había cambiado su vida, curiosa libertad la que le toca vivir. Llegando a conformarse con todas las situaciones que se encuentra en el camino.
Vidas casi paralelas las de estas mujeres cuyo delito es haber nacido hembras y por tanto se han visto sometidas a los hombres. Entre ellas surge una amistad que no distingue colores en la piel tan solo son seres humanos que se necesitan, que se escuchan, que se ayudan, que comparten el dolor, la desgracia, que desean la felicidad,
Aunque se habla del pasado de Caridad, que pienso que de manera simbólica representa a toda su raza, y nos transmite su sufrimiento durante la esclavitud, esa pérdida de la libertad, esa tremenda injusticia a la que se ve sometida. Es mucho mayor el espacio dedicado a los gitanos, con un acercamiento a su cultura, a sus orígenes, a su historia, a sus leyes. Ésas que defienden la naturaleza, la tierra, los caminos, la libertad, ese ir y venir de un lado a otro sin que nadie ni nada los ate, la unidad en las familias, en definitiva, el orgullo de raza. Junto a los hechos acontecidos en ese tiempo histórico como fue el encarcelamiento de 12.000 gitanos, perseguidos, detenidos y declarados culpables por pertenecer a ese pueblo, enfrentándose desde ese momento a otro tipo de esclavitud. Encontrándose negros y gitanos en una situación similar con un futuro mísero y muy incierto.
No me ha convencido el final de la novela, el como se desarrollan los hechos, aunque es lo deseado pero a mi parecer le quita un poco de realismo. No puedo explicarlo mejor para no desvelar nada, quién haya leído la novela seguramente sí lo sepa interpretar. Sin embargo, el conjunto es bueno, es una temática interesante donde se trata la intolerancia en una época determinada, y nos acerca el sentir de un pueblo del que conocía y conozco más tópicos que su realidad.
Pero entre las páginas de esta historia también encontraremos otros referentes como la música, el cante y el baile. Y un sitio para la belleza, cuando en Triana, entre naranjos, nos deleitemos con el hechizo que sufre Melchor al escuchar el canto de una mujer. Y con el tiempo ella, gracias a él, conocerá, sentirá, amará y será libre.

Algunas frases del libro:
“Sus lágrimas son tan tristes como las nuestras.”

“Somos una raza perseguida desde hace muchos años; nos tienen por maleantes solo por ser diferentes.”

“Todos los negros cantamos igual. No sé..., es nuestra forma de hablar, de quejarnos de la vida. Allí, en las plantaciones, mientras trabajábamos nos obligaban a cantar para que no tuviésemos tiempo de pensar.”

“Sonrió la una. Lo hizo también la otra. No se atrevieron a fundirse en un abrazo a la vista de la gente, pero en un solo segundo se dijeron mil cosas en silencio.”

“La vida es un momento: este.”

“Tu belleza está en el orgullo de gitana que nunca perdiste.”

Contracubierta o parte de la misma:
En la España del siglo XVIII, una conmovedora historia de amistad, pasión y venganza une dos voces de mujer en un canto desgarrado por la libertad.

Solapa:
En enero de 1748, una mujer negra deambula por las calles de Sevilla. Atrás ha dejado un pasado esclavo en la lejana Cuba, el hijo al que nunca volverá a ver y un largo viaje en barco hasta las costas españolas. Caridad ya no tiene un amo que le dé órdenes, pero tampoco un lugar donde cobijarse cuando se cruza en su camino Milagros Carmona, una joven gitana de Triana por cuyas venas corre la sangre de la rebeldía y el arte de los de su raza.
Las dos mujeres se convierten en inseparables y, entre zarabandas y fandangos, la gitana confiesa a su nueva amiga su amor por el apuesto y arrogante Pedro García, de quien la separan antiguos odios entre ambas familias. Por su parte, Caridad se esfuerza por acallar el sentimiento que está naciendo en su corazón hacia Melchor Vega, el abuelo de Milagros, un hombre desafiante, bribón y seductor aunque también firme defensor del honor y la lealtad para con los suyos.
Pero cuando un mandato real convierte a todos los gitanos en proscritos, la vida de Milagros y Caridad da un trágico vuelco. Aunque sus caminos se separan, el destino volverá a unirlas en un Madrid donde confluyen contrabandistas y cómicos, nobles y villanos; un Madrid que se rinde a la pasión que emana de las voces y bailes de esa raza de príncipes descalzos.

Gracias a la Editorial Grijalbo por el envío de este libro

martes, 2 de abril de 2013

EL MIEDO de Gabriel Chevallier


Una descripción en primera persona de los horrores de la guerra, en este caso la Primera Guerra Mundial. Nos encontramos sin medias tintas con el retrato pormenorizado de las imágenes que percibe Jean Dartemont, un joven francés protagonista de esta historia, que bien podría ser el mismo Gabriel Chevallier, autor de este libro publicado por primera vez en 1930, un texto contra la guerra que se encontró con otra en el camino.
El miedo visto desde la perspectiva del que lo está viviendo, porque es imposible no sentirlo cuando sabes que puedes ser despedazado vivo en cualquier momento.
Y ese sentimiento se reconoce en las descripciones llenas de crudeza, que no son para nada exageradas ni inventadas, porque nada podría superar en horror esa realidad de: miembros troceados, cadáveres en serie, personas aterradas, el enfrentarse a la noche que esconde lo desconocido y la muerte, una desolación abrumadora, un decorado siniestro, el horror de aquellos bombardeos, el pánico, la vuelta a primera línea, la amenaza de muerte. Emociones y vivencias bajo el mandato del miedo, que recoge este joven que se siente cada vez más embrutecido, fatigado, vacío de pensamientos, y que tiene grabada en la retina la impresión más horrible del frente que fue la visión repentina de un cadáver.
Le impresiona la muerte, la de sus compañeros soldados, la de esos jóvenes que ha conocido en la batalla, pero sobre todo le conmueve la muerte de esa persona a la que conocía de antes de la guerra.
Le parece despreciable y le enoja lo que está sucediendo, que la juventud esté envejeciendo mientras pierde la alegría. Les pedían ser héroes cuando eran víctimas, mientras los jefes de Estado se sentían orgullosos y conseguían que los ejércitos, veinte millones de hombres, combatiesen por una buena causa y tuviesen ansia de vencer, de avanzar hacia la gloria. Pero Jean Dartemont (o Gabriel Chevallier) grita ¡basta! y se pregunta ¿qué hacemos aquí? Y nos lo hace saber palabra tras palabra con el relato de su propia experiencia, de su día a día en una contienda en la que se vio obligado a participar. En estas páginas de esta novela autobiográfica, o más bien podría calificarse dentro del género literario de ensayo, Chevallier se enfrentó a la sociedad de su época por decir la verdad sobre la guerra, por escribir lo que el había vivido y sentido: el miedo.

Algunas frases del libro:
“En la guerra se daba rienda suelta a todos los instintos, sin ningún control, sin más freno que la muerte, que golpeaba ciegamente.”

“Unos prolongados aullidos humanos dominaban, a veces, todos los ruidos, repercutían en nosotros cual olas de horror y nos recordaban, hasta hacernos flaquear las piernas, la triste debilidad de nuestra carne, en medio de aquel volcán de acero y fuego.”

“Miedo de verdad, miedo a que me rematen...”

“Porque la guerra los ha habituado a encontrar natural lo que es monstruoso.”

“Los jóvenes, los del país de Balzac y los del país de Goethe, a los que se obligó a dejar las facultades, los talleres o los campos, estaban provistos de puñales, de revólveres, de bayonetas, y se los lanzaba a unos contra otros para que se degollaran, mutilaran, en nombre de un ideal del que se nos prometía que la retaguardia haría un buen uso.”

“La paz: ese silencio que ha vuelto a hacerse en la línea, que llena el cielo, que se extiende sobre toda la tierra, ese gran silencio de entierro...”

Contracubierta o parte de la misma:
<< ... ¡Le preguntamos qué hizo usted!
>>--¿Sí?... Pues bien, estuve de marcha día y noche, sin saber adónde iba. Hice ejercicio, pasé revistas, abrí trincheras, trasladé alambradas, sacos terreros, vigilé en la tronera. Pasé hambre sin tener nada que comer, sed sin tener nada que beber, sueño sin poder dormir, frío sin poder calentarme, y piojos muchas veces sin poder rascarme... ¡Eso es todo!
>>--¿Todo?
>>--Sí, todo... O mejor dicho, no, no es nada. Les voy a decir la gran ocupación de la guerra, la única que cuenta: HE TENIDO MIEDO>>.


Traducción de José Ramón Monreal

Ilustración de cubierta: by Historial de la Grande Guerre, Péronne (Somme)