Al leer esta novela hay un dato que es importante conocer: el año en que fue escrita, que fue en 1984. Lo que la ha convertido en una historia premonitoria.
A su vez me ha parecido interesante la introducción de esta edición, del año 2017, escrita por la propia autora. Con respuestas a las preguntas que habitualmente han hecho los lectores a lo largo de los años. Donde también dice refiriéndose a sí misma:
“Como nací en 1939 y mi conciencia se formó durante la segunda Guerra Mundial, sabía que el orden establecido puede desvanecerse de la noche a la mañana. Los cambios pueden ser rápidos como el rayo. No se podía confiar en la frase: << Esto aquí no puede pasar >> En determinadas circunstancias, puede pasar cualquier cosa en cualquier lugar.”
También explica que la hipotética República de Gilead que recrea en esta novela, la ha basado en situaciones que han pasado en el mundo real. Algunas son claramente identificables.
La narración es en primera persona por una mujer, que cuenta su propia experiencia del nuevo mundo en el que vive. Y precisamente ella sí que conocía como se vivía antes, por lo que conocía las libertades. Habiendo pasado a vivir en un lugar controlado por los hombres, con un fuerte autoritarismo. En donde las mujeres no son valoradas, son objetos, solo meros recipientes. Además, está prohibido el amor, la amistad, el saber, cada paso que se da. En realidad, todo.
Y en este nuevo sin sentido para ella, intenta no olvidar sus recuerdos. Pero su mente tiene muchas preguntas ¿qué está ocurriendo? ¿qué fue de su pareja, de su hija, de su madre?
La historia que se cuenta en este libro te lleva a la reflexión de como el ser humano se amolda a las situaciones, de como te acabas acostumbrando y al final, algo tan extraordinario, te parece normal. Mientras ves como la protagonista intenta vivir de la mejor manera, dentro de la situación de control a la que está sometida, pero te hace preguntarte ¿cómo seguir viviendo en una situación así?
El argumento expone que las mujeres que están viviendo la nueva y forzosa situación conocieron otra vida antes, en la que tenían libertades. Por ese motivo lo llevan peor. Pero que las que vengan después, las que ya hayan nacido en ese nuevo sistema, sólo conocerán ese presente, y para ellas la vida que viven (supeditadas bajo el poder de los hombres) será su normalidad. Tremenda argumentación.
Lo mismo que es interesante la introducción, lo es el capítulo titulado “Notas históricas sobre El cuento de la criada”, que intenta dar sentido al relato de la protagonista, a través de la voz de expertos historiadores en un simposio de estudios gileadianos.
En definitiva es una novela que no te dejará indiferente, y que más de treinta años después tiene continuación, pues en el 2019 la autora ha publicado “Los testamentos”.
Algunas frases del libro:
“Ahora aquella libertad parece una quimera.”
“Las cosas se valoran, dice, sólo cuando son raras y difíciles de conseguir.”
“Las cosas pueden cambiar tan rápidamente.”
“Una rata que está dentro de un laberinto es libre de ir a donde quiera, siempre que permanezca dentro de él.”
“Todas las noches, cuando me voy a dormir, pienso: Mañana por la mañana me despertaré en mi propia casa y todo volverá a ser como antes.
Esta mañana tampoco ha ocurrido.”
“Mejor nunca significa mejor para todos, comenta. Para algunos siempre es peor.”
Contracubierta o parte de la misma:
Amparándose en la coartada del terrorismo islámico, unos políticos teócratas se hacen con el poder, y como primera medida, suprimen la libertad de prensa y los derechos de las mujeres. Esta trama, inquietante y oscura, que bien podría encontrarse en cualquier obra actual, pertenece en realidad a esta novela escrita por Margaret Atwood a principios de los ochenta, en la que la afamada autora canadiense anticipó con llamativa premonición una amenaza latente en el mundo de hoy.
En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela – o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir – le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a una Colonias en las que sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos. Así, el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de una persona. Y mucho menos su deseo.
Traducción del inglés de Elsa Mateo Blanco
Título original: The handmaid's tale
Ilustración de la cubierta: Fred Marcellino