Creo
que con imparcialidad y sin definirse hacia ninguna postura política,
se muestran dos puntos de vista de las mismas situaciones vividas por
dos familias, una a cada lado del conflicto vasco. Que convivían en
un pueblo pequeño donde se conocían todos.
Esa
visión desde dentro de cada unidad familiar, con el relato que se
remonta a la amistad de los padres, a la convivencia con los hijos
desde pequeños, a esos momentos de compartir helados o montar en
bicicleta y a la relación especial entre las madres, Bittori y
Miren, desde siempre, siendo mucho más que vecinos. Contribuye a que
todavía sorprenda más como se pudo llegar a la tremenda situación
que los separó, debido a las circunstancias sociopolíticas del
momento, con el añadido de que al vivir en una pequeña población,
donde eran controlados los movimientos de cada vecino, era difícil
estar al margen del ambiente abertzale.
Está
estructurado sin seguir una línea cronológica, pero cada historia
va encajando, sin perder el hilo conductor, y completando un puzzle
que, para mi, ha sabido cerrar muy bien Aramburu.
Cada
personaje y como está perfilado contribuye a que veamos a esas
familias como cualquier familia, con sus problemas cotidianos, las
relaciones padres e hijos, las relaciones entre hermanos, con sus
parejas, sus proyectos, sus ilusiones. Y cada uno de ellos expone su
punto vista, lo que abarca un variado abanico de sentimientos
diferentes hacia una misma situación.
La
narración va cambiando de tercera a primera persona, incluso en un
mismo párrafo. Consiguiendo el efecto de meternos plenamente en la
mente de cada personaje. Haciendo llegar el dolor. Porque duele cada
atentado, pero también duele el sufrimiento interno de cada uno de
ellos, la separación de las familias, la división de la sociedad,
el miedo. Y transmite muy bien las necesidades de cada uno, desde
conocer la verdad, de que les pidieran perdón, de perdonar, de
sentirse en paz.
Me
ha gustado el enfoque que tiene esta historia porque abre los ojos a
la realidad que se vivía dentro del País Vasco, a los hechos que
tuvieron que afrontar las familias, tanto las que tuvieron miembros
de ETA como las que fueron víctimas, y cada mañana unos y otros se
levantaban en el mismo pueblo, en la misma calle, donde tiempo atrás
ellos mismos jugaban juntos.
Recomiendo
este libro porque puede ayudar a entender un poco más como pudo ser
el día a día de personas como tú o como yo, pero que sufrieron en
primera fila el terrorismo de ETA. Pues parece muy real el enfoque
que le ha dado mostrando los sentimientos y como vivían en cada lado
del conflicto.
Algunas
frases del libro:
“Tú
lee todo lo que puedas. Reúne cultura. Cuanta más, mejor. Para que
no te caigas al agujero en el que están cayendo muchos en este
país.”
“No
se trata de buenas o malas personas. Está en juego la vida de un
pueblo. ¿Somos abertzales o qué somos? Y no se te olvide que tienes
un hijo en la lucha.”
“Necesitaba
saber, eso era todo.”
“Se
resentían de su quemadura interior siempre que se producía un
atentado.”
“Ninguno
de los tres abrigaba la intención de vivir el resto de su vida
siendo principalmente víctima, nada más que víctima. Por la
mañana, víctima; por la tarde, víctima; por la noche, víctima.”
“Y
causas de causas que llevaron a nuevas causas y a la situación
actual, la de un hombre sin más paisaje que las cuatro paredes de su
celda, abrumado bajo el peso de lo que hizo en nombre de unos
principios que otros idearon y él, obediente, ingenuo, asumió.”
Contracubierta
o parte de la misma:
El
día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige
al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato,
asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde
vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después
del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber
quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido? Por
más que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la
falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, madre
de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores
temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha
envenenado la vida de sus hijos y sus maridos, tan unidos en el
pasado? Con sus desgarros disimulados y sus convicciones
inquebrantables, la historia incandescente de sus vidas antes y
después de la muerte del Txato nos habla de la imposibilidad de
olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el
fanatismo político.
Fotografía
de la cubierta: Filiep Colpaert / EyeEn / Getty Images