Segundo volumen de la
trilogía del Baztán, del primero “El guardián invisible” podéis leer la reseña
aquí, y el tercero “Ofrenda a la tormenta” ya ha sido publicado.
Continua siendo la
protagonista la inspectora Amaia Salazar, a quien han ascendido en su trabajo y
ahora es jefa de homicidios de la policía foral. Además, empieza la novela
estando embarazada. La escena del parto está muy bien descrita, y me ha hecho
recordar el de mis hijas. Ella creía que iba a tener una niña, pero tiene un
niño, Ibai, circunstancia que tiene su significado dentro de la historia. En
este principio hay algunas escenas simpáticas con sus suegros, Thomas y
Clarice.
También en las primeras
páginas nos pone a los lectores en situación hablándonos de sus hermanas, Flora
y Ros, de su tía Engrasi (este personaje en concreto y su casa me parecen
especiales) y de su pareja James, personajes que ya conocimos en la primera
parte. Así como, vuelve a describir la zona del Valle del Baztán y en concreto
Elizondo.
Enlaza el caso anterior,
conocido como Basajaun, con una nueva investigación, en la que la clave es esta
palabra: Tarttalo. Volviendo a ser importante la mitología vasco-navarra. Y así
nos encontramos con temas como: el mairu-beso; los agotes; la segregación; la
brujería; la profanación; las teorías históricas y místicas.
El argumento tiene esa
magia que envuelve el valle del Baztán, donde todo cambia muy lentamente. En
ese lugar había nacido Amaia, de donde siempre quiso irse, al que regresó para
cazar a un asesino y donde concibió a su pequeño. Desarrolla un sentido de
superprotección sobre su hijo, porque no quiere ser como su madre (quien
reaparece en escena). Aún la invaden pesadillas y malos sueños, produciéndole
miedo. Siente la irrealidad de los sueños y la certeza de estar viviendo algo real.
Parte de la novela trata
sobre la propia Amaia y su familia, con nuevas sorpresas. Pero a su vez tiene
relación con la parte mágica de la mitología vasco-navarra. Y todo está
entrelazado con las investigaciones policiales, donde veremos la parte profesional
de la inspectora, y como sus silencios valen tanto como la mejor de las
explicaciones. Como es capaz de captar el interés sobre el caso al juez Markina
para reabrir la investigación, y de la misma manera captarnos a nosotros los
lectores, pues la intriga va en aumento. Por cierto, este juez no pasa
desapercibido. También siguen en escena el subinspector Jonan Etxaide,
antropólogo y arqueólogo, un policía nada corriente. Y el inspector Fermín
Montes, que tiene una escena especial con Amaia. Sin olvidar la extraña
relación de ella con el agente Dupree del FBI.
Ha sido una estupenda
lectura, al igual que lo fue la primera, desde el principio atrapa la trama
compleja pero bien desarrollada, los distintos personajes que están bien
definidos, y la ambientación y descripciones de los lugares que permiten
imaginarlos. Y en sus páginas encontramos: desde asesinos caóticos; un
coleccionista de brazos de mujeres; psicópatas; psiquiatras; enfermedades
mentales; hasta algunos incisos con saltos hacia atrás en el tiempo,
retrocediendo a 1979 y 1980, con sus padres Juan y Rosario. Que nos servirán
como información sobre su pasado. Y mucho más, porque no ha parado de
sorprenderme, dejándome muchas ganas de leer la tercera parte.
Algunas frases del libro:
“El miedo era un viejo
vampiro que se cernía sobre su cama mientras dormía, oculto en las sombras, y
que llenaba de horribles presencias sus sueños.”
“No hay que creer que existen, no hay que decir que no existen. – Dijo Engrasi citando la antigua defensa contra las brujas que fuera tan popular apenas un siglo atrás.”
“Las costumbres y las creencias resisten con terquedad a la lógica y la razón.”
“Ése es el problema, no aprendemos de la historia, las noticias dejan de serlo apenas unos días después de producirse, en ocasiones en horas y todo parece del pasado en poco tiempo, pero olvidamos que si no les damos importancia porque ya pasaron, las mismas injusticias vuelven a repetirse una y otra vez.”
“No hay memoria tan precisa, tan vivida y evocadora como la que se recupera a través del olfato, y va tan unida a las sensaciones que se experimentaron junto al olor, que es sobrecogedor lo que se llega a recordar incitada la mente por unas pocas notas de aroma.”
“Las personas que se dedican a la ciencia forense son la voz de las víctimas.”
Contracubierta o parte de la misma:
El juicio contra el padrastro de la joven Johana
Márquez está a punto de comenzar. A él asiste una embarazada Amaia Salazar, la
inspectora de la Policía Foral que un año atrás había resuelto los crímenes del
llamado basajaun, que sembraron de terror el valle del Baztán. Amaia también
había reunido las pruebas inculpatorias contra Jasón Medina, que imitando el
modus operandi del basajaun había asesinado, violado y mutilado a Johana, la
adolescente hija de su mujer. De pronto, el juez anuncia que el juicio debe
cancelarse: el acusado acaba de suicidarse en los baños del juzgado. Ante la
expectación y el enfado que la noticia provoca entre los asistentes, Amaia es
reclamada por la policía: el acusado ha dejado una nota suicida dirigida a la inspectora, una nota que
contiene un escueto e inquietante mensaje: <>. Esa sola
palabra que remite al personaje fabuloso del imaginario popular vasco destapará
una trama terrorífica que envuelve a la inspectora hasta un trepidante final.