Asistí
a la presentación de este libro que se hizo en mi ciudad, pues
quería regalárselo a una de mis hijas que ha empezado el camino
hacia la investigación. Y, además de la bonita dedicatoria de
Isabel Fuentes, me llevé una grata experiencia, pues
hizo un acto muy ameno, junto a
la representante de la editorial Turpial, y a Andrés
Moya, Catedrático de Genética de la Universidad de Valencia.
Dijeron
lo necesario del contenido para crear las ganas de leerlo sin
descubrir demasiado de la trama. Además fueron interesantes algunos
detalles de experiencias propias que se reflejan en la novela. Así
que cuando leí el libro cada vez que salían las pulardas me
acordaba de la anécdota que contó, y no pude parar de reírme en la
escena que “Federico tiene preparada la bolsa con la cena de
Nochebuena y Celia le pregunta qué has comprado, y él dice:
pularda”. Leído así no creo que le encontréis la gracia, pero sí
leéis este libro seguro que os sale más de una sonrisa.
De
los personajes, por supuesto, hay que hablar de la protagonista, que
es Celia. Representa a una joven de hoy en día, con sus inquietudes
e inseguridades personales y laborales. Es especialista en genética
humana, y continua buscando su camino en la investigación
científica.
También
está su amiga Marta, que es incombustible, desenfadada, moderna y
resuelta.
Y
Carlos, a quien conoce una noche en un pub. Es policía judicial. Y
es el contrapunto de Celia pues es meticuloso y ordenado.
Además,
es curiosa la relación de amistad de Celia con un compañero,
Enciso. Compartiendo momentos especiales recorriendo Madrid de tapas.
Y
no hay que olvidar a su madre, que la defino como: tiquismiquis.
Más
otros personajes que aportan un punto de suspense.
Los
temas son muchos, como la crítica a la falta de apoyo a la
investigación por parte del estado. Las relaciones madre-hija. La
amistad. Las relaciones amorosas. El feminismo. La trama policial.
Sin olvidar todo lo relacionado con la genética.
Es
una novela narrada con toques de humor, ironía e intriga, que dan
como resultado una lectura entretenida que te atrapa hasta el final.
Algunas
frases del libro:
“La
genética es apasionante y más influyente de lo que parece.”
“Las
carpetas archivadoras y los novios obsesivos y serviciales son las
mejores herramientas para evitar el caos mental y prosperar en la
vida.”
“De
toda la vida ha sido más fácil poner trabas al avance científico
que entenderlo.”
“El
poder es conocimiento... y reconocimiento.”
Contracubierta o parte de la misma:
Aunque
todos sabemos, desde Ramón y Cajal, que “investigar en España es
llorar”, la protagonista de esta divertida novela no está
dispuesta a rendirse.
Celia
Fernández es una bióloga decidida a proseguir sus trabajos de
investigación en genética contra viento y marea, y para ello no
duda en ponerse en situaciones comprometidas e incluso peligrosas,
con frecuencia absurdas y a menudo hilarantes.