A
pesar de que es un relato breve (no llega a 100 páginas), lo mismo
que pensaban que duraría el conflicto (creían que sería poco
tiempo). Echenoz ha sido capaz de reflejar la intensidad de esos
largos cuatro años que duró la Primera Guerra Mundial, de 1914 a
1918. Centrándose en lo que vivieron unos jóvenes de Vendée
(Francia), desde el momento en que Anthime salió a pasear con su
bicicleta para aprovechar el buen tiempo de agosto, cuando de repente
escuchó como las campanas repicaban el toque de rebato. Y una semana
después era el nº 4221 del ejército, y ya no estaba en su casa en
Vendée sino en Ardenas (Bélgica).
Los
chicos enviados al ejército pensaban que sería un asunto de pocos
días. Pero la situación no fue como creían. Llegó el frío y los
días cortos. Las incomodidades: por el peso de la mochila; para
dormir; la fatiga; el hambre; la sed; el cansancio; los heridos y los
muertos.
Entretanto
las ciudades estaban más vacías, pues no había jóvenes varones.
Pero la vida continuaba para el resto de la población paseando por
las calles desiertas, mientras esperaban que terminase todo y
regresasen a casa. Así a través del personaje de Blanche, vemos
como las circunstancias le hacen tomar decisiones que encaminarán su
vida de una manera distinta a si hubieran sido tiempos de paz.
El
autor describe detalladamente algunos hechos y datos que ayudan a
imaginarnos el panorama, como es la descripción de los primeros
aviones en una guerra, o el contenido exhaustivo de la mochila de un
soldado. Así como momentos concretos que muestran el horror en la
batalla. Teniendo también algunos pequeños apuntes irónicos
(aunque ironizar de estos temas yo no lo cabo de entender): así
explica que un herido tras perder su brazo derecho y por tanto no
poder pelar un plátano, pues lo resuelve tomando otras frutas de
piel comestible, y como además no era muy aficionado a esa fruta,
pues resuelto el problema.
También
tiene espacio para hablar de como se adaptaron las fábricas a las
nuevas circunstancias, no siempre con buenas intenciones, en concreto
se centra en una empresa de zapatos.
Al
ser una historia corta no se extiende relatando las situaciones, sin
embargo consigue abarcar muchos aspectos de aquellos años de guerra.
Hay
otro libro sobre la Primera Guerra Mundial “El miedo” de Gabriel
Chevallier (reseña aquí) que es un relato en primera persona de
aquellos terribles días. Una historia muy recomendable que puede
servir de complemento a “14” de Jean Echenoz.
Algunas frases del libro:
“A
partir de entonces tuvieron que enfrentarse a los hechos: allí
comprendieron realmente que tenían que entrar en combate, montar una
operación por primera vez, pero, hasta el primer proyectil que
impactó cerca de él, Anthime no se lo creyó de verdad.”
Contracubierta o parte de la misma:
¿Cómo
escribir sobre la Gran Guerra, la primera, la que todos creían que
iba a durar apenas dos semanas y se alargó más de cuatro años, la
primera guerra tecnológica del siglo XX, y la puerta, también, a
medio siglo de barbarie sin precedentes?
La
hábil y certera pluma del escritor francés avanza junto a los
soldados en sus largas jornadas de marcha por los países en guerra,
y acompaña también a cuatro jóvenes de la Vendée, Anthime, y sus
amigos Padioleau, Bossis y Arcenel, en medio de una masa
indiscernible de carne y metal, de proyectiles y muertos, donde nadie
ve nada, ni es nadie, sólo uno más del pelotón. El escritor nos
descubre también el vacío, la ausencia, el tenso silencio que dejan
detrás los hombres cuando parten al frente, la huella de los
exiliados, las plazas desiertas llenas de objetos sin dueño, después
de la huida o de la ocupación. Pero también nos cuenta la vida que
continúa, lejos de las trincheras, a través de personajes como
Blanche y su familia, los propietarios de la fábrica Borne-Sèze. Y
todo ello sin renunciar a esa sutil ironía que caracteriza la
escritura de Echenoz.
Traducción
de Javier Albiñana