Aunque llego un poco tarde a la propuesta de lectura conjunta que hizo Bookworm del blog Bitácora de mis lecturas, hago ahora esta reseña porque es cuando ha caído en mis manos este libro.
Es una historia muy bonita. La protagonista tiene 11 años y nos cuenta en primera persona los acontecimientos que le sucedieron en 1899.
Como niña tiene ilusiones e inquietudes, le gusta explorar, investigar, estudiar y descubrir el por qué de todo. Pero vive a finales del siglo XIX en un pueblo de Texas y lo que espera la sociedad y sus padres, sobre todo su madre, de ella es bien diferente, como mujer debe aprender a cocinar, a coser, a tocar el piano y todas las tareas de la casa, así como encontrar un buen marido y cuidar en un futuro de él y de los hijos.
Además, Calpurnia es la única chica entre siete hermanos, la del medio, y en la novela vemos claramente la diferencia de educación entre chicos y chicas. Como cuando su hermano Lamar le dice: “Las chicas no votan y no se les paga. Se quedan en casa”.Pero tiene la suerte de tener un abuelo, al que nos presenta como una figura misteriosa, que se interesa por ella y sus ganas de aprender, creándose entre los dos una complicidad y una relación especial. Él la coge como ayudante en sus investigaciones, tiene un laboratorio en la casa donde realiza experimentos, y le explica todo lo que ella quiere saber. Salen juntos a explorar llegando a encontrar una planta que creen puede ser nueva. La sorprende cuando le cuenta que ha mantenido contacto por carta con Darwin, y le habla de él “El señor Darwin no escribió para un público de once años y tres cuartos-prácticamente doce. Tal vez un día de éstos podríamos hablar de sus ideas.” o cuando le deja de su biblioteca “El origen de las especies”, libro que Calpurnia había intentado encontrar en la biblioteca del pueblo y la bibliotecaria se escandalizó y casi la echó por osar a pedir tal libro que por supuesto no tenía.
Con sus hermanos tiene sobre todo relación con Harry, el mayor, que aunque sin apoyarla al cien por cien en sus aspiraciones sin embargo la escucha y le da algún consejo. “Callie Vee –dijo-, tengo algo para ti. – Fue a sus escritorio y sacó un cuaderno tamaño bolsillo de piel color rojo, con RECUERDO DE AUSTIN impreso en la cubierta-. Ya verás, no lo he usado nunca. Puedes usarlo tú para apuntar tus observaciones científicas. Eres toda una naturalista en ciernes.” El resto de hermanos, los padres, Viola, que es la “criada” y otros personajes forman parte de la historia y sus intervenciones nos ayudan a conocer mejor a Calpurnia.
El libro tiene escenas simpáticas por las respuestas y pensamientos que tiene Calpurnia. Como la escena en la que está con su madre y ésta le “exige” que debe tejer calcetines para toda la familia, y nos muestra la buena disposición que tiene la niña por complacer a su madre. Aunque cuando se trata el tema de presentarse en sociedad, para conseguir marido, ya no está tan de acuerdo.
Incluso la escena, a pesar del peso que tiene, de cuando le regalan sus padres por Navidad un libro y ella empieza a abrir el paquete viendo la palabra “ciencia”, lo que le hace pensar que por fin entienden sus intereses, pero la cara le cambia cuando acaba de rasgar el papel y lee el título entero. Que no lo escribo para no desvelar más. Porque esta novela merece la pena leerla. Es entretenida, ligera y cuando llegas al final te quedas con ganas de más. Además, es un homenaje a Darwin y una pequeña reivindicación del papel de la mujer en la sociedad.
Algunas frases del libro:
“Algún día iba a tener todos los libros del mundo, estantes y estantes llenos. Viviría en una torre hecha de libros; me pasaría el día leyendo y comiendo melocotones.”
Como niña tiene ilusiones e inquietudes, le gusta explorar, investigar, estudiar y descubrir el por qué de todo. Pero vive a finales del siglo XIX en un pueblo de Texas y lo que espera la sociedad y sus padres, sobre todo su madre, de ella es bien diferente, como mujer debe aprender a cocinar, a coser, a tocar el piano y todas las tareas de la casa, así como encontrar un buen marido y cuidar en un futuro de él y de los hijos.
Además, Calpurnia es la única chica entre siete hermanos, la del medio, y en la novela vemos claramente la diferencia de educación entre chicos y chicas. Como cuando su hermano Lamar le dice: “Las chicas no votan y no se les paga. Se quedan en casa”.Pero tiene la suerte de tener un abuelo, al que nos presenta como una figura misteriosa, que se interesa por ella y sus ganas de aprender, creándose entre los dos una complicidad y una relación especial. Él la coge como ayudante en sus investigaciones, tiene un laboratorio en la casa donde realiza experimentos, y le explica todo lo que ella quiere saber. Salen juntos a explorar llegando a encontrar una planta que creen puede ser nueva. La sorprende cuando le cuenta que ha mantenido contacto por carta con Darwin, y le habla de él “El señor Darwin no escribió para un público de once años y tres cuartos-prácticamente doce. Tal vez un día de éstos podríamos hablar de sus ideas.” o cuando le deja de su biblioteca “El origen de las especies”, libro que Calpurnia había intentado encontrar en la biblioteca del pueblo y la bibliotecaria se escandalizó y casi la echó por osar a pedir tal libro que por supuesto no tenía.
Con sus hermanos tiene sobre todo relación con Harry, el mayor, que aunque sin apoyarla al cien por cien en sus aspiraciones sin embargo la escucha y le da algún consejo. “Callie Vee –dijo-, tengo algo para ti. – Fue a sus escritorio y sacó un cuaderno tamaño bolsillo de piel color rojo, con RECUERDO DE AUSTIN impreso en la cubierta-. Ya verás, no lo he usado nunca. Puedes usarlo tú para apuntar tus observaciones científicas. Eres toda una naturalista en ciernes.” El resto de hermanos, los padres, Viola, que es la “criada” y otros personajes forman parte de la historia y sus intervenciones nos ayudan a conocer mejor a Calpurnia.
El libro tiene escenas simpáticas por las respuestas y pensamientos que tiene Calpurnia. Como la escena en la que está con su madre y ésta le “exige” que debe tejer calcetines para toda la familia, y nos muestra la buena disposición que tiene la niña por complacer a su madre. Aunque cuando se trata el tema de presentarse en sociedad, para conseguir marido, ya no está tan de acuerdo.
Incluso la escena, a pesar del peso que tiene, de cuando le regalan sus padres por Navidad un libro y ella empieza a abrir el paquete viendo la palabra “ciencia”, lo que le hace pensar que por fin entienden sus intereses, pero la cara le cambia cuando acaba de rasgar el papel y lee el título entero. Que no lo escribo para no desvelar más. Porque esta novela merece la pena leerla. Es entretenida, ligera y cuando llegas al final te quedas con ganas de más. Además, es un homenaje a Darwin y una pequeña reivindicación del papel de la mujer en la sociedad.
Algunas frases del libro:
“Algún día iba a tener todos los libros del mundo, estantes y estantes llenos. Viviría en una torre hecha de libros; me pasaría el día leyendo y comiendo melocotones.”
“El abuelito y yo hacemos ciencia. Y eso es cuando estudias el mundo que tienes alrededor y tratas de descubrir cómo funciona.”
“Pero tuve mucho trabajo que hacer después de ese día concreto en que, mientras flotaba en el río mirando el cielo, me vino como un rayo la teoría sobre los saltamontes o, en el fondo, sobre el mundo en sí. Cuando trepé por la orilla ya me había transformado en una exploradora, y lo primero que descubrí fue a otro miembro de mi curiosa especie que vivía en el extremo opuesto del pasillo. Había un tesoro viviente bajo nuestro techo, y ninguno de mis hermanos podía verlo.”
“¿Por qué tengo que aprender a coser y a cocinar? ¿Por qué? ¿Me lo puedes explicar, eh?.”
“Yo nunca me clasifiqué a mí misma con las demás niñas. Era diferente, no era de su especie. Nunca pensé que mi futuro iba a ser como el de ellas. Pero ahora sabía que era falso, que yo era exactamente como las demás: se esperaba que entregara mi vida a una casa, un marido y unos hijos. Se suponía que dejaría mis estudios naturalistas, mi cuaderno y mi amado río. Había algo perverso en toda esa costura y cocina que intentaban imponerme, en esas lecciones pesadas que yo esquivaba y rechazaba. Me entró calor y frío a la vez. Mi vida no estaba junto a la planta, después de todo. Mi vida estaba confiscada.”
Solapa:
“Aquel verano de 1899, yo tenía once años y era la única chica de siete hermanos. ¿Os podéis imaginar una situación peor? Me llamo Calpurnia Virginia Tate...”
Calpurnia , Callie Vee, es una niña que vive en un pueblo de Texas. A pesar de que su madre insiste en que aprenda a tocar el piano, coser y cocinar, ella está más interesada en lo que ocurre tras la puerta cerrada de la biblioteca, o en el laboratorio de su abuelo. Poco a poco irá ganándose a este señor un tanto huraño y empezará a colaborar con él en sus observaciones del medio natural, aprenderá quién es Darwin, qué son las especies y las subespecies, y también lo idiotas que se vuelven los hermanos mayores cuando se enamoran.
Contracubierta o parte de la misma:
“Reanudamos nuestro camino hacia el río y hallamos sombra bajo un árbol hospitalario en la parte baja de las pacanas. Entonces el abuelo me contó unas cosas increíbles. Me explicó maneras de llegar a la verdad de cualquier tema, no sólo sentándote a pensar en ello como Aristóteles (un señor griego, listo pero confundido), sino saliendo a mirar con tus propios ojos; me habló de hacer hipótesis e idear experimentos, y de comprobar mediante observación y llegar a una conclusión.”
Traducción de Isabel Margelí
Traducción de Isabel Margelí
Imagen de la cubierta: Beth White