Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

miércoles, 30 de mayo de 2018

UN AMOR de Alejandro Palomas


Premio Nadal 2018
Este libro, junto con los dos anteriores “Una madre” (reseña aquí) y “Un perro” (reseña aquí), tiene unos personajes magníficos, desde la gran Amalia, pasando por sus tres hijos: Silvia, Emma y Fer, hasta la siempre añorada abuela Ester, y en esta ocasión también formarán parte de sus vidas: Magalí, la tía Inés y Oksana. Sin olvidar a la perrita Shirley y el perro Rulfo.
El narrador continua siendo Fer, y la estructura sigue la misma línea de ir contando el momento presente combinándolo con hechos pasados, que van complementando lo que está sucediendo a la vez que añade información sobre cada uno de los personajes. Por lo que esta novela se podría leer de forma independiente, pero de verdad que aconsejo leer antes las dos anteriores, sobre todo si Amalia conquista tu corazón.
Y es que el personaje de Amalia es especial en todos los sentidos, tiene su léxico particular, y habla y habla liándose, siendo mejor que ella sola salga del embrollo de palabras, del que a veces sale intentando confundir con una treta de niña, y otras veces soltando preguntas sin ton ni son, es como un torbellino, lo que provoca diversas reacciones en los demás. Pero precisamente sus meteduras de pata, sus torpezas y sus despistes, que tanto descolocan a los desconocidos, junto a su energía y su alegría, son parte esencial de como es ella cien por cien. Una mujer que cuando se divorció a los sesenta y pico años se descubrió totalmente, a partir de ese momento todo era aventura, ganas de vivir, de participar, de estar.
Junto a sus hijos más que una familia son vida, risas y llantos. Con miradas iluminadas que tanto expresan, que lo dicen todo. La relación madre e hijos, al igual que la que tienen los tres hermanos, desborda complicidad. Con situaciones inolvidables, tiernas y dolorosas, llenas de momentos especiales, con subidas y bajadas de ánimo, llevándote de la tristeza a la alegría y viceversa, con doble sentido, pero sobre todo como mucho amor.
Y entre tanto barullo de sentimientos me ha encantado todavía más cuando en la página 43 describe que hace un día espléndido, de primavera que huele a verano, y combina el sentido del olfato y de la vista para resucitar recuerdos.
También es tremendo el pasado, y no menos el presente, de Magalí, argentina de nacimiento, y como en pocas líneas hace referencia a algunas páginas de un pasado común. Temas que aunque aparezcan de manera breve son tan importantes como el resto de asuntos que trata en mayor o menor medida.
Así como cada uno de los personajes tienen momentos que también los hacen únicos y especiales.
Haciendo que esta novela (al igual que las anteriores) la haya leído poco a poco, porque deseaba saborear más tiempo cada párrafo, cada frase, cada palabra, pues está escrita con mucho corazón. Pues se suceden emociones de todo tipo que remueven nuestro interior.
Alejandro Palomas, ya te lo dije en la Feria del Libro de Valencia, gracias por haber creado estos personajes, por haber sabido transmitir de una forma tan bella esta vorágine de sentimientos. Y me apunté muy bien tu recomendación de que lea “El tiempo que nos une”, ya te contaré.

Algunas frases del libro:
Desde que vive sola el silencio no la acompaña bien y le alarga demasiado los días.”

Y mientras las distintas instantáneas de mamá desfilan como un Power Point sobre una pantalla, entiendo que todos, mamá incluida, somos muchas cosas a la vez: grandes y pequeñas verdades, grandes y pequeñas dudas, niveles solapados de bondad, supervivencia, imaginación, carencias y ganas de que los nuestros estén con nosotros, de que no dejen de sentirnos nunca parte importante de nuestra historia común, del laberinto compartido que habitamos.”

Los ausentes, los que están sin estar y los que estuvieron pero ya no son.”

Y de pronto, por primera vez en casi cuarenta años, entendí lo difícil que debía de ser esa maternidad suya, y sé que lo entendí porque lo sentí en el pecho, sentí el eco de la voz de mamá en el esternón, y sentí también que era eso, que ese eco de ella en mi plexo es lo que une a madres e hijos, que no es la sangre compartida sino esa reverberación aún más potente, como si nuestro esternón fuera también suyo y viviéramos compartidos.”

Solo los supervivientes entendemos que la vida no es lo que es, sino lo que sentimos al recordarla.”

La risa une mucho.”

Contracubierta o parte de la misma:
El único anhelo de Amalia, una entrañable mujer de setenta y largos años, albina, despistada y con un uso del lenguaje un tanto peculiar, es velar “a toda costa” por la felicidad de sus dos hijas, Silvia y Emma, y especialmente por la de fer, el menor de los tres hermanos. Al reducido universo familiar se suma tía Inés, ausente de la vida de su gran amiga Amalia desde que ésta decidió divorciarse y que, recién enviudada, ha vuelto para quedarse.
Por imperativos burocráticos, la boda de Emma coincide en el calendario con el cumpleaños de Amalia. Sin más opción, los cinco deciden celebrar la boda por la mañana y trasladarse después a una casa de turismo rural para pasar allí el fin de semana, pero la noche anterior una funesta coincidencia cae como una bomba sobre el mapa familiar, resquebrajándolo.

Ilustración de la cubierta: Randomagus

Otro libro de este autor reseñado en este blog: “Un hijo” (enlace aquí)


miércoles, 23 de mayo de 2018

NO TENGO MIEDO de Niccolò Ammaniti


Lo que parece un tranquilo verano, en el año 1978, en una aldea muy pequeña del sur de Italia, donde un grupo de niños entorno a los 9 años juegan y empiezan a descubrir el mundo que les rodea, aventurándose por los alrededores, acompañados de sus bicicletas y de su propia imaginación, se convertirá en algo muy distinto tras el hallazgo con el que por casualidad se topa uno de ellos, Michele. Y a partir de ese instante, una trama que empieza como una aventura de verano lleva hasta la más oscura crueldad del ser humano. Y su autor, Niccolò Ammaniti, consigue muy bien esa transformación de un estado a otro.
Una historia narrada en primera persona precisamente por Michele, quien se enfrenta a sus propios miedos y monstruos, pero contada 22 años después de aquel suceso. Algo terrible visto desde los ojos de un niño.
Y es que ¿hasta donde es capaz de llegar el ser humano para obtener un beneficio?
A veces resulta tremendo el comportamiento y la locura de las personas. Por lo que esta historia es de las que no dejan indiferente. Sacando a escena el crimen organizado.
El autor ha sabido crear una ambientación que acompaña a la sensación de aislamiento y soledad, con un paisaje rural árido, sofocante por el calor, en un pueblecito con cuatro casas (me ha recordado al libro “Intemperie” de Jesús Carrasco, reseña aquí). Apenas habitado por unos pocos niños y sus padres. Quienes representan la inocencia de la infancia en contraste con el mundo de los adultos. Y así nos encontramos con la conducta de la pandilla de críos en su mundo de juegos, diversión y aventuras para pasar el verano. Y como el relato avanza hacia momentos desgarradores, que sacan a la luz un secreto espeluznante, y que nos muestra una realidad muy diferente de unos padres que sueñan con irse a vivir al norte del país.

Algunas frases del libro:
De pequeño soñaba siempre con monstruos. Y también ahora, de mayor, me ocurre a veces, aunque ya no sé cómo librarme de ellos.”

Olvídate ya de los monstruos, Michele. Los monstruos no existen. De los que tienes que tener miedo es de los hombres, no de los monstruos, me había dicho mi padre.”

Contracubierta o parte de la misma:
El verano más caluroso del siglo. Cuatro casas perdidas entre un campo de trigo italiano. Los adultos se refugian en casa. Seis niños en sus bicicletas se aventuran por los campos asfixiantes e inermes. En medio de este mar de espigas se esconde un terrible secreto que cambiará para siempre la vida del pequeño Michele Amitrano.

Traducción de Juan Manuel Salmerón

Ilustración de la cubierta: Roy Gumpel, archivo Stone


@AlCalordeLibros


lunes, 14 de mayo de 2018

LA MUJER DE LA LIBRETA ROJA de Antoine Laurain


A una mujer le roban el bolso, y un hombre lo encuentra y, sin tener su datos personales, porque no está ni la cartera ni el móvil, decide intentar encontrarla para devolvérselo. Así de simple parece la trama, sin embargo es increíble como una línea argumental tan sencilla pueda dar tanto juego, y creerme que lo da. Por un lado está como el hombre, Laurent, va tirando de las pocas pistas que tiene con los objetos que encuentra dentro del bolso, aunque va a contar con la complicidad de su hija de 15 años, y así irá obteniendo resultados que consiguen mantenerte en vilo por saber si llegarán a buen término. Por otro lado está precisamente la relación padre-hija adolescente que tiene su punto fuerte en la paciencia con cierto toquecillo simpático. Pero a su vez hay un personaje especial, que es el escritor Patrick Modiano, quien tiene un curioso papel en el desarrollo de la trama. Y, además, todo sucede bajo un aura de misterio en ese intento por averiguar quién es esa mujer.
Lo he leído en un par de tardes, porque desde la primera línea me sumergí en el relato y no pude dejar de leer, pues son capítulos muy cortos, y alterna lo que le va sucediendo a Laure y lo que va haciendo a Laurent. Sí, los nombres de los personajes principales son muy parecidos, a su vez también se asemejan al apellido del autor. Pero ésto no es lo único casual que he encontrado en este libro, pues al terminarlo he sentido curiosidad por bastantes cosas y datos que aparecen, y he caído con que la librería de Laurent se llama Le cahier rouge, cuya traducción sería el cuaderno rojo, y Laure lleva en su bolso una libreta roja.Y acaso ¿puede tener que ver con el libro de Auster “El cuaderno rojo”? en el que el azar, la casualidad, el destino la coincidencia, son el eje central de su contenido (reseña aquí). También es muy curioso el que ella lleva en el bolso un libro de Patrick Modiano, “Accidente nocturno”, que precisamente trata de un joven que busca por París a la mujer que le atropelló. Aparte, Laure tiene en su casa varios libros de Sophie Calle, una polifacética mujer que entre sus obras está “Suite veneciana” definida como el voyeurismo hecho arte. Por lo que en esta novela nada sucede al azar, y la casualidad es parte esencial de esta historia. Narrada de una forma que hace muy creíble todo lo que va sucediendo.
Me han gustado los pequeños detalles que conforman la vida pasada y presente tanto de Laurent como de Laure, y que el autor sin profundizar en ninguno de ellos ha conseguido transmitir mucho. Y es que la sencillez y delicadeza es parte esencial de este relato.

Algunas frases del libro:
Existen amores efímeros, destinados a morir desde el comienzo y en un plazo muy breve, aunque en general no se cobre conciencia de ello hasta el momento en que se acaban.”

Sí, todo volverá a ser como antes, susurró Laure, salvo por el hecho de que nunca encontraré mi bolso. Puede comprarse otro... No, nunca podré comprar todo lo que llevaba dentro. No se pueden comprar un trozo de vida.”

¿Se puede experimentar nostalgia de algo que no ha tenido lugar?”

Contracubierta o parte de la misma:
Sus días de banquero pertenecen al pasado. Ahora Laurent Letellier es el feliz propietario de una pequeña librería parisina. Cuando una mañana, camino del trabajo, se topa con un bolso de mujer abandonado sobre un cubo de basura, decide llevárselo a la tienda con la noble intención de devolverlo a su dueña.
Desaparecidos el billetero y el móvil, su propósito parece casi imposible si no fuera porque, entre diversos objetos femeninos, Laurent encuentra una libreta roja llena de anotaciones, pensamientos y recuerdos. Cediendo a la curiosidad, se sumerge en la jugosa lectura y, como si de un rompecabezas se tratara, empieza a reconstruir la vida de Laure, amparado por la excusa de hallar alguna pista que le permita localizarla.

Traducción del francés de Palmira Feixas

Fotografía de la cubierta: Mirjan van der Meer



viernes, 4 de mayo de 2018

EL SILENCIO DE LA CIUDAD BLANCA de Eva García Sáenz de Urturi


Tiene un principio desconcertante, pues en el prólogo sabremos que el inspector Unai López de Ayala está herido grave, sin embargo él es el narrador, y pasa a relatarnos lo que sucedió. Por lo que desde la primera página te mantiene en la incógnita de ¿qué le habrá pasado? ¿sobrevivirá?
Él es especialista en perfilación criminal, y trabaja con su compañera Estíbaliz Ruiz de Gauna que es especialista en victimología. Ambos, bajo la supervisión de la subcomisaria Alba Díaz de Salvatierra, se van a enfrentar a una investigación complicada, empezando porque parece haber vuelto a actuar un asesino en serie veinte años después del primer asesinato. Pero esa persona, a quien declararon culpable, Tasio Ortiz de Zárate, está todavía en la cárcel. Así que no será fácil resolver el caso o los casos, que tienen en común que el apellido de las víctimas es compuesto y a su vez podrían tener relación con algunos rituales de la mitología vasca. Teniendo además en contra el tiempo, pues el asesino no descansa, y prevenir más asesinatos parece tarea imposible.
La trama está muy bien estructurada porque combina dos espacios temporales, el actual y finales de los años 60, por lo que la intriga es continua, además va aportando datos de manera pausada, haciendo que la reconstrucción de los hechos sea un puzzle con bastantes piezas que a veces no encajan, pero con algunos giros y sorpresas de última hora los lectores seremos partícipes de secretos familiares que ni los mismos personajes podían imaginar. Éstos tienen en común el convivir con fantasmas de su pasado, lo que les influye en su actitud, carácter y comportamiento ante la vida.
Por otra parte me han llamado la atención algunas cosas: el tema de los gemelos, pues soy madre de mellizas, y siempre me entra curiosidad con todo lo que tiene relación con esto; que haya personajes pelirrojos, pues creo que me los he encontrado pocas veces en las novelas; y especialmente me ha gustado la relación de Unai con su abuelo, esa complicidad y cariño, y la sabiduría que desprende.
También es magnífica la ambientación en la ciudad de Vitoria y los alrededores, con la descripción de monumentos (incluso hay un guiño a Ken Follett al citar su escultura), calles, locales del casco viejo, así como el desarrollo de algunas de sus fiestas y tradiciones más emblemáticas. Al igual que habla del ambiente de las cuadrillas de amigos o de la costumbre de tomar pinchos por los bares. Consiguiendo con todo esto animar a que nos acerquemos por esta tierra.
Además podemos seguir los pasos del inspector Ayala, conocido en sus círculos como Kraken, en el siguiente volumen de esta trilogía de la Ciudad Blanca, titulado “Los ritos del agua”.

Algunas frases del libro:
Me costó entender que no tenía nada que hacer, que la verdad no le importaba a nadie. Solo los hechos: había un culpable en la cárcel, y los asesinatos cesaron.”

La realidad y la ficción eran hermanas gemelas, una se retroalimentaba de la otra.”

Porque a veces, solo a veces, uno sabe que está en lo cierto, que reconoce un patrón y allí está: la certeza.”

A veces el tiempo que marca el calendario no tiene nada que ver con el tiempo mental o emocional que cada uno vive por dentro.”

Contracubierta o parte de la misma:
Tasio Ortiz de Zárate, el brillante arqueólogo condenado por los asesinatos que horrorizaron Vitoria hace dos décadas, está a punto de salir de prisión cuando los crímenes se reanudan. En la catedral Vieja, una pareja de veinte años aparece muerta por picaduras de abeja en la garganta. Pero sólo serán los primeros.
Unai López de Ayala, un joven experto en perfiles criminales, está obsesionado con prevenir los asesinatos, una tragedia personal no le permite encararlos como uno más. Sus métodos enervan a Alba, la subcomisaria, con la que mantiene una ambigua relación marcada por los crímenes..., pero el tiempo corre en su contra y la amenaza acecha en cualquier esquina. ¿Quién será el siguiente?