Finalista
Premio Planeta 2006
Dos
historias, dos protagonistas, dos temas principales, dan como
resultado una novela donde las relaciones personales son muy
importantes.
Por
una parte está el personaje de Cecilia, quien con 35 años está
pasando el duelo por la muerte de su madre y, además, su situación
personal está en un momento delicado. Pero la llamada de su amiga
Elena y el favor que le pide, harán que su vida se vaya a
transformar.
Por
otra parte está el personaje de Silvio, quien con 88 años se
defiende bastante bien, pero su familia no opina lo mismo, por lo que
en su rutina diaria aparecerá Cecilia.
Entre
ambos se produce una conexión especial, que hará salir a flote
vivencias que nadie conoce del pasado de Silvio, ni su propia
familia, circunstancias que le llevaron a actuar de determinada
manera, que incluso en algún momento le indujeron al error, hasta
que en una especie de expiación decidió sacrificar una parte de su
vida porque creyó que así haría justicia. Su vida ha estado llena
de secretos que ahora en la vejez ha decidido contar a Cecilia, pues
en ella ha encontrado a una persona capaz de escucharle y llorar. Y
este relato dentro de la novela viaja a los terribles años del
holocausto, a un tiempo en el que el mundo fue ciego, sordo y mudo
ante la barbarie del Nazismo. Así como también posteriormente
algunos mandos nazis huyeron a otros países en busca de refugio.
Pero a la vez hubo personas que intentaron detenerlos, que pusieron
sus vidas al servicio de una causa, y aquí hay un personaje especial
que es Zachary y su filosofía de vida: el que siempre hay que estar
predispuesto a la felicidad.
Las
dos historias se van alternando, el presente y el pasado, aunque para
mi esta última es la que crea más interés tanto por la forma
espaciada de ir conociendo que sucedió, como por los temas que
trata. Por ejemplo entre líneas me he encontrado con el barco Saint
Louis que en 1939 estuvo semanas a la deriva porque ningún país
aceptaba hacerse cargo de los refugiados. Triste, muy triste, y en
2018 continua sucediendo lo mismo. Terrible realidad.
Asuntos
sobre la Guerra Civil y la posguerra española, el auge del nazismo,
la persecución a los judíos, el racismo y, sobre todo, como vivir y
sobrevivir con todo eso, es parte esencial de este libro.
Aunque
también tienen algo de especial los recuerdos de Cecilia hacia su
madre, esa persona excepcional, que irradiaba luz y que fue su
refugio. Y ahora que ya no está ha encontrado la mutua compañía
con Silvio, a quien la vejez le había traído la soledad.
Algunas
frases del libro:
“Ésa
era su forma de enfrentarse al mundo: con una confianza suprema en el
futuro, con un optimismo que acababa por volverse contagioso y que
fue, creo, la razón fundamental por la que se ganó el amor de tanta
gente.”
“Es
que cuando uno se hace viejo, todo el mundo deja de contarle cosas.”
“Para
escuchar una historia, para escucharla de verdad, son necesarios los
cinco sentidos.”
“Hace
falta que pase el tiempo, y también que pasen las lágrimas, para
tener ocasión de comprender determinadas cosas.”
“La
verdad, por mala que sea, siempre es mejor que hacerse preguntas que
no puede contestar nadie.”
Contracubierta
o parte de la misma:
Cecilia
es la única persona que visita a Silvio, el abuelo de su amiga del
alma, un hombre que guarda celosamente el misterio de una vida de
leyenda que nunca ha querido compartir con nadie.
A
través de una caja de fotografías, Silvio va dando a conocer a
Cecilia su fascinante historia junto a Zachary West, un extravagante
norteamericano cuya llegada a Ribanova cambió el destino de quienes
le trataron.
Con
West descubrirá todo el horror desencadenado por el ascenso del
nazismo en Alemania y aprenderá el valor de sacrificar la propia
vida por unos ideales.
Cecilia,
sumida en una profunda crisis personal tras perder a su madre y
romper con su pareja, encontrará en Silvio un amigo y un aliado para
reconstruir su vida.
Fotografía
de la cubierta: Deborah Lynne