Partiendo
de un argumento muy original, y que resulta sorprendente de principio
a fin. Página tras página consigue mantener la tensión sobre como
puede acabar esta rocambolesca historia. Y sin dejar cabos sueltos,
pues la trama está perfectamente hilada, lleva a un final que me ha
gustado por cómo resuelve la compleja situación.
Narrado
con cierta ironía y con momentos un tanto surrealistas, consigue
sacar algunas sonrisas, gracias al modo de decir las cosas que tiene
el autor. Y aunque el protagonista sea miembro de una banda armada, la forma en que se va perfilando el personaje hasta llegar a cómo se
metió en ello, contribuye a que lo veamos con otros ojos. Aparte de que el relato no va de eso. Sino mas bien de sus peripecias para subsistir. Pues
Francisco, que en ese año 1986 tiene 27 años, por las
circunstancias en las que pasa cada día, se ha convertido en un
experto en como sobrevivir con lo mínimo, a base de inventar los mil
y un truco de supervivencia, siendo sus andanzas asombrosas.
Teniendo a su vez que evitar las relaciones sociales, ser invisible,
pues debe priorizar estar de incógnito, lo que le lleva para
conseguirlo a situaciones a veces absurdas. Pero a su vez este modo
de vida le lleva a una forzada soledad, que lo único que le permite
es seguir teniendo sus tres ilusiones: prensa, trenes y clases. Pero
sobre todo la necesidad de que le hagan caso.
Alternando
la presentación de este personaje, hará su aparición Primitiva,
otra persona que sin estar sola siente la soledad. También la
describe desde su pasado. Siendo al principio dos historias en
paralelo, para en cierto momento confluir.
Tanto
personajes como ambientación son fácilmente imaginables, sin
necesidad de haber usado grandes descripciones, tan solo con los
datos y referencias que aporta el autor. Por cierto es interesante
sus explicaciones finales sobre los cafés y diversos lugares de
Madrid, los que todavía existen y los que han dejado de existir.
Hace
unos meses leí su reciente novela “Los asquerosos” (reseña
aquí) y me gustó mucho su estilo, su vocabulario, su forma de
contar la realidad, su punto de ironía, el trasfondo de crítica
social. Y tenía claro que leería “Los millones”, libro que
publicó hace unos años, y que he podido comprobar que ya reunía
las características que han seguido definiendo a Santiago Lorenzo.
Algunas frases del libro:
“Hacía
mucho tiempo que sabía que toda esta minuciosidad no tenía nada que
ver con el control de sus recursos, sino, sobre todo, con la
necesidad de balizar el mar de días en el que vivía, echando mano
de magnitudes mensurables (número de pesetas, cantidad de horas,
porcentaje de superávit, media, mediana y moda) que acotaran con su
exactitud toda la maraña de naderías en la que pasaba su
existencia.”
Contracubierta o parte de la misma:
A
uno del GRAPO le toca la Primitiva. No puede cobrar, porque no tiene
DNI. En los 90 días de plazo para intentar recibir el dinero del
premio, conocerá a una mujer con la que compartirá un alto déficit
de cariño y una pasión casi infantil por los trenes.
Ilustración
de la cubierta: Gorka Olmo
hola! siempre me atraen tus propuestas, mas tarde o temprano lo leere! saludosbuhos.
ResponderEliminarLa verdad es que tiene su punto interesante pero no me termina de convencer. Aunque repite tema de fondo se ve que es diferente pero es un autor que a pesar de todo lo bueno que contáis de él, no me llega.
ResponderEliminarUn saludo
Hola! No conocía este libro pero lo cierto es que no me atrae su argumento así que lo voy a dejar pasar. Gracias por tu reseña.
ResponderEliminarUn saludo!