Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

miércoles, 17 de agosto de 2022

PARAÍSO de Abdulrazak Gurnah


Premio Nobel de Literatura 2021
A pesar de ser un libro breve, a ratos, se me ha hecho un poco pesado porque me ha costado conectar con la historia.
Relata la vida de Yusuf a principios del siglo XX, quien en el transcurso de su adolescencia hacia la juventud descubrirá lo más duro y lo más bello de la vida, en un recorrido por África Central, vista desde su inocencia. Mientras va madurando y fortaleciéndose. Explorando su propio continente, tan diverso por las religiones, las culturas y los idiomas. Convirtiéndose su experiencia en un viaje interior.
Sin ser consciente de su realidad, con 12 años se va con un tío suyo, Aziz. Es la primera vez que sale de su población y queda sorprendido al ver a dos europeos blancos pues los alemanes están empezando a llegar a Tanzania. Posteriormente llegarán soldados haciendo prisioneros para sus filas.
En su nueva vida bajo la tutela de Aziz conocerá a mercaderes y comerciantes, que tienen que negociar en los lugares a los que llegan con las diferentes tribus y los sultanes a los que tienen que pagar. Viendo la variedad de culturas diferentes.
Califica sus viajes como una pesadilla, al sentirse como un animal sin su concha, desprotegido, rodeado de peligros, con un terror que no era miedo, pero dominaba todo. Tiene una vida dura. Aun así, describe la belleza de la naturaleza, de las montañas, las cascadas, lo bonito de los paisajes, que son su propio paraíso. También encuentra cierto refugio en la amistad con Khalil y con Amina. Y en ese aprendizaje descubre como se pagan las deudas con seres humanos, ofreciéndolos como sirvientes o como esposas. Explotándole de repente la verdad, su verdad.
En conclusión, obviando las partes de la novela que me han parecido un poco densas, me quedo con la relevancia que suponen los temas de gran dureza que, sobre todo, hacia el final de la novela me han impactado bastante.

Algunas frases del libro:
“Al cabo de unos momentos Yusuf supo que ya no habría más lágrimas, pero se sintió reacio a perder el sentimiento de tristeza.”

“Recordó las incesantes bromas con los clientes y aquella alegría increíble y comprendió que eso sólo disfrazaba heridas ocultas.”

“Lo verdaderamente vergonzoso era la forma en que lo había obligado a vivir, en que habían obligado a vivir a todos ellos.”

“Me ofrecieron la libertad como un regalo. Ella. ¿Quién le dijo que era su dueña para dármela? Sé de que libertad estás hablando. Yo tuve esa libertad en el momento de nacer. Cuando esa gente dice me perteneces, yo soy tu dueño. Es como el paso de la lluvia o la puesta de sol. Al día siguiente, el sol saldrá de nuevo les guste o no. Lo mismo pasa con la libertad. Pueden encerrarte, ponerte cadenas, denigrar todos tus pequeños anhelos, pero la libertad no es algo que puedan arrebatarte. Cuando han terminado contigo, todavía están tan lejos de poseerte como lo estaban el día que naciste.”

Contracubierta o parte de esta:
Cuando los padres de Yusuf, de doce años, le comunican que vivirá con su tío Aziz durante una temporada, el chico se muestra tan sorprendió como ilusionado: tomar el tren y conocer otros lugares es un sueño para alguien que nunca ha salido de su pequeña ciudad. Pero lo que Yusuf ignora es que su padre lo ha empeñado para saldar una deuda imposible de pagar, como tampoco sabe que Aziz no es pariente suyo, sino un rico y renombrado comerciante con el que recorrerá el corazón del continente africano en vísperas de la primera guerra mundial. Así, a través de los ojos del joven, descubriremos una naturaleza exuberante y hostil, poblada de tribus salvajes e invasores desalmados, donde una vida vale tanto como unas cuantas gotas de agua.

Traducción del inglés de Sofía Noguera Mendía
Título original: Paradise

Ilustración de la cubierta: Anna Martínez

martes, 2 de agosto de 2022

NIADELA de Beatriz Montañez


Me ha parecido un libro muy personal, que sorprende por lo natural y sincera que se muestra la autora.
La esencia de la temática es dejar todo atrás para reencontrarse consigo misma. Una compleja decisión que no todo el mundo es capaz de tomar. Pero Beatriz Montañez sí ha sido capaz de hacerlo. Y este libro es un resumen de sus primeros 365 días en su refugio, Niadela, aunque cuando lo publicó ya llevaba cinco años allí, y es donde continúa viviendo en la actualidad, aislada del mundo.
Utiliza el proceso de escribir, meditar, y así las imágenes fluyen. De esta manera fue escribiendo notas desde su llegada, las cuales ha transcrito a las páginas de este libro, en un lenguaje que tiene algo de poético.
Se abre totalmente, mostrándose tal y como es, con sus debilidades y sus fortalezas. Desde la no superada muerte de su padre cuando tenía 4 años, su frágil infancia y su propio refugio en el silencio, aislándose con tapones en los oídos. Circunstancias que marcaron su manera de ser desde bien pequeña y que todavía llevaba como un gran peso a su espalda.
Decidir romper con todo y dar un cambio radical a la forma de vivir, para mí, es una decisión muy valiente, y a ella le ha llevado a sentirse en paz, a darse cuenta de que necesita menos de lo que creía.
Lógicamente, por el lugar donde vive ahora, tiene un contacto íntimo con la naturaleza. Se ha convertido en una gran observadora de lo que le rodea, así hace una descripción minuciosa de la fauna y flora. Incluyendo un glosario de aves y otros animales.
Me ha gustado como muestra su mirada interior, que conlleva reflexiones interesantes, que parecen obvias, pero que hasta que no las lees no percibes realmente su importancia.

Algunas frases del libro:
“Me acompañan el fuego de la chimenea y los libros que me rodean. Me lleno con ellos y me vacío de nuevo escribiendo.”

“Librarme de la presión humana me permite ser consciente de la prolija vida no humana que me rodea. Mucho más satisfactoria, mucho más rica, menos reglada.”

“De nuevo, la naturaleza me enseña mucho más de lo que busco; de nuevo, dona mi ímpetu, somete el impulso, ese bastardo sin agallas que reina en la ignorancia.”

“Me pregunto qué sienten las aves enjauladas cuando llega el momento de migrar. Supongo que lo mismo que siente el ser humano cuando está a punto de morir.”

“Pienso en la perfecta soledad del pájaro. ¿Añora el ave cuando migra la tierra que deja atrás? NO, volverá a ella cuando sea el momento. Ni antes ni después. Cada lugar tiene su tiempo, en cada tiempo hay un proceso; yo estoy en él.”

Contracubierta o parte de esta:
Supongamos que llevas años trabajando en la televisión, presentando un programa en prime time. Lo tienes todo: fama, dinero, reconocimiento profesional, una rica vida social… Pero sientes que algo hace crack. Y lo dejas todo. Pero lo dejas de verdad. Porque sabes que arrastras una herida profunda y muy antigua que ni la fama ni el dinero ni los reconocimientos han podido sanar. Y es hora de ocuparse de esa herida.
Ésta es la historia de Beatriz Montañez. Ella decidió irse a vivir a una cabaña de piedra, antigua casucha labriega, que llevaba ya varias décadas abandonada. No había electricidad, ni agua caliente, ni ningún ser humano a menos de veinticinco kilómetros a la redonda. Era perfecta, pues era el momento de apostar fuerte, de vérselas a solas con esa mujer hueca o vaciada. ¿Un confinamiento extremo? ¿Un experimento? ¿Un arrebato? Ni mucho menos. Beatriz Montañez lleva viviendo en su modestísimo refugio más de cinco años… Simplemente dedicada a escribir.
La historia que nos cuenta en Niadela es, en última instancia, la de una desposesión: el abandono de sí misma para poder encontrarse con aquella que una es en realidad. Pero ¿cómo realizar este viaje inmóvil? Como se ha hecho desde hace milenios: deteniendo tu movimiento, separándote del grupo o de la tribu, aguzando la vista y el oído para entender aquello que la naturaleza quiera contarte. Así, Niadela se convierte en un excepcional ejercicio de atención, de observación, de escucha; en otras palabras, de pura nature writing, en el que, con paciencia, con precisión y con un hálito poético extraordinario, la autora nos narra el constante devenir, tan efímero como maravilloso, de la vida que brota a su alrededor.

Fotografía de la cubierta: Esther Pascual Fernández