
Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2007
Jordi Sierra i Fabra a raíz de un artículo, escrito por César Aira, que leyó en el periódico El País en mayo de 2004, que podéis leer aquí, escribió esta historia titulada “Kafka y la muñeca viajera”. Como dice Sierra i Fabra en el libro: “me he permitido la transgresión: inventar esas cartas, terminar la historia, darle un final imaginario".
Terminando este relato en agosto de 2004, a los 80 años de la muerte de Franz Kafka.Jordi Sierra i Fabra a raíz de un artículo, escrito por César Aira, que leyó en el periódico El País en mayo de 2004, que podéis leer aquí, escribió esta historia titulada “Kafka y la muñeca viajera”. Como dice Sierra i Fabra en el libro: “me he permitido la transgresión: inventar esas cartas, terminar la historia, darle un final imaginario".
Nos cuenta como un día de 1923 paseando Kafka por el parque Steglitz de Berlín encontró a una niña pequeña llorando desconsoladamente, sin tener muy claro lo que podía hacer, pero viendo que estaba sola y no paraba de llorar, se acercó a ella e intentó averiguar qué le pasaba. Elsi, que así se llamaba la niña, había perdido su muñeca.
Kafka intentando que la niña no estuviera triste le cuenta que su muñeca se ha ido de viaje. Para que la niña pueda creérselo y esté contenta empieza a escribirle una carta diaria durante casi tres semanas, como si fuese la muñeca la autora de ellas.
La niña acude al parque todos los días para reunirse con Kafka, quien se ha convertido en cartero de muñecas. Esta correspondencia mantiene viva la ilusión de la niña. La tristeza va desapareciendo porque su muñeca es libre y feliz.
Kafka tiene 40 años, está enfermo de tuberculosis, y escribe estas cartas con mucha ternura y sensibilidad. Cada vez se siente más involucrado en conseguir hacer feliz a la niña. Intenta que Elsi no sufra por el abandono de su muñeca. Ha de hacerlo bien para que ella no deje de creer en la naturaleza humana. Tiene que mantener viva su esperanza.
Los dos entablan una relación especial. Uno al otro se están ayudando.
Una vez más es un libro infantil / juvenil, en la contracubierta indica de 8 en adelante, que sin embargo puede ser mejor apreciado por un público adulto. Para los más pequeños pueden identificarlo como un cuento, los mayores podemos profundizar mucho más en este bonito relato.
Me ha parecido un libro muy bello, con una historia muy tierna, entrañable y que llega al corazón. También nos da una imagen muy humana de Franz Kafka.
Jordi Sierra i Fabra utiliza una narración ligera, fácil de lectura, y convierte un hecho real, casi anecdótico, en una novela deliciosa para todos los públicos.
Como curiosidad Paul Auster en su libro “Brooklyn follies” también habla de esta historia de Kafka y la muñeca viajera.
Además también se ha llevado al teatro, hay una versión que realizó producciones Come y Calla.
Algunas frases del libro:
“Los pequeños quieren creer. Necesitan creer. En su mundo no existe, todavía, la desconfianza humana.”
Kafka intentando que la niña no estuviera triste le cuenta que su muñeca se ha ido de viaje. Para que la niña pueda creérselo y esté contenta empieza a escribirle una carta diaria durante casi tres semanas, como si fuese la muñeca la autora de ellas.
La niña acude al parque todos los días para reunirse con Kafka, quien se ha convertido en cartero de muñecas. Esta correspondencia mantiene viva la ilusión de la niña. La tristeza va desapareciendo porque su muñeca es libre y feliz.
Kafka tiene 40 años, está enfermo de tuberculosis, y escribe estas cartas con mucha ternura y sensibilidad. Cada vez se siente más involucrado en conseguir hacer feliz a la niña. Intenta que Elsi no sufra por el abandono de su muñeca. Ha de hacerlo bien para que ella no deje de creer en la naturaleza humana. Tiene que mantener viva su esperanza.
Los dos entablan una relación especial. Uno al otro se están ayudando.
Una vez más es un libro infantil / juvenil, en la contracubierta indica de 8 en adelante, que sin embargo puede ser mejor apreciado por un público adulto. Para los más pequeños pueden identificarlo como un cuento, los mayores podemos profundizar mucho más en este bonito relato.
Me ha parecido un libro muy bello, con una historia muy tierna, entrañable y que llega al corazón. También nos da una imagen muy humana de Franz Kafka.
Jordi Sierra i Fabra utiliza una narración ligera, fácil de lectura, y convierte un hecho real, casi anecdótico, en una novela deliciosa para todos los públicos.
Como curiosidad Paul Auster en su libro “Brooklyn follies” también habla de esta historia de Kafka y la muñeca viajera.
Además también se ha llevado al teatro, hay una versión que realizó producciones Come y Calla.
Algunas frases del libro:
“Los pequeños quieren creer. Necesitan creer. En su mundo no existe, todavía, la desconfianza humana.”
“La esperanza era más necesaria que la realidad.”
“El mayor absurdo depende de la sinceridad con que se cuenta.”
“La niña creía. Se había transformado en el cartero de muñecas. Creía y eso era más de lo que muchos adultos podían esperar de los niños.”
“Había creado un singular y misterioso enigma: la muñeca viajera.”
“La culpa no sólo era de la carta escrita a lo largo del día, sino también de aquel beso. Se llevó la mano a la mejilla. ¿Por qué los besos de los niños tenían sabor?”
“¿Salvar a una niña no era como salvar al mundo?”
“Los sueños son la base de la vida.”
Contracubierta o parte de la misma:
Un año antes de su muerte, Franz Kafka, paseando por el parque Steglitz, en Berlín, encontró a una niña que lloraba desconsolada: había perdido su muñeca. Para calmar a la pequeña, el autor de “La metamorfosis” se inventó una peculiar historia: la muñeca no se había perdido, se había ido de viaje, y él, convertido en cartero de muñecas, tenía una carta que le llevaría al día siguiente al parque. Aquella noche Franz escribió la primera de las muchas cartas que, durante tres semanas, entregó a la niña puntualmente, narrando las peripecias de la extraordinaria muñeca desde todos los rincones del mundo. Según cuenta Dora Dymant, su compañera aquellos días, el estado febril con el que Kafka escribía esas cartas era comparable al de cualquiera de sus inmortales obras.
Éste es el relato de aquella experiencia, en la que Franz Kafka fue un mago de la palabra para una niña desconocida de la que jamás volvió a saberse nada, como tampoco de aquellas cartas que constituyen uno de los misterios más hermosos de la narrativa del siglo XX.
Éste es el relato de aquella experiencia, en la que Franz Kafka fue un mago de la palabra para una niña desconocida de la que jamás volvió a saberse nada, como tampoco de aquellas cartas que constituyen uno de los misterios más hermosos de la narrativa del siglo XX.