Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

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lunes, 20 de febrero de 2012

SI TÚ ME DICES VEN LO DEJO TODO... PERO DIME VEN de Albert Espinosa


El protagonista de esta novela, Dani, se dirige directamente a nosotros, los lectores, nos quiere hacer partícipes de sus sentimientos e inquietudes. Ahora es un hombre de 40 años, pero si no nos pone en antecedentes de su pasado no podremos valorar su actitud, así que intercala el momento presente con grandes pinceladas del ayer. Iremos poco a poco conociendo y compartiendo sus recuerdos, a la vez que configuraremos, junto a él, el mapa de su vida.
Desde pequeño estaba perdido, desorientado, huyendo de su verdad. Hasta que a los 10 y a los 13 años se cruzaron en su camino dos personas especiales, el Sr. Martín y George, en ambos había una fuerza que le equilibraba, consiguieron que se interesase por lo que le contaban, porque le trataban como un adulto. Sus palabras eran lecciones de vida. Con ellos comenzó a construirse como persona, sin ellos se hubiera destruido. Obtuvo muchas recompensas emocionales. Y su vida empezó.
El destino hace que en el presente, justo cuando está pasando otra mala época personal, tenga que volver al sitio donde se reencontró hace 20 años, Capri, ese lugar mágico, donde entre otras situaciones coincidentes con su pasado, conocerá a otra persona especial, una mujer centenaria.
Y es que en la vida, a veces, las cosas no suceden porque sí, sino que tienen una relación, y las casualidades existen, y si conoció a esas personas especiales fue porque tenían que formar parte de su vida para que en el momento actual Dani esté de nuevo en Capri.
Es una novela corta, de rápida lectura, pero con muchos temas que llevan a la reflexión, tiene partes duras y profundas, que quien lo haya leído sabrá a qué me refiero y que, sin embargo, el autor cuenta delicadamente, con mucha suavidad, con frases de esas que las vuelves a leer y te paras a pensar, y sin apenas darnos cuenta no sólo está analizando la vida del protagonista sino que también acabamos analizando la nuestra, y juntos sentiremos la fuerza del regreso al sitio donde se reencontró.

Algunas frases del libro:
“Hacía muchos años que no necesitaba vivir el momento. Pero ahora me era imprescindible porque el momento no me aportaba nada de valor. En cambio, el futuro, el paso del tiempo, tenía la clave de todo y me devolvería mi propio yo sin dolor.”

“Lo mejor de recordar es que puedes regresar cuando lo deseas, nadie te puede robar o impedir eso. Quizá lo que más me impacta es que, siempre que vuelves, el recuerdo es diferente.”

“Olvidarse de reír, un olvido imperdonable a cualquier edad. Un pecado mortal en la infancia.”

“Siempre he creído que en la vida hay personas que te alimentan, que te quieren y que necesitas de tal manera que cuando los pierdes nadie puede llenar ese vacío.”

“La intensidad no la marca el tiempo, sino la emoción que reside dentro de uno.”

“Procedente del exterior, se escuchaba una de esas melodías de fiesta mayor; dentro, nos despedíamos en el más absoluto de los silencios.
Era maravilloso y extraño el contraste sonoro. Nostalgia contenida dentro y felicidad contagiosa fuera.”

Contracubierta o parte de la misma:
Dedicada a todos los que siguen queriendo ser diferentes y luchan contra aquellos que desean que seamos iguales.

Solapa:
Dani se dedica a buscar niños desaparecidos. En el mismo instante en que su pareja hace las maletas para abandonarle, recibe la llamada de teléfono de un padre que, desesperado, le pide ayuda.
El caso le conducirá a Capri, lugar en que aflorarán recuerdos de su niñez y de los dos personajes que marcaron su vida: el Sr. Martín y George. El reencuentro con el pasado llevará a Dani a reflexionar sobre su vida, sobre la historia de amor con su pareja y sobre las cosas que realmente importan.


jueves, 9 de febrero de 2012

SUITE FRANCESA de Irène Némirovsky


Esta novela fue publicada en el año 2004 por las hijas de Irène Némirovsky. La autora murió en 1942 en un campo de concentración, mientras sus dos hijas consiguieron, no sin muchas dificultades, sobrevivir al horror de aquellos años, durante todo ese tiempo guardaron junto a ellas el manuscrito de esta novela.
Conociendo la biografía de Irène Némirovsky y habiendo leído este libro, entre otras cosas, puedo decir que siento admiración por esta mujer. En esta edición es imprescindible leer el prólogo y los apéndices, en donde encontraremos la información necesaria para reconocer el valor de esta obra, incluye notas manuscritas sobre la situación de Francia y su proyecto Suite francesa, extraídas de su cuaderno, y correspondencia de 1936 a 1945, de ella y diversas personas de su entorno.
La idea de la autora era que tuviera cinco partes, tan sólo pudo escribir dos, Tempestad en junio y Dolce, habiendo anotaciones de lo que hubiera podido ser la tercera.
Describe los días previos y posteriores a la ocupación alemana de París, de Francia, empieza en junio de 1940. Una realidad escrita por una mujer, Irène Némirovsky, que fue testigo de estos acontecimientos, narrando los hechos como si pasasen en una película, sencillamente cuenta lo que le pasa a la gente, ella misma dice: “Los hechos históricos sólo hay que rozarlos, mientras se profundiza en la vida cotidiana y afectiva y, sobre todo, en la comedia que eso ofrece”.
Y lo consigue, porque conoceremos las vicisitudes de diferentes personajes que son una muestra de la sociedad francesa de la época, casi una crítica, desde la alta burguesía hasta el pueblo llano. Quienes unidos por el horror de los acontecimientos, la desesperación de la huída sin tener certeza adónde iban, la locura producida por el hambre, el miedo y el cansancio, nos mostrarán hasta dónde puede llegar la condición humana. En estas certeras descripciones acabaremos metiéndonos en la piel de todos ellos, burgueses y campesinos.
Es una historia intensa que transmite el horror, el dolor, la desesperación, la angustia y la ansiedad. Descritos con todo detalle, tanto que incluso hay un capítulo dedicado a un gato, con quien compartiremos ese momento concreto de su vida.
Veremos las dos caras, la de los vencidos y la de los vencedores. Una vez ocupada Francia la convivencia entre civiles franceses y soldados alemanes consiguió establecer algunas relaciones humanas entre invadidos e invasores. En sus corazones la muerte y la guerra no existen. El odio y el amor se entremezclan. Incluso nos encontramos con la descripción y reflexión sobre los sentimientos de una francesa hacia un alemán que sencillamente son un hombre y una mujer, y se aman.
La guerra había cambiado demasiadas cosas pero no la libertad de pensar.
Resulta chocante la visión tan humana que da la autora de los alemanes, sobre todo, conociendo como acabó ella. Pero esto produce más grandeza a esta novela. Relata hechos y situaciones que vio, vivió y sintió, descritos sin ningún ápice de odio sino tal y como sucedieron, dándonos ejemplo de tolerancia. Aunque sino hubiera muerto en 1942, antes de terminar la guerra, seguramente las tres partes de la novela que nunca escribió hubieran tenido otro tono.

Algunas frases del libro:
“Es muy probable que todos suframos en nuestro corazón porque las desgracias públicas están hechas de una multitud de desgracias privadas.”

“París tenía su olor más dulce, un olor a castaños en flor y a gasolina, con motas de polvo que crujen entre los dientes como granos de pimienta. En las sombras, el peligro se agrandaba. La angustia flotaba en el aire, en el silencio. Las personas más frías, las más tranquilas habitualmente, no podían evitar sentir aquel miedo sordo y cerval. Todo el mundo contemplaba su casa con el corazón encogido y se decía: mañana estará en ruinas, mañana ya no tendré nada. No le he hecho daño a nadie. Entonces, ¿por qué?. Luego, una ola de indiferencia inundaba las almas: ¿Y qué más da? ¡No son más que piedras y vigas, objetos inanimados! ¡Lo esencial es salvar la vida!.”

“No soporto este desorden, estos estallidos de odio, el repugnante espectáculo de la guerra. Me iré a algún rincón tranquilo en el campo. Viviré con los cuatro cuartos que me quedan hasta que el mundo recobre la cordura.”

“No sentían desesperación propiamente dicha, sino más bien una especie de incapacidad para comprender, un estupor como el que, cuando estamos soñando, experimentamos en el momento en que las tinieblas de la inconsciencia van a disiparse, en que el día se acerca, en que lo presentimos en que todo nuestro ser se dirige hacia la luz, en que pensamos: No es más que una pesadilla, voy a despertar.”

“--¿Ya se ha firmado el armisticio?
El alemán abrió los brazos.
--Todavía no lo sabemos. Eso esperamos. – respondió.
Y la resonancia humana de aquellas palabras, de aquellos gestos, que demostraban que el alemán no era un monstruo sediento de sangre sino un soldado como los suyos, rompió de golpe el hielo entre el pueblo y el enemigo, entre el campesino y el invasor.”

“Todo esto pasará. La ocupación acabará. Llegará la paz, la bendita paz. La guerra y el desastre de 1940 no serán más que un recuerdo, una página de la Historia, nombres de batallas y tratados que los estudiantes recitarán en los institutos. Pero yo recordaré este ruido sordo de botas golpeando el suelo mientras viva.”

“Todos sabemos que el ser humano es complejo, múltiple, contradictorio, que está lleno de sorpresas, pero hace falta una época de guerra o de grandes transformaciones para verlo. Es el espectáculo más apasionante y el más terrible del mundo. El más terrible porque es el más auténtico. Nadie puede presumir de conocer el mar sin haberlo visto en la calma y en la tempestad.”

Contracubierta o parte de la misma:
El descubrimiento de un manuscrito perdido de Irène Némirovsky causó una auténtica conmoción en el mundo editorial francés y europeo. Novela excepcional escrita en condiciones excepcionales, Suite francesa retrata con maestría una época fundamental de la Europa del siglo XX. En otoño de 2004 le fue concedido el premio Renaudot, otorgado por primera vez a un autor fallecido.
Imbuida de un claro componente autobiográfico, Suite francesa se inicia en París los días previos a la invasión alemana, en un clima de incertidumbre e incredulidad. Enseguida, tras las primeras bombas, miles de familias se lanzan a las carreteras en coche, en bicicleta o a pie. Némirovsky dibuja con precisión las escenas, unas conmovedoras y otras grotescas, que se suceden en el camino: ricos burgueses angustiados, amantes abandonadas, ancianos olvidados en el viaje, los bombardeos sobre la población indefensa, las artimañas para conseguir agua, comida y gasolina. A medida que los alemanes van tomando posesión del país, se vislumbra un desmoronamiento del orden social imperante y el nacimiento de una nueva época.
La presencia de los invasores despertará odios, pero también historias de amor clandestinas y públicas muestras de colaboracionismo. Concebida como una composición en cinco partes —de las cuales la autora sólo alcanzó a escribir dos— Suite francesa combina un retrato intimista de la burguesía ilustrada con una visión implacable de la sociedad francesa durante la ocupación. Con lucidez, pero también con un desasosiego notablemente exento de sentimentalismo, Némirovsky muestra el fiel reflejo de una sociedad que ha perdido su rumbo. El tono realista y distante de Némirovsky le permite componer una radiografía fiel del país que la ha abandonado a su suerte y la ha arrojado en manos de sus verdugos. Estamos pues ante un testimonio profundo y conmovedor de la condición humana, escrito sin la facilidad de la distancia ni la perspectiva del tiempo, por alguien que no llegó a conocer siquiera el final del cataclismo que le tocó vivir.

Traducción de José Antonio Soriano Marco