Una novela que no deja
indiferente, como me ocurrió con "La cena" de Koch (reseña aquí), ambas plantean temas que
llevan a generar un debate ético.
Dividida en tres partes,
en la primera conoceremos la relación entre Michael y Hanna, a finales de los
años 50 en una ciudad alemana, él es un adolescente que descubre el amor y las
relaciones sexuales junto a una mujer veintiún años mayor, que le da seguridad
y le hace sentirse bien consigo mismo, sin tener un mundo común pero que a
ambos les conviene, sintiéndola cercana y distante a la vez. Donde la lectura
era su manera de hablar con ella. Una mujer que un día desaparece y que después
sabrá Michael que esconde un gran secreto.
En la segunda se centra
en el juicio, a mediados de los 60, contra cinco mujeres acusadas de crímenes
de guerra nazis. Michael es estudiante de derecho y es de una generación que
nació al acabar la Segunda Guerra Mundial, y su asistencia al juicio es en
parte una manera de contribuir a revisar el pasado, porque es imposible
comprender lo que es incomprensible. Él forma parte de la siguiente generación,
la que siente vergüenza, la que recibió la información sobre los horrores del
exterminio de los judíos, la que ve que sólo unos pocos son condenados y
castigados, y sienten culpabilidad por unos hechos tan terribles que vivieron
de primera mano la generación anterior, creando un conflicto generacional sobre
el drama de la historia alemana. Además, Michael se verá envuelto en una
dicotomía trascendental donde la comprensión y la condena le producirán muchas
preguntas sin respuesta, agravando sus miedos y reproches a sí mismo.
Y en la tercera es el
cumplimiento de la pena y el desenlace, donde continúan las dudas sobre si es
responsable o cómplice por haber amado a alguien que hizo algo terrible,
teniendo la sensación de no estar haciendo lo correcto ni ante ella ni ante el
mundo.
Esta novela contiene
muchas preguntas y cuestiones que llevan a la reflexión sobre qué hacer o cómo
sentirse ante el hecho de conocer el pasado de alguien a quién amaste y que en
realidad no conocías. Un pasado que no te va a gustar nada y que te es difícil
comprender, que quieres condenar, y no puedes olvidar, porque no sólo te afecta
a ti sino a toda la humanidad. Sabes que no tenía derecho a hacerlo y qué hay
una gran responsabilidad moral ante unos acontecimientos horrorosos.
Sentimientos encontrados que llevan a plantearte como debieron sentirse muchos
alemanes en la posguerra y posteriormente, porque ellos vivieron con el amargo
recuerdo del holocausto. Y que el propio autor ha debido conocer, pues nació en
1944, ¿acaso tiene algo de autobiográfico?
Y es esta parte de
reflexión la que más me ha llegado, porque la relación erótica entre un menor y
una adulta queda absorbida por el juicio de crímenes de guerra nazis, por lo
que Michael va enterándose y descubriendo, ese amor de juventud apenas es una
introducción para llevarnos al eje principal del libro, que genera multitud de
preguntas y dudas sobre las normas éticas que rigen la conducta humana, y la
responsabilidad que tenemos cuando realizamos algún acto. Planteando cuestiones
trascendentales cuando el amor y el horror se entremezclan.
Un libro que para mi va
de menos a más, que he leído despacio porque necesitaba encontrar respuestas,
que me ha mostrado un análisis diferente del holocausto nazi, y que recomiendo
leer. Por cierto, también hay película, aunque no la he visto.
Algunas frases del libro:
“¿Por qué lo que fue
hermoso, cuando miramos atrás, se nos vuelve quebradizo al saber que ocultaba verdades amargas?”
“¿Qué era la justicia? ¿Lo que decían los libros o lo que se imponía y aplicaba en la vida real? ¿O más bien lo que, independientemente de los libros, obligaba a cumplir el ordenamiento de la época?”
“Yo sabía por propia experiencia que la vergüenza puede forzarlo a uno a mostrarse esquivo, a ponerse a la defensiva, a ocultar y desfigurar cosas, incluso a herir a los demás.”
“Quieres entender cómo es que hubo gente capaz de hacer cosas tan terribles.”
“Quería tener sitio en mi interior para ambas cosas: la comprensión y la condena. Pero las dos cosas al mismo tiempo no podían ser.”
“Cuando nadie te entiende, tampoco te puede pedir cuentas nadie. Pero los muertos sí. Ellos sí que te entienden.”
“No importa lo que hice o no hice, ni lo que ella me hizo a mí: es mi vida, eso es todo.”
Contracubierta o parte de la misma:
Michael Berg tiene quince
años. Un día, regresando a casa del colegio, empieza a encontrarse mal y una
mujer acude en su ayuda. La mujer se llama Hanna y tiene treinta y seis años.
Unas semanas después, el muchacho, agradecido, le lleva a su casa un ramo de
flores. Éste será el principio de una relación erótica en la que, antes de
amarse, ella siempre le pide a Michael que le lea en voz alta fragmentos de
Schiller, Goethe, Tolstói, Dickens... El ritual se repite durante varios meses,
hasta que un día Hanna desaparece sin dejar rastro.
Siete años después, Michael, estudiante de Derecho, acude al juicio contra cinco mujeres acusadas de crímenes de guerra nazis y de ser las responsables de la muerte de varias personas en el campo de concentración del que eran guardianas. Una de las acusadas es Hanna. Y Michael se debate entre los gratos recuerdos y la sed de justicia, trata de comprender qué llevó a Hanna a cometer esas atrocidades, trata de descubrir quién es en realidad la mujer a la que amó...
Traducción de Joan Parra Contreras
Siete años después, Michael, estudiante de Derecho, acude al juicio contra cinco mujeres acusadas de crímenes de guerra nazis y de ser las responsables de la muerte de varias personas en el campo de concentración del que eran guardianas. Una de las acusadas es Hanna. Y Michael se debate entre los gratos recuerdos y la sed de justicia, trata de comprender qué llevó a Hanna a cometer esas atrocidades, trata de descubrir quién es en realidad la mujer a la que amó...
Traducción de Joan Parra Contreras