El
libro “La mujer rota” lo forman tres narraciones: La edad de la
discreción. Monólogo. La mujer rota.
Cada
uno independiente pero todos protagonizados y narrados en primera
persona por mujeres. Los escribió Simone de Beauvoir en 1968, en una
época donde empezaron a marcarse diferencias en pro de las
libertades de las mujeres, avanzando hacia la libertad en las
relaciones amorosas, en las actividades profesionales fuera del hogar
y siendo activas políticamente. Pero también se especifica en el
prólogo que hay que tener en cuenta que para la liberación de la
mujer es necesaria la igualdad jurídica y social con el hombre. Y
aunque en otros libros de la autora sí que trata el feminismo de la
igualdad y el feminismo de la diferencia, sin embargo no lo hace en
éste, pues aquí sus personajes expresan la realidad de las mujeres
en aquellos años. Por lo que es una lectura recomendable para darnos
cuenta de que desde entonces las mujeres tenemos más derechos y
libertades pero que todavía queda mucho por hacer y conseguir.
En
“La edad de la discreción” la narradora, que ama las palabras y
las personas que saben servirse de ellas, que confiesa que no podría
vivir sin escribir y que los libros le salvaron de la desesperación,
habla de la relación con su marido, André, con su hijo, Philippe, y
con su nuera, Irène. Y explica como su hijo ha cambiado, desviándose
de la línea de educación de sus padres. Lo que influye en la
relación del matrimonio, y particularmente a ella le hace sentir que
la vida empieza a quitarle todo lo que le había ido dando,
sintiéndose a su vez como si ya estuviera envejeciendo.
En
“monólogo” es también la voz de una mujer la que emite un
soliloquio desgarrador sobre la maternidad, los hijos y las parejas.
Llegando al sentimiento desesperado de que necesita de un marido y de
unos hijos para ser alguien.
En
“La mujer rota” es Monique, de 44 años, quien escribe un diario,
que empezó por soledad y lo siguió por malestar, por la actitud de
su marido, Maurice, con quien tiene dos hijas, Colette y Lucienne, la
primera ha seguido los pasos de su madre en el sentido de que se ha
casado para formar una familia, mientras que la segunda prioriza su
independencia por lo que se fue a vivir a New York.
El
matrimonio se encuentra en ese momento de las parejas que llevan
juntas mucho tiempo y la comunicación equivale a silencio. Además,
Maurice está con otra. A lo que Monique parece que en un principio
se adapta a esa infidelidad. Porque ella misma se pregunta ¿qué
tiene que hacer? la actitud de Maurice la ha bloqueado. Al saber la
relación de su marido con otra mujer, Monique, empezó siendo más
comprensiva pero se fue exasperando, llegándose a sentir humillada.
Por lo que su comportamiento deriva hacia una especie de obsesión
por saber todos los detalles de la infidelidad. Mientras tanto,
Maurice opta por un doble juego, manteniendo su matrimonio y su
amante.
Durante
los 6 meses que escribe el diario se ve el proceso que pasa ella,
llegando a una dicotonomía: ¿él es el culpable o ella ha hecho
algo mal? Lo que le hace dudar y no creer en sí misma, sintiéndose
vacía. Y es que el amor de Maurice es lo que la mantiene viva.
Los
tres relatos son un retrato de mujeres de clase media en el París de
finales de los 60. Mostrando el comportamiento social desde el punto
de vista femenino. Son testimonios en primera persona cargados de
sufrimiento, desasosiego, ansiedad, depresión. Que les lleva en su
existencia al sentimiento de culpa y vacío interior. Convirtiéndose
en mujeres que no encuentran su lugar en el mundo.
Algunas
frases del libro:
“Si
uno quiere comunicarse, generalmente lo logra.”
“Es
necesario dejar a la gente en libertad.”
“Curiosa
cosa, un diario: lo que se calla es más importante que lo que
anota.”
“Creía
saber quién era yo, quién era él: y repentinamente ya no nos
reconozco, ni a él ni a mí.”
Contracubierta
o parte de la misma:
“La
mujer rota es la víctima estupefacta de la vida que ella misma
eligió; una dependencia conyugal que la deja despojada de todo y de
su mismo ser cuando el amor le es rehusado.” Simone de Beauvoir
Traducción
del francés: Dolores Sierra y N. Sánchez
La verdad es que nunca he leído nada de esta autora. Es de esos eternos pendientes que no te acaban de llamar. Pero la época de este me gusta y si es retrato social sin tanta reivindicación puede que me vaya mejor. Lo dejo por si un día decido intentarlo con la autora.
ResponderEliminarUn abrazo