Mi biblioteca personal tiene actualmente 976 libros, los cuales tengo catalogados (deformación profesional, es lo que tiene ser bibliotecaria). Principalmente están en una habitación destinada a estudio. Y precisamente por el espacio que han ido ocupando, hace unos cuantos años que soy asidua al préstamo de bibliotecas.
Algunas frases del libro:
“Las bibliotecas definen a sus dueños.”
“Los libros, como las personas, tienen sus momentos de encuentro que a veces hay que aprender a posponer. Son como piezas de un puzle que encajan o no en un sitio preciso por mucho que nos empeñemos en que ocurra lo contrario.
Después están los libros que se atraviesan, y con los que no hay manera de llegar a un acuerdo.”
Contracubierta o parte de la misma:
Todos los libros tienen una peripecia, una historia que contar. Los libros hablan del carácter, los intereses y la personalidad de sus propietarios, y también la forma de ordenarlos en nuestras personales bibliotecas aporta datos significativos. Hay quien dice que las bibliotecas definen a sus dueños, y estoy seguro de que es cierto. Como en los estratos geológicos de un yacimiento arqueológico, los libros permiten ir desenterrando los restos de todos nuestros particulares naufragios.
Pero, sobre todo, hay que reconocer a los libros una sorprendente capacidad colonizadora: se extienden por los sofás, toman las repisas, los cabeceros de las camas, las mesillas... Como un ejército victorioso ganan los altillos, los aparadores, las cestas de mimbre donde duermen los gatos. Hay libros indispensables que nos obligan a poseerlos, a conservarlos para hojearlos de vez en cuando, tocarlos, apretarlos bajo el brazo. Libros de los que es imposible desprenderse porque contienen fragmentos del mapa del tesoro.
Viñeta de la cubierta: Damián Flores
MANIFIESTO POR LA LECTURA de Irene Vallejo
Hace unos meses leí "El infinito en un junco" (reseña aquí), y para mi fue un gran descubrimiento Irene Vallejo, pues tiene un don para transmitir sensaciones, para contar historias y hacerte viajar con ellas. Su pasión por el mundo del libro, por el lenguaje, por las palabras, es algo que me ha llenado mucho al leerla. En este nuevo libro se recoge el manifiesto por la lectura que va a ser la voz que acompañará a la petición de un Pacto de Estado por la lectura y el libro.
Donde expone las razones por las cuales creemos en los libros.
Dice que las historias escritas o narradas de forma oral, con las palabras que transmiten son un bálsamo en nuestras vidas. Precisamente el lenguaje nos permite la comunicación. Y leer, la lectura y los libros contribuyen a la apertura de la mente. Además, es importante la transmisión de emociones. Leer es un buen ejercicio neurológico.
Recuerda el recorrido del acceso a los libros desde sus orígenes, cuando al principio solo eran asequibles para nobles y aristócratas, hasta llegar a todos, con la alfabetización y el libre acceso a la lectura. Jugando un papel importante los colegios y las bibliotecas.
Expone que la imaginación nos diferencia de otras especies. Nacemos inadaptados a la naturaleza, pero nuestra imaginación ha sido el impulso para adaptarnos. Tenemos el súper poder de la creatividad.
Me ha gustado mucho este alegato en favor de los libros y la lectura, con reflexiones enriquecedoras y la belleza en las palabras de Irene Vallejo, que consigue que sus ensayos no lo parezcan por la cercanía de su narrativa.
Algunas frases del libro:
“Lo imposible debe ser soñado primero, para algún día hacerlo realidad.”
“Somos la única especie que explica el mundo con historias, que las desea, las añora y las usa para sanar.”
“En lo leído está el vocabulario de nuestras vidas.”
“La máquina del tiempo existe: son los libros.”
“Lo sabemos bien, lo narran los cuentos populares: las historias y los libros cobijan en su interior un mágico hechizo de protección, una fortaleza inmune para los humanos. Detrás de lo que hemos llegado a ser laten las rebeldías de generaciones anteriores. Leer es dar sentido al empeño de tantas maestras y bibliotecarios. De ilusos y soñadoras de nuevos mundos, de incontables Sherezades y Quijotes, de nuestros abuelos y bisabuelas que, en un país hundido en la posguerra, anhelaron mejores oportunidades para nosotros. Nos querían más inteligentes, más aladas, más lectores, más viajeras, más libres que ellos. Los libros son albergues de la memoria, espejos donde mirarnos para poder parecernos más a lo que deseamos ser. Estos frágiles universos son nuestra fuerza.”
Contracubierta o parte de la misma:
“Somos seres entretejidos de relatos, bordados con hilos de voces, de historia, de filosofía y de ciencia, de leyes y leyendas. Por esos, la lectura seguirá cuidándonos si cuidamos de ella. No puede desaparecer lo que nos salva. Los libros nos recuerdan, serenos y siempre dispuestos a desplegarse ante nuestros ojos, que la salud de las palabras enraíza en las editoriales, en las librerías, en los círculos de lecturas compartidas, en las bibliotecas, en ls escuelas. Es allí donde imaginamos el futuro que nos une.”
“Tocar los libros” de Jesús Marchamalo y “Manifiesto por la lectura” de Irene Vallejo son dos libros imprescindibles.