En el año 2015, tras 4 años de guerra en Siria, tomó la decisión de huir de Damasco, junto con su hermana mayor Sara. Yusra tenía 17 años.
Su objetivo era llegar a Alemania, donde ya vivía una amiga de su hermana, y el deseo era continuar allí con su vida y sus sueños, seguir estudiando, seguir nadando. Vivir en paz.
El camino no fue nada fácil, empezando por dejar atrás a su madre, a su padre y a su hermana pequeña. A su vez perder todos sus orígenes y ver como se desmoronaba todo a su alrededor. Y si a este estado de ánimo le sumamos las complicaciones del viaje, con situaciones terribles, dolorosas, humillantes. Desde luego fueron días que marcan una existencia.
La historia de la barca, que ya se explica en la sinopsis del libro, es tremenda. Yusra y Sara tuvieron mucha valentía. Pero eso solo fue el comienzo. Luego vivieron situaciones de todo tipo. Lesbos en aquellos tiempos se volcó con los refugiados, y eso que en aquel agosto de 2015 llegaron a esa isla más de 80.000.
Pero no todo el viaje fue igual. Otros países les cerraron la frontera, o les perseguían para devolverlos al horror de su país de origen.
Tramos del viaje pasaron hambre, frío, les negaron cobijo, agua, comida.
Hungría fue horrible con los refugiados. Aparte de que allí quisieron traficar con ellos. Aunque había mafias en todos los países, que además les exprimían económicamente, tuvieron que gastar mucho dinero para ir de un país a otro.
Otra tremenda situación fue cuando en un tren húngaro una chica dio el chivatazo de que iban sirios y la policía les hizo bajar. Ellos pensaron: “¿es que no ve que solo somos seres humanos, igual que ella?”
En contraposición hubo periodistas que les ayudaron. Y Austria les recibió con los brazos abiertos. Lo mismo que Alemania, que les acogió, y ese fin de semana de septiembre de 2015 llegaron 20.000 personas.
Por primera vez después del terrible viaje, y de los años de guerra, ven que pueden tener un futuro. Yusra ha aprendido perspectiva, en Siria se preocupaba por tonterías, ahora sabe lo que son dificultades. Se siente más segura, y cree que va a poder con todo.
Y lo que nunca hubiera imaginado cuando entrenaba en la piscina de Damasco y las bombas caían muy, muy cerca, se hizo realidad en su nuevo hogar en Alemania. Cuando el COI, creó un equipo de Refugiados para las Olimpiadas de Brasil de 2016, y Yusra fue una de las invitadas a participar.
El que esta historia narre hechos reales transmite mucho dolor, indignación y rabia, porque Yusra lo ha podido contar, pero como ella misma dice en el último capítulo del libro donde comparte sus reflexiones sobre la terrible experiencia, se pregunta porqué sobrevivieron al mar, cuando tantísimos otros no lo hacen. El cómo su vida se vio truncada por una guerra y como nunca quiso ser una heroína, sino seguir siendo un ser humano y tener una vida normal. Ella y su familia no eligieron ser refugiados, ni nadie lo elige. Y ella quiere ser la voz de todos ellos para contar quiénes son en realidad. Y mostrar al mundo la verdad. Y lo hace como embajadora de ACNUR
Algunas frases del libro:
“Suspiro y pienso en todas las personas que pueblan la ciudad, en la gente que trabaja, que vive, que ama, que intenta buscar la normalidad en un lugar en el que caen las bombas del cielo.”
“Me pregunto por qué situaciones habrán pasado, qué horrores los habrán obligado a recurrir a esta ruta desesperada a través del mar.”
“Este lugar es un cementerio. Piensa en todas las personas, exactamente iguales que tú, que se ahogaron aquí. Jóvenes, ancianos, madres y sus bebés; miles de vidas extinguidas en las olas. Seguro que hay restos de cuerpos en el fondo del mar, bajo tus pies. Cuerpos que nunca enterraron, que nunca llevaron a su hogar, junto a sus seres queridos. Cuerpos que ni siquiera fueron identificados. Que se convirtieron en una estadística más, olvidada por el mundo.”
“Me doy cuenta de que para los demás es difícil entender que podamos reírnos de todo lo que nos ha sucedido. No es que no nos importe, lo que ocurre es que es más fácil reír que llorar. Si lloro, lo haré sola, pero si reímos podemos hacerlo juntos. Supongo que nadie sabe lo fuerte que puede llegar a ser hasta que le toca lidiar con la tragedia.”
“Me quedo sentada en silencio, mientras lucho contra mí misma durante un minuto. Es esa palabra Refugiada. Es el mar, y las bombas, y las fronteras, y el alambre de espino, la humillación y la burocracia. Y sí, también es la caridad, que tanto duele.”
“No necesito limosnas. No quiero ser famosa. Lo que quiero es paz, para poder reconstruir mi vida.”
Contracubierta o parte de esta:
En el verano de 2015, Yusra, de diecisiete años, y su hermana mayor Sara huyeron de su casa en Siria arrasada por las bombas. Desde damasco emprendieron un peligroso viaje hacia la costa de Turquía, donde consiguieron subir a un pequeño bote con otras veinte personas dispuestas a todo por llegar a Europa.
Llevaban treinta minutos de travesía cuando el motor se detuvo y la embarcación estuvo a punto de volcar. En ese instante, Yusra, Sara y otras dos personas se tiraron al mar para aligerar la carga. Las hermanas eran las únicas que sabían nadar y durante más de tres horas fueron las que guiaron la barca hasta la costa de Lesbos, salvando la vida del resto de pasajeros. En aquel momento nadie podía imaginar que un año después, Yusra Mardini competiría como nadadora en los Juegos Olímpicos de Río.
Traducción de Elena Macian Masip
Título original: Butterfly
Imagen de la cubierta: Thomas Duffé