Tercera
y última entrega de la trilogía de la Ciudad Blanca. El primer
libro es “El silencio de la ciudad blanca” (reseña aquí) y el
segundo libro es “Los ritos del agua” (reseña aquí).
Según
cuenta la propia autora en los agradecimientos finales, este cierre
de trilogía queda cruzado con su otra obra “La saga de los
Longevos”, un origen común para historias diferentes. Por lo que
será interesante (si no lo has hecho ya) leer ese libro para
completar éste. También hay una extensa y detallada relación
bibliográfica de los libros con los que se ha documentado para
escribir esta historia.
La
estructura es similar a los dos primeros, alterna capítulos en dos
espacios temporales, esta vez el presente en 2019 y el pasado se
remonta a 1192. Lo que engancha a la lectura, pues tienes ganas de
continuar leyendo lo que sucede en cada época.
Además
hay tensión desde el minuto cero. Con muertes que no son normales,
más bien son espectaculares, que llevan a la policía a indagar en
la historia antigua. A su vez empieza con dos casos en marcha, lo que
crea una atmósfera de mucha más intriga.
Los
personajes, algunos son conocidos de los dos libros anteriores, por
lo que sus comportamientos e inquietudes no sorprenden, y hay
referencias a las dos primeras entregas, lo que refresca la memoria
sobre ellos y su pasado. Aún así en este volumen hay un cambio en
la relación personal de Unai (más conocido como Kraken) y Alba,
porque pasan por una crisis de identidad, pues intentan separar lo
personal de lo profesional, pero con sus trabajos, él inspector de
la División de Investigación Criminal, experto en perfilación, y
ella subcomisaria, les es difícil desconectar cuando llegan a casa.
Pero su pequeña hija Deba hace que se planteen por primera vez otra
vida más tranquila, sobre todo ella. Aunque para Kraken es
complicado, pues se siente responsable de salvar el mundo, en cierta
manera tiene madera de héroe.
Me
gusta que haya personajes de personas mayores, muy mayores, casi
centenarios, en los libros anteriores ya salía el abuelo de Unai, y
además en este, en la época medieval, sale una anciana, la abuela
Lucía. A ambos los muestra como personas sabias, sensatas, muy
respetadas por quienes les rodean, y a quienes todo el mundo quiere y
se preocupan por ellos.
La
ambientación continua siendo muy certera, deja la sensación como si
fuera un recorrido virtual por las calles de Vitoria. Como
complemento están los mapas en las guardas (de GradualMap), uno
corresponde a la antigua ciudad de Victoria, la milenaria Almendra
Medieval allá por el 1192; y el otro a la misma zona pero en la
Vitoria actual. Lo que ayuda a situarse fácilmente.
Tanto
esta novela como las previas ha mantenido un nivel parecido en cuanto
a argumento, trama, estructura, ambientación y personajes,
convirtiendo la lectura casi en adictiva. Con un cierre creíble,
tanto por las decisiones tomadas por los principales personajes, como
también por la resolución de los casos.
Algunas frases del libro:
“Era
mi manera de trabajar: lanzaba sondas en todas las direcciones hasta
encontrar una línea de investigación fértil de la que tirar del
hilo.”
“Qué mentira se contó a sí mismo para seguir adelante. Todos nos las contamos para superar lo que no podemos aceptar.”
“Cuando descartas lo imposible, lo único que queda es lo improbable.”
“Dicen los neurólogos que cuando resuelves un enigma el cerebro te regala una descarga de dopamina. Es adictiva. Te hace sentir bien.”
Contracubierta o parte de la misma:
Vitoria,
2019. “Los señores del tiempo”, una novela ambientada en el
medievo, se publica bajo un misterioso pseudónimo: Diego Veilaz.
Victoria,
1192. Diago Vela retorna a su villa después de dos años en una
peligrosa misión encomendada por el rey Sancho VI y encuentra a su
hermano Nagorno desposado con la que era su prometida, la intrigante
Onneca de Maestu.
Unai
López de Ayala, Kraken, se enfrenta a unas desconcertantes muertes
que son idénticas a los asesinatos descritos en la novela “Los
señores del tiempo”. Las investigaciones llevarán a Kraken hasta
el señor de la torre de Nograro, una casa-torre fortificada habitada
desde hace mil años por el primogénito varón. Pero el reverso de
tanta nobleza es la tendencia de los señores de la torre a padecer
el trastorno de identidad múltiple, un detalle que arrastrará a
Estíbaliz a vivir una arriesgada historia de amor.
Fotografía
de la cubierta: Agustín Escudero
Me quedé en el primero, me gustó pero no para tanto y no me convenció mucho la relación de los protas. El segundo no me atreví con él porque el caso me daba muy mal rollo. El primero de la saga de los longevos también lo leí y la verdad es que me gustó mucho pero le perdí la pista y hasta hace poco no me enteré de que ya había publicado la continuación. Es que soy un desastre con las trilogías.
ResponderEliminarLa verdad es que voy a esperar a que cambie de tercio.
Un saludo
Me gustó muchísimo la trilogía. No he leído nada más de la autora, la otra temática me da un poco de pereza. Un saludo.
ResponderEliminarMe da una pereza bastante importante. Leí el primero, que me pareció normalito, con situaciones chirriantes, vocación de guía de Vitoria y obsesión por que pasaran muchas cosas. Algo mejor el segundo, más pulido, más hecho. Pero no sé si lo leeré, supongo que sí. Parece que te ha gustado más que a mí los otros.
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