Este
relato transcurre bajo la banda sonora de la ópera Turandot de
Puccini, con el añadido de que la protagonista de la novela, Lucía,
semeja la princesa china, que parece haber encontrado a su príncipe
Calaf en Braulio, un vecino a quien sobre todo le gusta escuchar el
aria Nessum Dorma, cuya traducción “que nadie duerma” pone
título a este libro.
Así
el autor nos lleva entre la ficción y la realidad a unos
acontecimientos que según van ocurriendo llegan a resultar
inquietantes, pues Lucía desde su décimo cumpleaños ha vivido bajo
la sombra de su madre por los extraños hechos que allí sucedieron,
autoconvencida de que es una falsa delgada y de su relación con las
aves, además está bajo el influjo de la frase de su madre: “algo
va a suceder”. Así cuando cumple la edad en la que murió su
madre, todos los cambios y lo interesante le empieza a pasar. Siendo
lo más radical, casi sin pensarlo, su cambio de trabajo, de
programadora informática a taxista. Convirtiendo ese habitáculo en
su propio mundo, circulando por las calles de Madrid, pero imaginando
Pekín. Entre conversaciones con los clientes, que tienen algo de
desahogo interior, y encuentros extraños.
El
resultado es una historia compleja, que está siempre al límite
entre lo irreal y lo real, con unos personajes sorprendentes, que se
van entrecruzando casi por azar, que son un reflejo de la condición
humana. Entretanto, los lectores, somos introducidos en el rol de la
protagonista, en su desdoblamiento del yo, en su mundo de mujeres y
hombres pájaro, en su soledad, y en sus sentimientos. Mientras
surgen las preguntas ¿humillación? ¿venganza? ¿locura?
Me
ha parecido un argumento original, bien tramado, que mas allá de los
viajes en taxi y la ópera profundiza en el comportamiento humano.
Algunas
frases del libro:
“Cuando
logras imaginar lo que haces y hacer lo que imaginas, todo de forma
simultánea, desaparece la ansiedad de tu vida.”
“La
vida era también un plano ciego en el que cada uno debía ir
colocando los acontecimientos que la delimitaban.”
Contracubierta
o parte de la misma:
El
día en Lucía pierde su empleo como programadora informática es
también el día en que su vida ca a dar un giro definitivo, tal vez
por una sucesión de casualidades o tal vez porque ese era el destino
que le estaba esperando desde su décimo cumpleaños. Como si de un
algoritmo se tratara, Lucía establece los siguientes principios
sobre los que basará su existencia futura: va a dedicarse a ser
taxista; recorrerá las calles de Madrid – o tal vez Pekín – al
volante de su taxi mientras espera pacientemente la ocasión de
llevar en él a su vecino desaparecido, del que se ha enamorado, y
todos los acontecimientos importantes para ella tendrán como banda
sonora, a partir de ese momento, la ópera de Puccini “Turandot”,
de la que se siente protagonista.
Imagen
de la cubierta: Ana Juan
Me gusta mucho la primera cita, sobretodo.
ResponderEliminarEs un libro que también tengo pendiente.
Besos.
Hola,
ResponderEliminarme lo prestaron, leí unas páginas y lo devolví. Según pasa el tiempo estoy más convencida de que no era mi momento para leerlo así que seguro que le daré otra oportunidad cuando el tiempo me lo permita.
Un beso
Lo compré el año pasado y sigue en la estantería esperando su momento. Pero no me olvido.
ResponderEliminarUn beso 😉
A mí también me gustó mucho. Me pareció diferente y original pero muy bien integrado lo surreal con lo real. Me pareció muy artístico también. Coincido contigo.
ResponderEliminarBesos
Hace mucho que no leo a Juan José Millás. Me gustó mucho durante un tiempo, pero me llegó a cansar, tampoco sabría decir muy bien por qué. me imagino que prefiero cosas más realistas.
ResponderEliminarUn beso.
De Millás he leído El mundo, hace ya nueve años, a ver si me animo a retomar a este autor. Besos.
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