Es
la primera vez que leo a Ian McEwan y no será la última. Pues en
este libro plantea temas de auténtico debate, cuestiones que no
dejan indiferente, que te hacen pensar y te crean un dilema. Y
lecturas así resultan imprescindibles.
Fiona
Maye, magistrada del Tribunal Superior de Justicia en Londres, se
encuentra con dos disyuntivas, una en su vida personal y otra en su
vida profesional. En la segunda circunstancia ella tiene el poder de
decidir la tutela de un menor, pero en la primera ¿quién la protege
a ella?
Su
marido, Jack, de 59 años, en crisis por la edad, quiere una aventura
sexual con otra mujer, pero quiere el consentimiento de Fiona, y es
que no quiere separarse, tan sólo tener esa relación y continuar
con su matrimonio. Esta situación le lleva a Fiona a tener una
inestabilidad personal.
Este
tema, que no deja impasible, está tratado en un segundo plano.
Siendo la parte central de la novela el trabajo que realiza esta juez
de menores. Sus mañanas en el juzgado gestionando: peticiones,
alegatos, argumentos, sentencias, órdenes. Los casos la absorben,
sabe que pertenece a la ley, pues su trabajo es prioritario. Nos
habla de alguno de ellos, como el de los siameses, como ejemplo de
hasta dónde tienen que llegar sus decisiones, dejando encima de la
mesa el dilema ético y la responsabilidad moral. Para llevarnos al
caso del joven, menor de edad por unos meses, que necesita una
transfusión para seguir luchando contra la leucemia, y que al ser
testigo de Jehová, sus padres no dan el permiso. Por lo que desde el
hospital solicitan una orden específica del Tribunal de Familia para
hacerle una transfusión. Y entramos de nuevo en un debate ético
¿Debe Adam afrontar la muerte a causa de sus creencias o las de sus
padres? Mientras, Fiona tiene que decidir lo que es razonable y
legal. Porque la libertad de elegir un tratamiento médico es un
derecho humano fundamental de los adultos, pero en esta ocasión es
un menor y por tanto se ha convertido en un caso jurídico y moral,
no médico.
Se
comenta en el libro que en el antiguo sistema judicial se conservaba
el lado humano. Pero que ahora la vida de los menores está
registrada en los ordenadores, por lo que hay más papeleo pero menos
amabilidad. Aunque siempre debería priorizar el bienestar del menor.
Por
otra parte hago un inciso porque me he encontrado entre las páginas
de esta novela una breve referencia a la anorexia, en la que el joven
Adam da su opinión: comparándola con la religión, desde el punto
de vista de querer sufrir, amar el dolor y el sacrificio, pensar que
todo el mundo se preocupa, y que el universo entero se ocupa de ti,
de lo que pesas. Y personalmente como el tema me es muy cercano y
estoy muy sensibilizada ante el mismo. Concluyo que esta cortísima
alusión dentro de la narración es excluyente.
Volviendo
al libro, es una lectura de las que no dejan indiferente, que lleva a
la reflexión de nuestra propia condición humana. Una historia que
no hay que perderse como tampoco “La cena” y “Casa con piscina”
de Herman Koch (reseña aquí y aquí), y “El lector” de Bernard
Schlink (reseña aquí). Lecturas que te llevan a un debate ético.
Algunas frases del libro:
“Son
juicios de valor sobre los cuales pueden discrepar personas
razonables. Puesto que los jueces son también personas, esto
significa que es inevitable cierto grado de diversidad en su
aplicación de los valores.”
“A mi juicio, su vida es más preciosa que su dignidad.”
Contracubierta o parte de la misma:
Acostumbrada
a evaluar las vidas de los demás en sus encrucijadas más complejas,
Fiona Maye se encuentra de golpe con que su propia existencia no
arroja el saldo que desearía: su irreprochable trayectoria como
jueza del Tribunal Superior especializada en derecho de familia ha
ido arrinconando la idea de formar una propia, y su marido, Jack,
acaba de pedirle educadamente que le permita tener, al borde de la
sesentena, una primera y última aventura: una de nombre Melanie. Y
al mismo tiempo que Jack se va de casa, incapaz de obtener la
imposible aprobación que demandaba, a Fiona le encargan el caso de
Adam Henry. Que es anormalmente maduro, y encendidamente sensible, y
exhibe una belleza a juego con su mente, tan afilada como ingenua,
tan preclara como romántica; pero que está, también, enfermo de
leucemia. Y que, asumiendo las consecuencias últimas de la fe en que
sus padres, testigos de Jehová, lo han criado, ha resuelto rechazar
la transfusión que le salvaría la vida. Pero Adam aún no ha
cumplido los dieciocho, y su futuro no está en sus manos, sino en
las del tribunal que Fiona preside. Y Fiona lo visita en el hospital,
y habla con él de poesía, y canta mientras el violín de Adam
suena; luego vuelve al juzgado y decide, de acuerdo con la Lay del
Menor.
Traducción
de Jaime Zulaika
A mí también me gustó mucho lo bien planteado que está el problema, sin adoctrinar y dejando la puerta abierta al debate. A mí me llamó más la parte personal aunque se quedara en un segundo plano.
ResponderEliminarMuy buena la construcción de personajes.
Besos
Leí una novela del autor y me gusto. En principio quiero leer más libros suyos pero no sé si seguiré por este.
ResponderEliminarYa he oído hablar de este hablar y la verdad es que pinta muy interesante.
ResponderEliminarUn besin
Pues a mi me gustan este tipo de lecturas, yo tampoco he leído al autor hasta el momento pero es esta la elegida para empezar, me gusta mucho lo que plantea.
ResponderEliminarBesos
Pues no he leído nada de este autor aún. Y veo que tengo que ponerle remedio. Y si puedo, va a ser prontito.
ResponderEliminarBesotes!!!
De este acutor solo he leído Expiación, que me encantó y la verdad es que no sé la razón por la que no he vuelto a animarme con nada suyo. Tu recomendación de hoy me la llevo, me has convencido con tu reseña y la referencia a las dos novelas de Koch, que fueron lecturas estupendas ambas, han puesto la puntilla final.
ResponderEliminarBesos.
La tengo apuntada. He leído buenas opiniones.
ResponderEliminarUn beso ,)
La tengo pendiente en el ebook y creo que me gustará.
ResponderEliminarBesos
Hola Blanca:
ResponderEliminarQué reseña tan buena y tan agradable de leer. Expones los asuntos estupendamente, tanto que ahora mismo lamento mi cicatería al no haberla adquirido durante la pasada Feria del Libro y eso que la tuve entre mis manos. En fin, qué le voy a hacer. Creo que la sacaré de la biblioteca.
Quería aprovechar este comentario para decirte que te he nominado en mi blog para el Premio Best Blog: http://elblogdejcgc.blogspot.com.es/2016/07/nominacion-best-blog.html
Me gustaría que lo aceptases.
Un beso
Mi relación con los libros de este autor está llena de altibajos pero si lo relacionas con Herman Koch tendré que planteármelo...
ResponderEliminarAbrazo!