En los agradecimientos la autora especifica que esta historia no es la suya, por lo que no es autobiográfica. Aunque al haber tenido anorexia las partes en las que trata la enfermedad son muy reales. Ella sabe que es una enfermedad mental con consecuencias físicas, y en esta novela ha intentado desmitificar clichés. Y es consciente de que los trastornos alimenticios no tienen una salida fácil, y que lo mismo ella no se llega a curar, aunque pueda llegar a cierto control. Ahora, Andrea Tomé, se encuentra en tierra de nadie, lo que llaman EDNOS: Eating Disorder Not Otherwise Specified = trastorno alimentario no especificado. Que es cuando continua existiendo un trastorno, pero no corresponde al cien por cien a la anorexia o a la bulimia.
Hace
como año y medio hablé en mi blog del libro, “Días sin hambre”
de Delphine de Vigan (reseña aquí). Ahí me sinceré contando que
una de mis hijas tiene anorexia, entonces me supuso un reto
enfrentarme a una lectura que sabía me iba a resultar dura, y lo
fue, porque entre aquellas páginas la veía reflejada. Ahora al
encontrarme con este libro en la biblioteca tenía interés en
conocer como su autora contaba su experiencia, tal vez porque a veces
necesito ver que la conducta de mi hija no es única, ni rara, ni
nada por el estilo, sino que es consecuencia de su enfermedad. Una
enfermedad en la que paso a paso va avanzando venciendo sus miedos y
sus obsesiones.
La
novela está dividida en tres partes cuyos títulos tienen un
significado bastante descriptivo en cuanto a los estados que sienten
las personas con esta enfermedad: invierno, deshielo y despertar.
El
personaje principal es Victoria, una joven enferma de anorexia, que
ha sido ingresada varias veces y está en tratamiento con una
psicóloga y con una psiquiatra. Sabe que no está bien, y aunque
recibe palabras de ánimo no son las respuestas que necesita, por lo
que se siente incomprendida. En esta primera parte, “Invierno”,
habla mucho de las calorías, llegándome a agobiar por momentos,
pues imaginaba la mente de mi hija haciendo continuos cálculos.
Por
otro lado ha habido una situación que me ha parecido complicada, y
que a la vez puede ser real, aunque creo que no ayuda en la
superación de la enfermedad, y es el hecho de que su madre viva y
trabaje en otra población y su padre en Canadá. Por lo que vive con
su hermana Blanca, quién asume el peso de la situación, ¡uf!
demasiada responsabilidad. Blanca confía en su hermana pero no en su
enfermedad, y le recuerda continuamente que “no vuelva a eso”.
Frase que mi otra hija también le dice muchas veces a su hermana.
Victoria
llega a un momento en que no sabe si quiere curarse, y se enfrenta a
las voces de su cabeza, está en una continua batalla. Aquí es
cuando otro personaje, Kenji, que se ha convertido en alguien
importante en su vida, cree que la anorexia forma parte de Victoria,
de su historia. Y donde la gente ve debilidad, él ve fuerza, porque
ella ha estado luchando contra la enfermedad mucho tiempo.
Pero
en un momento determinado se desmorona de nuevo al saber que a una de
sus compañeras de hospital le ha vencido la enfermedad,y además
teme perder a Kenji. Ya son 6 años de enfermedad, ahora tiene 19
años y, aunque sus miedos continúan, sabe que dando pasos adelante
va rozando la felicidad.
Me
ha parecido una historia bastante cercana a la realidad, aunque hay
situaciones que en mi familia no las hemos vivido, pero las
obsesiones y los miedos con los que convive Victoria día a día son
muy reales. Lo mismo que los altibajos en su estado de ánimo, junto
con los pequeños avances, y el intento por llegar a una normalidad.
Creo que puede ser una buena lectura para la gente más joven, porque
les puede ayudar a ver los trastornos alimenticios desde una
perspectiva más real.
Algunas frases del libro:
“Nadie
respeta nuestro ritmo.”
“Ojalá tuviese la facultad de cerrar mis oídos a mis propios pensamientos.”
“Yo soy la dueña de mi destino y me niego a vivir en un cuerpo que no me pertenece.”
“Adiós al invierno y bienvenido el calor de la primavera.”
Contracubierta o parte de la misma:
Victoria
y Kenji comparten un secreto: las cicatrices que recorren sus
muñecas. Para ella, los días transcurren contando calorías e
intentando que su hermana no la obligue a comer más de lo que ella
considera suficiente. Él vive escondiendo las marcas de su pasado
bajo tatuajes y trabajando de sol a sol en un bar para amantes del
rock.
Ambos
están solos, aislados del mundo...
Hasta
que Kenji descubre a Victoria en los baños del bar donde trabaja
rodeada de un charco de sangre. Todos creen que ha intentado
suicidarse, porque sufre anorexia, porque su novio acaba de dejarla,
porque en definitiva parecía inevitable. Pero nadie la entiende
realmente... hasta entonces.
No la descarto, pero de antemano no me atrae tanto. Supongo que el verte en el problema de lleno te la ha hecho más atractiva. Espero que todo mejore.
ResponderEliminarBesos
No me llama demasiado la historia ni el género.
ResponderEliminarUn beso ;)
Una enfermedad complicada. Sobre el tema solo he leído Días sin hambre, que me resultó particularmente dura y eso sin tener ninguna relación cercana con la anorexia. En fin Blanca, fuerza y tesón para ti y tu hija. Besotes.
ResponderEliminarTal y como lo cuentas no me importaría leerlo ya que nunca está de más acercarse a estos temas.
ResponderEliminarMucho ánimo para tu hija y para ti.
Abrazo!
Me gustaría leer este libro: no me había fijado mucho en él, pero me gusta lo que cuentas. 1beso!
ResponderEliminarPues mira, sobre todo si sirve para que la gente más joven se aproxime a este tipo de problemática de forma más realista, ya merece la pena.
ResponderEliminarBesos
Esta no la veo para mí.
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