Este
tipo de historias intimistas, que transmiten sentimientos y producen
emociones, es un género de novela que me llena mucho. Porque cada
párrafo, cada frase, están repletos de significado.
Ya
desde el comienzo la ternura en los besos que reparte en la
residencia el personaje de la hija, es de esos momentos que no sólo
imaginas, sino que llegas a sentir. Como más adelante cuando quiere
hacer una foto de las manos de su madre entrelazadas con las suyas.
Que me ha recordado otra historia preciosa “Las manos de mi madre”
de Karmele Jaio (reseña aquí). Y otro momentazo es la referencia a
la casa de su familia y como lo relaciona con la ilustración de la cubierta, un cuadro hiperrealista de Modesto Trigo.
Y
luego es conmovedora la narración paso a paso del proceso de pérdida
de memoria, expresado desde el amor de una hija que ve y siente cada
día el deterioro de su madre. Esos pequeños olvidos que van en
aumento. Transformando la vida cotidiana, que deja de serlo para
convertirse en algo nuevo cada día. Pasando a invertirse los papeles
cuando la hija tiene que enseñar a la madre.
Por
otra parte se produce un efecto contrario entre la hija y la madre,
pues los olvidos de esta última hacen que la hija recuerde momentos
de su propia vida, de su infancia, de su juventud. Algunas
situaciones que vivió y luego el paso del tiempo había hecho que no
recordase.
Pero
este libro no se queda sólo en la enfermedad del alzheimer, sino que
va un poco más allá, y para que no se queden en el olvido habla de
algunos acontecimientos que marcaron la historia del siglo XX en
España. Utilizando el encuentro casual con otro personaje, se
rescatan momentos de la Guerra Civil, de la posguerra y del 23F.
Recuerdos de lo que vivieron esta madre, esta hija, y su familia
(momentos que han traído a mi memoria situaciones parecidas de mi
familia).
Y otro punto estupendo de esta novela es que en algunas de las escenas he sentido empatía con esa hija, porque su
personaje resulta cercano, y consigue que te pongas en su piel.
Algunas frases del libro:
“La
destrucción de nuestra madre iba invadiendo, deteriorando y tornando
inhabitables los recuerdos de nuestra infancia.”
“El futuro no existía y el pasado estaba dejando de existir.”
“Una vida en la que cada día estrena mundo.”
“No saber hacer no significa no sentir.”
Contracubierta o parte de la misma:
“Muchas
tardes vengo aquí, traspaso la cancela, atravieso el pequeño jardín
y entro en el edificio de la residencia donde ahora vive mi madre,
esa mujer que ya no recuerda que soy su hija. Suele alegrarse de
verme: intuye que soy alguien querido, aunque no sepa con certeza
quién. Me ha olvidado a mí, como ha olvidado la mayor parte de su
propia vida. Parece ensimismada. Podría pensarse que cualquier
comunicación es imposible. Pero en estas tardes en que nos sentamos
juntas se ha ido desarrollando entre nosotras una nueva relación,
otra forma de comunicarnos. Su sinrazón nos ha abierto la puerta a
una vida nueva. En medio de su desmemoria, afloran fugazmente nombres
antiguos, palabras que atraen la evocación de cosas que nos
sucedieron, recuerdos compartidos. Y esas pequeñas ráfagas del
pasado hacen que yo misma recupere muchas cosas que había olvidado.
Nos
une lo que olvidamos, porque su falta de memoria estimula mi memoria,
me hace bucear en mi pasado y recobrar vivencias perdidas. Gracias a
esta mujer que apenas recuerda nada de su vida empiezo a reconstruir
mi historia y la de un país que ya no existe: el nuestro, hace unos
años.”
Yo también disfruto mucho de las lecturas intimistas y últimamente leo muy pocas. Tomo nota de tu propuesta, me ha parecido muy atractiva.
ResponderEliminarBesos.
Últimamente he leído un montón de novelas de Anagrama, no me preguntes por qué, y en todos he encontrado cosas particulares que me han gustado. Todas tenían en común también ese punto de historia intimista, así que no me importaría nada acercarme a este.
ResponderEliminarBesos.
No lo conocía y me lo anoto. Me gustan este tipo de lecturas de vez en cuando.
ResponderEliminarUn beso ;)
Me gustan también este tipo de historias y ésta que nos traes hoy tiene muy buena pinta. No la conocía así que me la apunto.
ResponderEliminarBesotes!!!
También me gustan las historias intimistas y esta niña me importaría léerla.
ResponderEliminarLo tengo fichado, que creo que me va a gustar mucho. Y también es del tipo de libros que le gustan a mi madre, así que sé que lo pillaré seguro para ella o para mí.
ResponderEliminarbsos!
Wow, me encanta lo que cuentas. Me lo tengo que anotar, adoro lo intimista, cada vez más.
ResponderEliminarPor cierto, no conocía ese título de Karmele Jaio. Me leí hace poco "Música en el aire", ¿lo has leído? Lo he regalado ya dos veces, me gustó muchísimo.
ME anoto los dos.
Besos
Buscando mi equilibrio: no conocía ese libro de Karmele Jaio, lo acabo de buscar en internet, y si transmite los sentimientos como he leído seguro que me gusta.
EliminarGracias por la recomendación.
Un abrazo
Creo que he dudado media docena de veces este título, y sigo sin estar del todo convencida, he pinchado varias veces en este estilo
ResponderEliminarBesos
a mi me gustan este tipo de lecturas, y ella es una autora que no he leído. Tomo nota del título. ¡Gracias por la reseña!
ResponderEliminarun beso,
Ale.