La
espera, cerca del puente de Bijelo Polje (antigua Yugoslavia), de
Márquez, un cámara obsesionado con grabar el momento en que un
puente salte por los aires durante un bombardeo, junto con Barlés,
un periodista que primero trabajó con sus Pentax y luego con la
televisión. Es el comienzo de esta historia que relata el día a día
de los reporteros de guerra, principalmente ellos dos, pero haciendo
referencias a muchos otros. Ubicando el relato en el conflicto de los
Balcanes, pero nombrando más lugares del mundo. El autor, Arturo
Pérez-Reverte, fue reportero de guerra durante 21 años, y este
libro sin ser autobiográfico habla de sus impresiones. Dedicándoselo
a su compañero de profesión José Luis Márquez, cámara en
multitud de conflictos bélicos. En los Balcanes estuvieron juntos.
En
el libro, donde hay mucha más realidad que ficción, el cámara se
llama Márquez y el reportero Barlés. Ambos llevan 20 años
cubriendo guerras y comparten el gusto por aquella forma de vivir,
sus esfuerzos, su trabajo, con sus riesgos y siendo conscientes de
que lo más frágil que tienen es la vida. Saben que en territorio
comanche demasiado lejos no consigues la imagen y demasiado cerca no
podrás contarlo. Destaca tres formas de cómo pueden matarles:
cuando toca toca; cuando llevas poco tiempo; o por la ley de
probabilidades. Así menciona a compañeros que murieron en
conflictos bélicos. Pero también a los supervivientes del oficio,
ese que Leguineche dice que está formado por
las tres Des: Desequilibrados; Divorciados; Dipsómanos.
Comenta
como se vive en los hoteles de los reporteros, pues son su cuartel
general, y cada guerra está ligada al nombre de un hotel. Critica a
los que sólo van a hacerse la foto, tanto periodistas como
personajes relevantes.
Tiene
partes donde habla de: las entradillas; la suerte; largarse de los
sitios; la jubilación; Mostar; tipos raros; mujeres en la guerra.
Hace un recorrido por todo lo que conllevan los conflictos armados.
Dice que todos son el mismo porque siempre hay “un par de
desgraciados con distinto uniforme que se pegan tiros el uno al otro,
muertos de miedo en un agujero lleno de barro, y un cabrón con
pintas fumándose un puro en un despacho climatizado, muy lejos, que
diseña banderas, himnos nacionales y monumentos al soldado
desconocido mientras se forra con la sangre y la mierda. La guerra es
un negocio de tenderos y de generales, hijos míos. Y lo demás es
filfa.”
De
esta manera alude al horror de la guerra, explicando que no lo
producen los muertos, las tripas y la sangre, pues el horror es la
mirada de un niño, sus ojos reprochando un dolor que no entienden, o
el vacío en la expresión de un soldado al que van a fusilar. Pero
sobre todo el horror es el asilo de ancianos de Petrinja, una
experiencia que no podrán olvidar, y que después de leerla yo
tampoco podré.
En
esos recuerdos de tanto dolor visto y sentido está el de un hombre
que tenía un fajo de postales de la ciudad de Mostar, primero les
contó su terrible historia (como la de tantas personas que sufren
viviendo en un país en guerra), después en esas postales estaba lo
único que quedaba de su ciudad y de su memoria. Todo estaba
destruido.
Y
la cuestión es por qué no se frenó esa barbarie, en este caso fue
la pasividad de Europa, donde mandó la miserable condición humana.
Pero
continuamos sin rectificar, siguen habiendo guerras y las atrocidades
no cesan. Este libro acerca una realidad vivida en primera línea,
deberías leerlo.
Algunas
frases del libros:
“En
la guerra, las cosas suelen discurrir más bien según la ley de las
probabilidades: tanto va el cántaro a la fuente que al final hace
bang.”
“Más
vale no hacer ninguna foto que hacer la última foto.”
“La
bala que te mata es la que no oyes pasar, recordó. La bala que te
mata es la que se queda contigo sin decir aquí estoy.”
“Todos
los ojos de todos los niños de todas las guerras eran una larga
recriminación sin palabras al mundo de los adultos.”
“La
memoria de un reportero siempre es la memoria de un largo álbum de
viejas fotos, de imágenes que a veces se funden unas con otras, de
recuerdos propios y ajenos.”
Contracubierta
o parte de la misma:
Un
relato, entre novela y reportaje, en el que Arturo Pérez-Reverte nos
muestra la guerra a través de la mirada de unos reporteros que se
hallan en el conflicto de la ex-Yugoslavia.Ilustración de la cubierta: A.G.E. Fotostock
Otro libro de este autor reseñado en este blog: "El pintor de batallas" (enlace aquí)
No he leído nunca nada de este autor, pero ya sois muchos que que me lo recomendáis. No creo que tarde en leerme algo de él,pues veo que tiene muchas grandes obras. Muchas gracias por tu reseña.
ResponderEliminarKiss
La Estupenda
El ojo que todo lo lee: por mi parte te recomiendo este libro y también "El pintor de batallas", sin embargo leí el primero de Alatriste y no me convenció.
EliminarUn abrazo
No soy demasiado fan del autor. Un beso ;)
ResponderEliminarNatàlia: la verdad es que yo tampoco lo soy mucho, pero este libro es muy recomendable, es una experiencia directa sobre los reporteros de guerra.
EliminarUn abrazo
Una novela bastante buena. D lo poco que he leído del autor.
ResponderEliminarEva: es bastante impactante, muy bien narrada.
EliminarUn abrazo
Interesante, pero ahora descanso de guerras. Un beso! Gracias por la reseña.
ResponderEliminarAmylois: pero no lo olvides, es una buena lectura.
EliminarUn abrazo
Leí Territorio comanche hace un tiempo y me pareció una buena obra, en ese estilo, ahora tan de moda, entre la ficción y la realidad, “novela sin ficción” lo llaman. A mi me gusta bastante, esta en concreto me gustó por mi interés sobre la guerra de los Balcanes.
ResponderEliminarUn abrazo!!
U-topia: pues lee también "El pintor de batallas".
EliminarUn abrazo
Comprendo que APR no sea del gusto de todos. Es un autor poco acomodaticio. A mí sí me gusta, las últimas algo menos, se ve demasiado la excelente preparación, el andamiaje. "Territorio comanche", junto con "El pintor de batallas", son mis preferidas. En ellas el autor está en su salsa. No hay puramente ficción, pero sí hay narración, pulso, tensión. No sobran páginas (en otras sí) y transmite la opresión, la crueldad y los olores de la guerra. Yo sí la recomiendo. Y sus artículos periodísticos, de lo mejor que se escribe en este país.
ResponderEliminarAtticus: también leí "El pintor de batallas" y junto con "Territorio comanche" son libros muy bien escritos. Sin embargo no he podido con Alatriste, leí el primero a duras penas.
EliminarUn abrazo