ASESINATO EN LA PLAZA DE LA FAROLA. El primer caso del inspector Monfort de Julio César Cano

Me apetecía mucho leer este libro porque se desarrolla en Castellón, y nací allí. Tal vez por eso tenía las expectativas altas, y al empezar a leerlo me desilusioné, porque no acababa de engancharme la trama. Pero no quería dejar la lectura a medias, más por cabezonería que por otra cosa, y menos mal, porque hacia mitad novela más o menos empezaron a intrigarme las situaciones y los nuevos personajes, y el resultado final mejoró. Influenciada esa mejora por la ambientación, pues los escenarios donde transcurre la historia, poblaciones, hoteles, restaurantes, establecimientos, lugares, me han resultado bastante cercanos pues en su mayoría existen de verdad.

El inspector Monfort es de Barcelona pero su familia es originaria de Vilafranca (Castellón). Lleva sobre sus espaldas el peso de su viudedad, situación que le ha marcado el carácter. Es un amante de la buena mesa, y lo demuestra en numerosas ocasiones a lo largo del libro, incluso sus recomendaciones pueden servir de guía gastronómica si vamos por la zona. Está bien considerado a nivel profesional, y parte de su método para esclarecer un crimen es conocer a fondo a la víctima y su entorno.

Le va a ayudar en este caso la agente de policía Silvia Redó, que es de (Massalfassar) Valencia. También tiene un pasado que le ha marcado, y está muy bien considerada en el cuerpo porque ha resuelto casos complicados.

Quien les pide ayuda para resolver el caso del asesinato en la plaza de la Farola es el Comisario Romerales de Castellón, porque le aprietan desde la Alcaldía y el Ministerio del Interior, exigiéndole que resuelva el caso. En este punto me ha sorprendido bastante la situación, porque parece un caso de asesinato corriente y que intervengan las altas esferas, y se movilice a policías de otras provincias no lo acabo de encajar. Pero desconozco como funciona en realidad. Y además en la novela creo que ha servido para hablar del tema del partido que ha estado gobernando los últimos años en Castellón.

Un personaje que no me ha pasado desapercibido ha sido el de la abuela Irene, con un papel enigmático, de breve aparición, pero clave. Y con una escena de cuentacuentos en la librería Argot (otro lugar real).

Hay más personajes que aparecen, con mayor o menor protagonismo, en la novela. Personajes de diversas procedencias, profesiones, estatus social e inquietudes, pero precisamente irlos conociendo y deduciendo su participación en el asesinato forma parte de la intriga de esta historia que va resultando sorprendente por los giros que toma. Junto al recorrido, casi turístico, por las Villas de Benicàssim, por las calles de Castellón y por otros lugares de la provincia, mostrando aspectos muy conocidos de la zona. Han conseguido hacerme pasar unos momentos agradables de lectura.

Y este libro es el primero de los protagonizados por el inspector Monfort, le sigue “Mañana, si Dios y el diablo quieren”.

Algunas frases del libro:

“Recuerda, cuando estés triste, piensa que Violeta vive también aquí, entre estos cantos rodados de la playa, pero sobre todo mira en tu interior, porque ella vivirá en él todos los días de tu vida.”

Contracubierta o parte de la misma:

Castellón de la Plana. Un vagabundo es asesinado en el cajero de una oficina bancaria de la céntrica plaza de la Independencia, conocida popularmente como la plaza de la Farola. El inspector Bartolomé Monfort se traslada desde Barcelona para trabajar en el caso, a petición del comisario Romerales, jefe de la policía de Castellón.

Monfort, con un pasado triste y turbio, investiga este extraño asesinato en el que se mezclan la codicia, las drogas, la envidia, la venganza y otras miserias poco aireadas de esta ciudad acomodada.

El inspector Bartolomé Monfort, un policía como los de antes, usará su intuición y métodos a veces peculiares para resolver un extraño y más sorprendente caso.

@AlCalordeLibros