Unas vacaciones en invierno son las que protagonizan un matrimonio ya jubilado, quienes realizan un viaje a Ámsterdam. Pero no van a ser las aventuras y desventuras de una escapada vacacional la historia que se esconde en este libro. Sino algo más profundo sobre la condición humana, la vida en pareja, lo que sabe el uno del otro, lo que se guarda dentro durante mucho tiempo y las heridas del pasado. Además aflora un tema impactante que le ocurrió a ella cuando estaba embarazada y vivían en Belfast. Por lo que esta lectura, que a priori me parecía que iba a ser un paseo por los canales de Ámsterdam, me ha resultado bastante intensa.
Stella y Gerry llevan toda una vida juntos. Con el paso del tiempo la convivencia se ha ido deteriorando. Distanciándose hasta el extremo de dejarse su espacio en casa. Cada uno tiene sus rutinas, pero por separado.
La sensación es que él se deja llevar, que no se plantea nada, y que sus vasos de whisky le ayudan a continuar cada día.
Mientras que ella está cansada de la vida que llevan, se siente perdida, sin objetivos. Y precisamente el ir a Amsterdam es por una idea que tiene para encontrarse a sí misma.
En este viaje de vacaciones va intrínseco un viaje interior. Motivado por una crisis existencial. Con preguntas de esas que se tiene que responder uno mismo, mientras indaga en su propio yo.
Los acontecimientos se suceden con un ritmo lento pero sin pausa. Descubriéndonos con cuenta gotas como su relación ha podido llegar hasta el presente. Como los obstáculos de la vida les han afectado y, en cierta manera, han sido una conexión en su matrimonio.
La cuestión es si ¿conseguirán que el círculo se cierre?
Algunas frases del libro:
“Hay preguntas importantes que precisan respuestas ¿Cómo podemos vivir nuestra vida de la mejor manera posible? ¿Cómo podemos vivir una buena vida?”
“Para batirse en retirada rápidamente, una tenía que saber primero adónde quería ir.”
Contracubierta o parte de la misma:
Gerry y Stella Gilmore–una pareja de jubilados irlandeses que vive en Escocia–han decidido pasar un fin de semana largo en Ámsterdam para cambiar de aires. Su relación, aparentemente agradable y segura, transcurre en una apacible rutina. Sin embargo, Gerry tiene un serio problema con el alcohol, al que recurre a diario pensando que Stella desconoce el grado de su adicción. Ella lo tolera discretamente, como tolera sus manías y lo que ella percibe como falta de sensibilidad e inquietudes. A medida que el fin de semana avanza, se va haciendo evidente la magnitud de la distancia que les separa y que quizá sea ya insalvable.
Traducción de Álvaro Marcos
Título original: Midwinter break
Imagen de la cubierta: Craig Whitehead/unsplash
Hola! No conocía el libro y pese a que no tiene mala no termina de atraerme del todo y tengo demasiados pendientes así que no lo descarto del todo. Gracias por tu reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
Pues tiene una pinta de lo más interesante. Esos planteamientos vitales que una se hace en determinados momentos, pueden salir por cualquier sitio. Y si se trata de un matrimonio afincado en la rutina, en el uno más uno (que no siempre da dos), en la estabilidad por la inercia... Lo dicho: muy interesante.
ResponderEliminarUn beso.
Tiene muy buena pinta. De esas historias que suelo disfrutar mucho. TOmo nota, que no lo conocía.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola, pues yo también me habría imaginado un paseo por Ámsterdam. Pero bueno, tampoco viene mal así, en plan viaje interior aunque siempre he pensado que en los viajes uno ve las cosas co mucho más positivas y no se hace tantas preguntas existenciales. Me apunto a ver a donde van a parar estos dos.
ResponderEliminarBesos
¡Hola!
ResponderEliminarTodavía no he leído nada de esta autor, pero la verdad es que tengo muchas ganas de probar su pluma y este libro me llama mucho la atención. Definitivamente tengo que leerla.
¡Gracias por la reseña!
Un saludo
¡No conocía este libro!
ResponderEliminarSolo con tu primer párrafo ya me has convencido. ME lo llevo. Me encanta esta editorial (no sus precios)
Besos.