La alternancia de
capítulos cortos, con dos espacios temporales, 1942 y 2002, consigue que ambas
historias te atrapen, esperando la conexión entre las dos en cualquier momento,
con cualquier nuevo personaje.
Las páginas dedicadas a
1942 están escritas en letra cursiva. Creando así una clara diferenciación
entre un relato y otro. En esta época la protagonista es Sarah, de 10 años. Y a
partir del momento en que la policía francesa llama a la puerta de su casa y se
los llevan (me ha recordado al libro “Entre tonos de gris” de Ruta Sepetys,
reseña aquí), su vida quedará marcada para siempre, como ya lo fue el día que
le cosieron en la ropa una estrella amarilla. Lo que le sucede a ella, y a
miles de judíos, hace que tomen fuerza palabras como: tristeza, horror, hambre,
desesperación, muerte. Y que uno de sus mayores deseos sea querer volver a su
vida de antes de esa estrella y de antes de que los hombres aporrearan su
puerta. Entre tanto terror siempre hay aunque sea un poquito de esperanza, y
son Jules y Geneviève quienes ayudándola se la dan. Lo que no quita que tenga
que convivir con pesadillas por el peso de la culpa que le produce una llave
(una escena que aunque la esperas no deja de dolerte).
Las páginas que relatan
lo que sucede en 2002 están escritas con letra normal. Aquí será Julia el
personaje principal, periodista americana que vive desde hace bastantes años en
París, casada con un francés, con una hija, Zöe de 11 años, que se van a mudar
a casa de mamé (abuela de su marido). En la revista que trabaja le encargan que
escriba sobre el sexagésimo aniversario del Vel’d’Hiv, Vélodrome d’Hiver, un
hecho que ocurrió en la capital francesa el 16 de julio de 1942. En su
investigación se encuentra con que parece que es algo olvidado, y según estira
del hilo se siente abrumada por las emociones. Removiendo recuerdos tristes y dolorosos
que destapan un secreto oscuro guardado 60 años, en el que su familia política,
los Tézac, y en concreto su suegro Eduard, tienen un papel especial.
Como todas las historias
sobre el holocausto hay mucha dureza en esta novela, escenas trágicas y que
remueven los sentimientos. Algunos de los acontecimientos son reales, y otros
muy parecidos a la realidad. Lo que sucedió aquel 16 de julio de 1942, conocido
como Vel’d’Hiv, fue una gran redada de la policía francesa que detuvo a miles
de familias judías, sobre todo, muchísimos niños, y estuvieron varios días en
el Velódromo de Invierno, en condiciones infrahumanas, para después ser metidos
como ganado en vagones de tren para llevarlos
a Auschwitz y gasearlos. Y no fue hasta 1995, con Jacques Chirac como presidente
de Francia, cuando se llamó la atención sobre el papel del gobierno francés
durante la Ocupación. Aquellos fueron los días más oscuros de la historia de
Francia. Ahora aquella terrible tragedia, aquel viaje hacia el horror, la
sombra de la Shoah (holocausto en hebreo), las personas inocentes, la
persecución, acoso y terrible destino de miles de judíos franceses y la
complicidad del Estado francés, no serán olvidados.
La autora se ha
documentado, y ha puesto una bibliografía al final del libro. También al
principio hay una referencia al libro “Suite francesa” de Irene Némirovsky
(reseña aquí), una lectura de las imprescindibles. Y se ha hecho una película
en 2010, dirigida por Gilles Paquet-Brenner, y
protagonizada por Mélusine Mayance y Kristin Scott Thomas.
Este relato es un
homenaje a los niños. Porque es muy importante:
Zakhor, Al Tichkah =
Recordar, nunca olvidar
Algunas frases del libro:
“Pero cualquier cosa era
mejor que estar allí, pensó. Cualquier cosa antes que ese infierno, entre el
hedor, el calor y el polvo, la gente gritando y muriendo.”
“Escapar era la única forma de recuperar cierto control sobre esta nueva vida que no podía entender.”
“Se preguntó cómo las calles y los edificios podían permanecer inmutables y en cambio las vidas se podían transformar y destruir de golpe.”
Contracubierta o parte de la misma:
París 1942. Las
autoridades arrestan a 13.000 judíos. El pequeño Michel se oculta en un
armario. Su hermana Sarah cierra la puerta para protegerle y se guarda la
llave. Pero el destino de la familia Starzynski es protagonizar una de las
páginas más tristes de la historia.
París 2002. Julia Jarmond
prepara un reportaje con ocasión del sexagésimo aniversario de la redada. La
reportera reconstruye el itinerario de los Starzynski y la lucha de Sarah por
salvar a su hermano. La epopeya de la niña judía será un ejemplo a seguir para
Julia y para quienes han vivido marcados por el peso de la culpa.
Traducción de José Miguel
Pallarés
Lleva tiempo entre mis pendientes este libro. A ver cuándo me animo, que por temática, estoy segura que me va a encantar.
ResponderEliminarBesotes!!!
Margari: estaré atenta a tus reseñas, para ver que te parece.
EliminarUn abrazo
Tengo varios libros de esta temática en el punto de mira, no sé si me animaré a incluir uno más... 1beso!
ResponderEliminarTizire: sí, es un tema del que se ha escrito mucho, pero este en concreto recuerda un hecho que sucedió en París y que, tal vez, está más olvidado, me refiero al velódromo.
EliminarUn abrazo
Una lectura que disfruté mucho, aunque con el estómago hecho nudo. ¡Qué terribles historias! pero concuerdo: deben contarse, para que no vuelvan a repetirse.
ResponderEliminarUn beso,
Ale.
Ale: son terribles porque por desgracia sucedieron. Pero aunque duela no debemos olvidarlas.
EliminarUn abrazo
Me ocurre como a Margari y es que lo tengo pendiente desde que se publicó.
ResponderEliminarBesos.
Manuela: pues a ver cuando le encuentras un hueco, y nos cuentas qué tal.
EliminarUn abrazo
Yo he visto la película me gustó, es una historia tremenda, no sé si me animo con la lectura, estos temas me cuestan un poco.
ResponderEliminarBesos
Marilú cuentalibros: yo tengo pendiente la película, que ahora que he leído el libro me gustaría verla. Aunque se me vuelva a encoger el corazón.
EliminarUn abrazo
Me lo apuntó. Suena interesante.
ResponderEliminarLa Musa y el Espíritu: es de esas novelas que dejan un poco de huella.
EliminarUn abrazo
Leí el libro. Ameno, pero no me dejó gran huella...
ResponderEliminarUn abrazo
Ana Blasfuemia: a mi si me ha dejado un poquito, toca la fibra sensible.
EliminarUn abrazo
Una temática tremenda. Lo tendré en cuenta pero... en estos casos siempre e de buscar el "momento" adecuado.
ResponderEliminarUn besin
Anuca: el tema es delicado, y mejor encontrar un buen momento de ánimo.
EliminarUn abrazo
Me pareció una lectura entretenida, pero siempre he tenido la sensación de no haberlo cogido en un buen momento y por eso mismo no haberlo disfrutado del todo
ResponderEliminarBesos
Mientras Leo: eso pasa, según el momento sentimos lo que leemos de una manera u otra.
EliminarUn abrazo
Vi la película y me gustó mucho pese a ser una historia tremenda.
ResponderEliminarAbrazo!
Zamarat: ahora tengo pendiente la película.
EliminarUn abrazo
Lo malo de este tipo de libros es que, por un lado, ya conoces la historia. Y por otro, el lector está "entregado", es decir, empatizamos tanto con las historias que nos nubla a menudo el juicio literario.
ResponderEliminarCreo que no es un gran libro (como "El niño del pijama de rayas", por otra parte). Pero hay un par de elementos que lo hacen destacable, y los dos giran en torno a la idea de culpa: el primero es el de la protagonista, que se descubre al final. El segundo es el de los propios franceses, que aún hoy se avergüenzan de eso que ocurrió en la capital, en el corazón de París, en su maravilloso velódromo de invierno. Por cierto, que nadie lo busque: fue demolido, seguramente para que su presencia no recordase este sonrojante y culpable episodio en el que una de las naciones creadoras de la tolerancia se hizo cómplice del mal con uniforme militar.
Atticus: a mi una de las cosas que más me han llamado la atención es esa referencia al comportamiento de las autoridades francesas cuando la ocupación alemana. Es parte de la historia y no debe olvidarse.
EliminarUn abrazo
La verdad noi me anima mucho!
ResponderEliminarbesos
Alejandra Paz: pues entonces a elegir otra lectura, que hay muchas.
EliminarUn abrazo
Lo leí hace algún tiempo y efectivamente, lo de la llave aunque te lo esperas no por ello se te hace menos duro. Qué mal rato pasé...
ResponderEliminarEspe: es cierto, aún imaginando lo que va a suceder resulta muy doloroso.
EliminarUn abrazo