Dividido
en cuatro partes y un epílogo, el desarrollo de la historia va
cronológicamente hacia atrás, para regresar al punto de inicio. Y
precisamente el epílogo es lo que cierra el círculo. En una trama
donde nada está al azar, todo tiene una conexión, sobre todo la
figura de Jeanne Hébuterne (pareja de Modigliani), representada con
uno de sus retratos, y la joven Camille, pues su reacción ante la
adversidad y la desesperación es similar.
El
inicio de la novela te hace pensar que el arte, los museos, serán
los protagonistas, pero es mucho más profundo lo que se esconde
detrás. Y es que Foenkinos tiene una manera especial y personal de
contar las cosas, de transmitir con una gran sensibilidad las
situaciones más complicadas que viven sus personajes. Así como el
detalle de poner notas a pie de página que son reflexiones del
narrador, algunas con un puntito de ironía.
En
esa primera parte el protagonista es Antoine Duris, 37 años,
profesor titular universitario de Arte en Lyon, que lo deja todo para
presentarse a un puesto de vigilante de sala en el Museo de Orsay en
París. Poco sabremos de sus motivos, tan solo que necesita tiempo
para sí mismo. En su huida se da cuenta de lo difícil que es
escapar de la vida social, y pasa por una reeducación social. En su
nuevo trabajo, aparte de vigilar, ejerce de observador de la
sociología humana. Se fija en como reacciona la gente ante un
cuadro, en este caso el retrato de Jeanne Hébuterne pintado por
Modigliani, y el efecto que causa la belleza del arte en las
personas.
La
primera asombrada de su cambio tan drástico de profesión y de vida
es Mathilde Mattel, la directora de recursos humanos del museo, que
no lo entiende, pero intuye que detrás hay algo más.
Pero
también su hermana Éléonore está extrañada y preocupada, ella
solo sabe que ha dejado su trabajo y su ciudad. Y lo que resulta
curioso, y preocupante, es el como lo encuentra, con una alerta de
correo con su nombre, y le saltó a una noticia en twitter. Lo que
muestra claramente lo expuestos que estamos. Y lo difícil que es
mantener la privacidad desde que existe internet.
La
incógnita de lo que le pasa a Antoine Duris continua, y en las
siguientes partes el tiempo retrocede y la protagonista pasará a ser
Camille Perrotin, una alumna brillante en el instituto, que es
absorbida por el proceso de crear – pintar. Y ambos coincidirán en
la universidad.
Pero
como decía al principio lo que se esconde detrás del argumento es
mucho más profundo. Trata temas complicados y dolorosos como la
dificultad de superar una situación muy traumática, el tormento
interior que esto conlleva, la complejidad de las relaciones
personales y el sentimiento de culpa. Por lo que es una historia que
ahonda en la condición humana.
Me
gusta como escribe David Foenkinos por su delicadeza, y en este libro
por como ha utilizado la belleza del arte como forma de consuelo.
Algunas
frases del libro:
“La
belleza es siempre el mejor recurso contra la incertidumbre.”
“Las
personas que sufren se agrupan en dos bandos. Las que resisten
mediante el cuerpo y las que resisten mediante la mente. O una cosa o
la otra; raras veces se dan las dos.”
“La
curiosidad delimita el mundo de los vivos del de las sombras.”
“Había
que cortar por lo sano para abreviar la confusión.”
“Hablar
de lo que a uno le gusta es una manera fácil de hablar de sí
mismo.”
“Comprendía
el poder cicatrizador de la belleza. Frente a un cuadro no somos
juzgados, el intercambio es puro, la obra parece entender nuestro
dolor y nos consuela a través del silencio, permanece en una
eternidad fija y tranquilizadora, su único objetivo es colmarnos
mediante las ondas de lo bello.”
Contracubierta
o parte de la misma:
Antoine
Duris es un prestigioso profesor en la Escuela de Bellas Artes de
Lyon. De un día para otro, sin embargo, lo deja todo para
convertirse en vigilante de la sala que alberga el retrato de Jeanne
Hébuterne de Modigliani.
Mathilde,
su jefa y directora del Museo de Orsay , se encuentra tan perpleja
como atraída por su extraña personalidad y el enigma de su vida.
Algo terrible ha sucedido, pero ¿qué? De momento, para alivio de su
pena, Antoine solo ha encontrado un remedio: dirigirse hacia la
belleza.
Traducción
del francés de Regina López Muñoz
Título
original: Vers la beauté
Imagen
de la cubierta: Alicia Arias
Justo hoy reseñaba "La delicadeza" en el blog y te diré que me ha gustado muchísimo, así que tengo en cuenta esta lectura, porque no quiero perder la pista al autor.
ResponderEliminarBesos.
Tengo muchas ganas de estrenarme con el autor.
ResponderEliminarUn beso 😉
Hola! No conocía este libro pero lo cierto es que no me atrae mucho el argumento así que voy a dejarlo pasar. Muchas gracias por tu reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
Leí el año pasado La delicadeza y me conquistó la forma que tiene el autor de contar, de transmitir. Éste ya lo tenía en mi lista de pendientes y con tu reseña sube puestos.
ResponderEliminarBesotes!!!
También me gustó mucho aunque alguna costilla me chirrió un poco sobre todo en lo de la directora. Es un libro como dices más profundo de lo que parece. Yo también destaco la sensibilidad de Foenkinos, tiene algo muy especial.
ResponderEliminarBesos
Me impongo como obligación perentoria leer algo de David Foenkinos este año (si puede ser este mes, mejor que mejor) pues aún nada suyo ha caído en mis manos. este título parece bueno y por los temas que toca creo que me va a gustar. Me lo anoto.
ResponderEliminarUn beso
Sigo sin conocer a este autor, próximamente sale uno nuevo, a ver si con ese me animo.
ResponderEliminarBesos
¡Hola! Yo leí "La delicadeza" y me gustó mucho como escribe, y recuerdo que también pensé que lo que nos contaba, lo contaba con mucha delicadeza (como el título de su libro), de una forma especial. La verdad es que tengo en mente volver a leer al autor, igual me animo con este
ResponderEliminarBesos
Me encanta Foienkinos, por tanto me encanta toooodo lo que escribe. Y este en concreto, también me gustó muchísimo. Besos desde locura de lectura
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