Es
un libro para leer despacio, incluso recomiendo releerlo, para
extraerle al máximo su contenido. Pues aunque está clasificado como
novela podría ser perfectamente un ensayo. No sigue una línea
argumental, ni una trama, más bien es un paseo por los pensamientos
de un joven psiquiatra que trabaja en un hospital de New York. Son
divagaciones y reflexiones sobre escenas cotidianas que pone en
marcha su mente. Mientras va encadenando pensamientos a los que su
mente asigna un lugar: felicidad o tristeza. Basándose en que la
condición humana está sujeta a una lucha constante por modular los
pensamientos.
Ese
paseo también es algo físico, pues camina por su ciudad, New York.
Unas caminatas que satisfacen una necesidad: le sirven de desahogo
tras su trabajo. Descubriendo su calidad terapeútica. Pues deambula
en libertad, sin que sus decisiones tengan consecuencias. Mientras,
observa a la gente.
Esa
faceta de observador la inicia desde una ventana de su casa,
fijándose en las aves migratorias. Y este tema tiene su vínculo con
el final del libro.
No
sólo recorre New York, también hace un recorrido por Bruselas y
Nigeria. Y de estos lugares cuenta variedad de situaciones, de
experiencias personales, de hechos pasados y presentes. Que llevan de
unos temas a otros: soledad; inmigración; racismo; política;
islamismo; Palestina; relaciones personales; música; arte;
literatura; psiquiatría; sus orígenes africanos.
Con
amplitud de personajes con los que tiene contacto en algún momento.
Recordando
alguno de los instantes de este libro destaco:
las
visitas a su antiguo profesor Saito, de quién aprendió el arte de
escuchar y adquirió la capacidad de deducir una historia de lo que
se omitía;
el
momento y cruce de palabras con un maratoniano;
el
encuentro con su vecino, planteando hasta que punto son dos
desconocidos, que ni sabía que había muerto su mujer en la pared de
al lado de su casa;
la
experiencia sin palabras junto a su abuela (oma) mientras sus padres
hacían una excursión en Nigeria;
la
conversación con su compañera de viaje en el vuelo a Bélgica;
la
relación que establece con Faruk en Bruselas, sus conversaciones, y
la reflexión sobre un locutorio, como un sitio donde personas de
diferentes lugares comparten un pequeño espacio;
la
reflexión en un pub en Bruselas, donde piensa que los clientes son
congoleños (sería lo lógico, su lógica), pero son ruandeses,
entonces sus pensamientos cambian, y se plantea qué hay detrás de
esos jóvenes que han vivido en Ruanda (lo mismo que los que han
vivido en Serbia, Croacia, Sierra Leona o Liberia) países que han
tenido graves conflictos, esos jóvenes puede que hayan matado y
hayan aprendido a parecer inocentes;
la
relación con su madre, y a su vez la de su madre y su abuela,
marcada por el trasfondo de la guerra en Alemania;
el
reencuentro con Moji, la hermana de un compañero de Nigeria. Y la
historia que ella le cuenta;
la
referencia a la película española “El espíritu de la colmena”
de Víctor Erice. Como dato curioso;
y
la referencia al atentado de las torres gemelas, con la reflexión de
que se quiso reconstruir muy rápido, no completándose el duelo,
dando como resultado una capa de angustia en la ciudad.
Y
mucho más, porque entre sus páginas se recogen muchas reflexiones
sobre la condición humana.
Algunas
frases del libro:
“Nueva
York fue tramándose en mi vida a ritmo de caminata.”
“El
solar era un palimpsesto, como la ciudad toda: escrito, borrado,
reescrito.”
“La
gente puede vivir junta sin dejar de mantener intactos sus propios
valores.”
“Tomé
conciencia de lo fugaz que era el sentimiento de felicidad, de cuán
endebles son sus bases: un restaurante cálido después de la lluvia,
olor a comida y vino, conversación interesante, la tenue luz del día
en la lustrada madera de cerezo de las mesas. Mover el ánimo de un
estado a otro costaba tan poco esfuerzo como mover piezas en un
tablero de ajedrez.”
“Era
imposible imaginar cuántas historias pequeñas cargaba consigo gente
de toda la ciudad.”
“Me
asombré por dentro de cómo quemaba etapas la vida.”
“Leer
en voz alta es dar voz a las palabras de otros.”
“En
el campo de los problemas mentales el diagnóstico es un arte más
delicado, porque a veces ni los síntomas de mayor peso son visibles.
Es un arte especialmente resbaladizo porque fuente de información
sobre la mente es la propia mente, y la mente es capaz de engañarse
a sí misma.”
Contracubierta o parte de la misma:
Julius,
un joven psiquiatra nigeriano residente en un hospital neoyorquino,
deambula por las calles de Manhattan. Caminar sin rumbo se convierte
en una necesidad que le brinda la oportunidad de dejar la mente libre
en un devaneo entre la literatura, el arte o la música, sus
relaciones personales, el pasado y el presente. En sus paseos explora
cada rincón de la ciudad. Pero Julius no sólo recorre un espacio
físico, sino también aquel en el que se entretejen otras muchas
voces que le interpelan.
Traducción
del inglés de Marcelo Cohen
Título original: Open City
Fotografía de la cubierta, by Fondo Fotográfico
F. Català-Roca - Archivo Fotográfico del Archivo Histórico
del Colegio de Arquitectos de Cataluña
Con este libro tengo mis reservas, me llama mucho la atención pero no sé si sabré disfrutarlo.
ResponderEliminarBesos
Marilú: es un tipo de lectura al que hay que encontrarle su momento. Y su tiempo.
EliminarUn abrazo
No lo conocía, pero tiene buena pinta, sobre todo por eso que cuentas de la condición humana. Me lo llevo anotado. Abrazo!
ResponderEliminarZamarat: sin profundizar pero plantea interesantes reflexiones.
EliminarUn abrazo
Un libro muy interesante por lo que cuentas. Me lo llevo bien apuntado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Margari: entonces si al final lo lees ya contarás tu opinión.
EliminarUn abrazo
Para esta novela se necesita una tranquilidad que no tengo.
ResponderEliminaralbanta: requiere de lectura reposada. Incluso relectura para sacarle más provecho. Lo que significa: tiempo.
EliminarUn abrazo
Puede ser un paseo físico y mental de lo más interesante, pero ahora mismo lo veo algo exigente para lo que estoy buscando en literatura. 1beso!
ResponderEliminarTizire: si con el tiempo se sigue interesando ya le encontrarás su momento.
EliminarUn abrazo
Yo tengo pocos libros que me guste releer, pero este tiene pinta de que podría pasar a engrosar mi lista.
ResponderEliminarEspe: para mi releer me resulta complicado, porque siempre priorizo por nuevas lecturas. Pero libros como este se merecen dedicarle un poco más de atención.
EliminarUn abrazo
Me lo anoto blanca, que creo que puede gustarme.
ResponderEliminarUna petición muy personal: ¿puedes agrandar la letra de los post? Lo mismo sólo me pasa a mí, que me hago viejuna, pero es que me cuesta leerlos ya :(
bsos!
rossy: gracias a tu petición he indagado por la configuración de blogger y he conseguido hacer la letra más grande. Ahora yo también lo leo mejor :)
EliminarUn abrazo
¡Mil gracias! Ahora veo la de mi blog muy pequeña también, así que esta noche indagaré yo, o si ves esto: ¿me mandas un mail o me contestas por aquí diciéndome dónde has tocado exactamente?
Eliminarbsos!
Jo, qué buena pinta. Y es que esta editorial pocas veces falla. Me lo apunto
ResponderEliminarBesos
Mientras Leo: tienes razón con la editorial, porque edita muy buenos libros. Como los de Stefan Zweig.
EliminarUn abrazo